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Escultura

Aristide Maillol - 1861-1944

Nacido en Banyuls-sur-Mer, el mayor escultor del siglo XX no dejó de celebrar la belleza y la gracia del cuerpo femenino a través de formas de gran simplicidad. Las modelos en las que se inspiró fueron las jóvenes en flor de su pueblo. Sus desnudos se exponen en Banyuls, Perpiñán, Céret, y también en París.

Célestin Manalt - 1867-1942

Nacido en Perpiñán, este genio polifacético, aún desconocido para el gran público, fue tapicero, fabricante de violines y luego violinista antes de dedicarse a la escultura. Sus obras como La duda, El esfuerzo, La prostituta, El mendigo, El niño con platillos, El hombre de la tierra o El violonchelista se exponen en las calles de Perpiñán, en la plaza de Bir-Hakeim o en el paseo de los plátanos.

Pintura

Hyacinthe Rigaud – 1659-1743

Fue el pintor oficial de Luis XIV y luego de Luis XV, y el retratista por excelencia de la élite europea. Pintó a La Fontaine, Boileau, Racine, Vauban, Bossuet, etc. Muchos de sus cuadros están expuestos en el museo que lleva su nombre en el corazón del viejo Perpiñán.

Henri Matisse y André Derain: el fauvismo

No eran catalanes, pero el famoso y atrevido movimiento pictórico que crearon nació en la región catalana. En el verano de 1905, Matisse y Derain se quedaron y trabajaron juntos en Colliure bajo una luz dorada que borraba las sombras. Comenzaron a utilizar colores complementarios aplicados con trazos amplios y enérgicos, buscando un equivalente de la luz más que su representación exacta. Los fauvistas rechazaron la paleta impresionista de tonos suaves y brillantes por colores puros y vivos. «No hay cielo más azul en Francia que el de Colliure… Solo tengo que cerrar las persianas de mi habitación y tengo todos los colores del Mediterráneo en casa», (Henri Matisse).

Salvador Dalí – 1904-1989

El ilustre pintor nacido en Figueres y sus fantasiosos vuelos literarios que le valieron este análisis cabalístico de la estación de ferrocarril de Perpiñán como centro metafísico del mundo. Y lo que decía el divino Dalí, como le gustaba llamarse a sí mismo, no podía ponerse en duda. Su museo, enteramente dedicado a él en Figueres, no tiene desperdicio.