Le conservatoire Benedetto Marcello a servi de décor dans le film Casino Royale © Aliaksandr Antanovich - Shutterstock.com.jpg
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Nacimiento de la Mostra

Fue en Venecia, en 1896, cuando Alexandre Promio, operador de los hermanos Lumière, captó una de sus tomas más conocidas: una panorámica del Gran Canal tomada desde un barco. Fue el primer travelling intencionado (movimiento paralelo de la cámara en relación con el sujeto). Con esta entrada en el mundo del cine, Venecia ya se había consolidado como una ciudad importante en el séptimo arte. En 1932, dejó su impronta con la creación de la Mostra Internazionale d'Arte Cinematografica. El festival fue bautizado como la primera exposición internacional de arte cinematográfico. Al igual que su vecino francés, el Festival de Cannes, sigue siendo una referencia para la profesión y el mundo del séptimo arte. La primera Mostra, idea del presidente de la Bienal de Venecia y otros colegas, no era aún un certamen. El festival se limitaba a presentar una serie de películas que acabarían convirtiéndose en auténticos clásicos, como Amor prohibido (1932), de Frank Capra, y Frankenstein (1931), de James Whale. Las estrellas más de moda de la época acudieron a esta primera cita cinematográfica veneciana: Greta Garbo, Clark Gable, sin olvidar al director italiano Vittorio de Sica. La Mostra aparece brevemente en La dama sin camelia (1953), del director italiano Michelangelo Antonioni. Desde hace casi 90 años, al final del verano, las principales estrellas del cine mundial se reúnen en la gran playa del Lido para asistir a la entrega de premios y galardones: los Leones, como las Palmas en Cannes y los Osos en el Festival de Berlín.

Los activos principales

Venecia ha aparecido en más de 200 obras de ficción, ya sea de forma furtiva o como parte de toda la trama. Aunque todas estas películas son obviamente de estilos diferentes, hay un género cinematográfico muy ligado a la ciudad: el romance. Aunque se trata de un tópico, también está totalmente en consonancia con la visión universal de Venecia: la de la ciudad del amor. Venecia es, además, la patria del rey de los corazones, Casanova, cuyo detestable personaje es retratado en la película de Fellini de 1976. La película, cuyos decorados se recrearon para la ocasión en los estudios Cinecittà de Roma, se titula El Casanova de Fellini. De este modo, el director apoya una visión personal del personaje más que una biografía real. Algunas de las obras románticas ambientadas en Venecia también nos cuentan la historia de turistas, como Jane (Katharine Hepburn) en Vacaciones en Venecia (1955), una cuarentona soltera que se cruza con un seductor anticuario, o Bruce Willis y Michelle Pfeiffer en Una vida juntos (1999), que acuden al bello Véneto para afianzar su relación. Los directores no se resisten a filmar los estereotipos más bellos de la ciudad, como el romántico paseo en góndola que comparten Serge Reggiani y Martine Carol en Les Amants de Vérone (1949), la adaptación de Romeo y Julieta realizada por André Cayatte.

Bazo y vagabundeo

Además del romance, Venecia es también un escenario ideal para vagabundeos melancólicos y otros tormentos. En la categoría de drama, encontramos la inigualable Otelo (1952), de Orson Welles, que necesitó dos años de rodaje y tres actrices para interpretar a Desdémona (Lea Padovani, Cécile Aubry y Betsy Blair). También está la adaptación de Michael Radford de El mercader de Venecia (2004), protagonizada por los legendarios Al Pacino, Jeremy Irons y Joseph Fiennes. La trama se desarrolla en una Venecia lúgubre y decadente y denuncia las injusticias cometidas contra los judíos a finales del siglo XVI, cuando vivían recluidos en el gueto. La imagen de Venecia en el cine es a veces poco brillante, ya que la ciudad aparece abandonada o moribunda. Este es el caso de dos películas del director italiano Luchino Visconti: Senso (1954) y Muerte en Venecia (1971). Senso cuenta la historia de la condesa Livia Serpieri, que se enamora de un oficial austriaco que la traiciona: se ve envuelta en las tramas de los Carbonari y del Risorgimento italiano. En esta película, Venecia aparece en ruinas. La película provocó polémica en el Festival de Venecia y fue ignorada por el jurado, que prefirió conceder el León de Oro a Renato Castellani por Giulietta e Romeo. Muerte en Venecia nos presenta una Venecia destruida por el cólera, que sirve de telón de fondo a la desgarradora historia de un profesor enfermo y su inconfesable pasión por una joven efebo. La muerte del profesor en la playa del Lido es absolutamente triste.

Persecución y destrucción

Pero el Véneto también es lugar para la aventura y la acción, como en Braquage à l'italienne (2003), donde Charlie Croker (Mark Wahlberg) y su equipo (Donald Sutherland, Edward Norton, Mos Def...) preparan el atraco perfecto en Venecia. Todo sale a pedir de boca, pero eso sin tener en cuenta la presencia de un traidor entre ellos... El famoso James Bond también se invita a sí mismo a la ciudad italiana, como en Moonraker (1979) donde 007, interpretado por Roger Moore, nos lleva en una persecución a través de la laguna veneciana, y también en Casino Royale (2006) donde el seductor agente, esta vez en la piel de Daniel Craig, lleva su conquista al magnífico Hotel Cipriani. No olvidemos la espectacular escena del derrumbe del Conservatorio Benedetto Marcello, afortunadamente sólo ficticia. En el género del cine de acción, no olvidemos The Tourist (2010), de Florian Henckel von Donnersmarck, o Inferno (2016), de Ron Howard. El Turista, un impresionante remake de suspense de la película francesa de Anthony Zimmer, protagonizada por Angelina Jolie y Johnny Depp, lleva a los espectadores a un sensacional viaje por la laguna de Venecia. Las escenas rodadas en el lujoso Hotel Danieli y en los Mercati di Rialto son particularmente especiales. Inferno es la tercera entrega de las aventuras de Robert Langdon (Tom Hanks). El famoso experto en simbología emprende una búsqueda para recuperar su memoria, a través de Europa y, en particular, de Italia. Aunque muchos de los escenarios de la película se sitúan en Florencia, también cabe destacar la Basílica de San Marcos, que una vez más presta sus magníficas galas al cine.