Músicos, compositores y poetas
Déodat de Séverac - 1872-1921. Este compositor, que murió en Céret, expresó su amor por la región en una ópera, Le Coeur du Moulin, y en varias colecciones de bella música para piano.
Pau Casals 1876 -1973. El famoso violonchelista español, que revolucionó la historia de este instrumento con su moderna forma de tocarlo, huyó del régimen de Franco en 1939 y se instaló definitivamente en Prades en Conflent. Allí creó el famoso Festival en 1956. El maestro ya no se mueve; los artistas y el mundo vendrán a él.
Jordi Barre 1920- 2011. Cuando los viñedos rodeaban la ciudad (hasta los años 1950), el catalán era la lengua de todos e incluso la lengua de la vid, según los ancianos. Esta necesidad de redescubrir las propias raíces puede haber llevado a los catalanes del norte a apropiarse de Jordi Barre. El cantante de la Nova Cancó catalana falleció a los 91 años y su voz de crooner sigue dando escalofríos. El hombre de las doscientas composiciones ha dejado un gran vacío.
Cali. Este joven músico del Vallespir ha triunfado en París, pero no ha olvidado su tierra catalana. Después de una juventud en la que recorrió los bares del departamento con su grupo Tom Scarlett, Bruno Calicciuri (así se llama), un compositor de talento, logró imponer su estilo y ganarse el corazón de un gran público.
Gérard Jacquet. Autor, compositor, intérprete, poeta y narrador, Gérard Jacquet fue durante muchos años presentador de France Bleu Roussillon. Sus canciones para vivir y reír son un reflejo de la vida aquí, de las plazas de los pueblos, de los ancianos que teclean el cartón y de las abuelitas que hablan frente a los portales. Definido como un soca, un tronco con largas y profundas raíces, sigue siendo uno de los principales transmisores de las tradiciones de los Pirineos Orientales.
La sardana
Las habaneras
Las habaneras son un género musical nacido en La Habana hacia 1830 y asimilado aquí a las canciones de los marineros. Durante el siglo XIX, muchos catalanes se marcharon para intentar hacer fortuna en Cuba (hoy, muchos cubanos llevan apellidos catalanes, como Partagas, la marca de puros mundialmente conocida). Los que hacían travesías regulares entre el viejo continente y el Caribe, a bordo de barcos cuyas bodegas rebosaban de ron y tabaco, traían consigo un poco de la cultura de las islas en cada viaje. En 1905, al estallar la guerra entre Cuba y España, se vieron obligados a abandonar la isla, llevándose en el recuerdo estas canciones oscilantes con acentos melancólicos mezclados con alegría, las zarzuelas, que a veces recuerdan el fado, el flamenco y los ritmos africanos. Los términos utilizados se refieren principalmente al mar, al marinero, a su entorno y, sobre todo, a las mujeres. Acompañadas por la guitarra, el acordeón y el contrabajo, las habaneras se transmiten oralmente hasta anclarse en la cultura catalana.
Rumba catalana
Al igual que la sardana o las habaneras, la rumba catalana forma parte del patrimonio cultural y es, sin duda, la que más público atrae. Una música mestiza con un toque de salsa, mambo, flamenco y una pizca de rock, jazzy e incluso más si se quiere. Está gozando de éxito internacional. Nacida en los años 1950 en los barrios de Barcelona, y más concretamente en el barrio del Raval, se atribuye a dos músicos gitanos, Orelles y Toqui, pero será bajo el impulso del gran músico Pedro Pubill Calaf (1935-2014), conocido como Peret, cuando adquiera su dimensión universal. Peret es, de hecho, el inventor del famoso ventilador, una técnica que consiste en golpear el cuerpo de la guitarra con la mano derecha mientras se puntean las cuerdas en un movimiento rítmico que recuerda a las aspas de un ventilador. El 9 de agosto de 1992, las rumbas de Peret animaron la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona ante mil millones de telespectadores. En Francia, fue en Perpiñán, en el seno de la comunidad gitana del barrio de Saint Jacques, donde se introdujo la rumba catalana a principios de los años 1970. Pronto se extendió como un reguero de pólvora por los barrios de Saint Mathieu y Haut Vernet, dando lugar a una conmovedora y musculosa rumba perpiñanesa de ritmo vibrante y auténtico, defendida con gran pasión por los grupos locales. Fuente de inspiración para muchos artistas, existen multitud de grupos de éxito mundial que hoy en día mezclan la rumba catalana con otros géneros musicales. Cabe señalar que desde hace diez años se está estudiando un expediente para su reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.