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El mejor crecimiento económico

Privado de recursos naturales, Yibuti apuesta por su excepcional situación geoestratégica. Según un reciente informe del Banco Mundial, a pesar de la difícil situación internacional debido a la crisis sanitaria, el país debería tener la mayor tasa de crecimiento de África en 2021, con una previsión del 7,1%. Yibuti tiene la ventaja de estar situado en uno de los corredores marítimos más densos del mundo, que controla el acceso al Mar Rojo. Por ello, el país se ha embarcado en ambiciosos proyectos de infraestructuras portuarias. El nuevo puerto de aguas profundas de Doraleh es ahora uno de los más eficaces de la región. El ferrocarril entre Yibuti y Addis Abeba, que no funcionaba desde 2010, se reabrió en enero de 2018. Yibuti sueña con convertirse en un centro mundial de transporte aéreo-marítimo de mercancías, un centro para el transporte de mercancías en África. En enero de 2021, la firma de un acuerdo tripartito entre Ethiopian Airlines, Air Djibouti y el puerto de Djibouti consolidará esta ambición. La entrada en servicio de la Zona Franca Internacional de Yibuti (2018), así como el puerto de minerales de Goubet (2017) y el de Tadjourah (2017), ampliados por el corredor vial que une Balho, el puesto fronterizo con Etiopía, refuerzan el conjunto.

¿Un quinto mandato?

"La paz interna y la buena gobernanza": estos son los requisitos previos para la acción política, en palabras del Sr. Ismaïl Omar Guelleh, Presidente de la República de Yibuti, desde 1999. Reelegido en 2016 con el 86,68% de los votos en la primera vuelta, se espera que Guelleh siga al frente y se presente a un quinto mandato en abril de 2021. El balance económico y diplomático parece satisfactorio, pero aún queda mucho por hacer en el terreno social (sobre todo en materia de vivienda y empleo, ya que la tasa de paro aún no ha bajado del 60%). En el seno de la oposición se multiplican los llamamientos al boicot, y los atentados perpetrados por el grupo armado FRUD en varios lugares de Tadjourah, en el noreste del país, en enero de 2021, sólo sirvieron para enrarecer aún más el ambiente. La USN (Unión para la Salvación Nacional) y el RADDE del ex alcalde de Yibuti, Abdourahmane Guelleh, también consideran que no se dan las condiciones técnicas y políticas para garantizar unas elecciones transparentes. No se presentará ningún candidato.

Una región inestable

Somalia, Sudán, Yemen, Etiopía, Eritrea... Yibuti se encuentra en el centro de un arco de crisis que se extiende desde el Sahel hasta Oriente Medio. El país está jugando la carta de la estabilidad en un peligroso juego diplomático con sus vecinos directos. En el conflicto que asola Yemen desde 2015, Yibuti presta apoyo político a la coalición liderada por Arabia Saudí. El país acoge a 30.000 refugiados y solicitantes de asilo de los países vecinos, miles de etíopes que transitan a pie por Yibuti cada año en un intento de llegar a Arabia Saudí, atravesando el Yemen devastado por la guerra. El estrecho de Bab el-Mandeb, que separa Yibuti de Yemen, es objeto de tráfico de migrantes y refugiados en ambas direcciones. Con Etiopía, los lazos se estrechan en torno a intereses económicos y de desarrollo mutuos, pero la paz entre Etiopía y Eritrea podría suponer una amenaza para su prosperidad económica y el uso de sus infraestructuras portuarias. En este contexto, Yibuti lleva también algunos años intentando normalizar sus relaciones con Eritrea. Yibuti, un pequeño país con un alto valor estratégico, es un poco como el ojo de la tormenta, una tierra de paz y mediación en el corazón de una región atormentada.

El desafío eléctrico

La puesta en marcha de la línea de interconexión eléctrica con Etiopía en mayo de 2011: ¡la idea del proyecto nació en 1985! - ha cambiado radicalmente la situación, reduciendo considerablemente la factura. Pero Etiopía, que obtiene el 95% de su electricidad de las presas hidroeléctricas, también atraviesa una crisis energética que afecta al suministro eléctrico de sus vecinos. Las graves sequías que afectan a los niveles de agua han provocado un déficit de producción y fases de racionamiento que han llevado incluso a Etiopía a suspender las exportaciones. Ante la creciente demanda interna de Yibuti, el país desea asegurarse una fuente de producción nacional. La geotermia y la energía eólica podrían verse favorecidas, ya que una de las ambiciones de Yibuti es funcionar con energía "100% verde". Al menos sería una buena forma de compensar el déficit energético. El proyecto de construcción de una central solar fotovoltaica de 30 MW en el desierto de Grand Bara, apoyado por el grupo francés Engie, debería contribuir a una mayor independencia energética.

El agua, una prioridad nacional

Yibuti cuenta con algunos de los recursos hídricos más bajos del mundo, la mayoría de los cuales proceden de acuíferos volcánicos. Sin embargo, la creciente necesidad de agua ha llevado a la explotación intensiva de estas aguas subterráneas. El nivel y la calidad general de las aguas subterráneas han disminuido. Las repetidas sequías, el crecimiento de la población y el desarrollo de infraestructuras con gran consumo de agua han agravado la situación. El Ministerio de Hidráulica y la Oficina Nacional de Agua y Saneamiento de Yibuti (ONEAD) han hecho del desarrollo del sector del agua una prioridad nacional. Se han puesto en marcha varios proyectos de gran envergadura, como la construcción de una tubería de agua potable entre Etiopía y Yibuti y la construcción de una planta desalinizadora en Doraleh, que debería llegar a cubrir el 60% de las necesidades de la capital yibutiana. Sin embargo, el acceso al saneamiento sigue siendo inferior al 30% fuera de la capital y, a pesar de los esfuerzos por mantener a su población sin sed, la cuestión del agua seguirá siendo fundamental para Yibuti. El país ya figura en la lista de los 20 países más afectados por la escasez de agua en un mundo donde los recursos hídricos son cada vez más escasos. Las regiones áridas son las más amenazadas y podrían experimentar largos periodos de declive en el futuro, según un informe del Banco Mundial (2016).