Los mejores restaurantes Emilia-Romaña

El menú es orgánico. Hot-dog vegetariano, medallón de tofu y espinaca, pastel de zanahoria…

Muy buena cocina y buena bodega.

Esta antigua osteria, situada en el corazón del barrio universitario, es muy popular por su cocina tradicional y su buen ambiente. Se puede comer, en grandes mesas de madera, excelentes platos de pasta (deliciosos tagliatelle al ragù) pero también otros platos locales. La Osteria dell'Orsa es también un lugar de intercambio, encuentros y cultura que refleja la tradición universitaria de Bolonia. Lugareños y visitantes se mezclan en una atmósfera cálida y alegre. El lugar suele estar abarrotado, por lo que tendrá que ser paciente. Este es un establecimiento muy bueno a un precio bajo.

En un antiguo edificio del centro histórico, con una gran sala de paredes de ladrillo y techos de madera, este restaurante de pescado tiene una característica especial: sirve únicamente el pescado capturado el mismo día a bordo del barco pesquero de la familia propietaria del restaurante. No hay un menú en concreto, sino propuestas de platos escritos en la pizarra y que cambian cada día, con propuestas habituales de tartar de pescado, frituras y risottos. Cuenta con una buena selección de vinos, una gran selección de espumantes italianos y algunos champanes.

Este es un restaurante boloñés clásico, situado en un callejón del centro de la ciudad desde finales de los años 1950. En esta discreta y acogedora trattoria, se respira un aire de la vecia Bulagna, la «vieja Bolonia». Ofrece comida tradicional, como la de las abuelas boloñesas, ocupadas en la cocina estirando la masa y rellenándola o cortándola en tallarines, viendo cómo se cuece a fuego lento el bollito misto o cómo se confita el stinco en el horno. Una cocina sencilla y sabrosa, reconfortante y sin sorpresas.

Cerca de la universidad, esta cantina es famosa por sus veladas musicales. Aquí se llega sobre todo para escuchar jazz donde grupos vienen a jugar en vivo. La carta de vinos es impresionante (más de 400 vinos). Es posibilidad de comer, pero la cantina tiene cada vez menos buena reputación en cuanto a su cocina.

Un templo de la cocina tradicional parmesana, una conocida trattoria que cuenta con sus clientes habituales y que atrae a la gente de paso por Parma. La reputación está totalmente justificada: sabrosa cocina local sin falsas notas, porciones muy generosas, y un ambiente alegre y auténtico, todo ello con una relación calidad-precio inmejorable. Magníficos platos de embutidos, pastas caseras(tortelli con calabaza o ricotta, y a las hierbas) y postres para morirse. El lugar siempre está lleno: es mejor reservar con antelación.

Este restaurante es muy apreciado entre los lugareños por la calidad y consistencia de su cocina. Los platos de la carta son clásicos pero bien ejecutados. Hay principalmente primi a base de pasta y una amplia selección de seconddi de carne, en salsa, empanada, asada al horno o a la brasa. Bonita y amplia sala blanca y un poco kitsch con sus falsas columnas; agradable terraza en verano. Muy cálida bienvenida y personal muy servicial. En el panorama culinario de la región, una apuesta segura a un paso de la plaza principal.

Cerca de la basílica de San Vitale, este elegante restaurante ofrece una cocina romañola creativa, con un menú que cambia cada dos meses para garantizar la frescura y la estacionalidad de los productos. Aunque la cocina está más orientada al mar, las opciones vegetarianas y de hortalizas no faltan. Como entrante, puede elegir entre las gambas con pasta Kadaif, el tartar de erizo de mar o los passatelli en caldo de marisco. Para el plato principal, fritto misto o costillar de cochinillo. El pan y los postres son preparados diariamente y la bodega es excelente.

Interior Art Déco y terraza en verano donde podrás degustar una cocina local.

En una de las calles más concurridas del centro histórico se encuentra la Ca' de Ven, en italiano casa del vino, un lugar cálido donde lugareños y turistas se reúnen en un ambiente alegre y relajado. Ubicado en un edificio que data de 1542, goza de un magnífico entorno con una serie de grandes salas que recuerdan a una antigua farmacia con altos estantes de madera, un jardín cubierto y una bodega de vinos con sus barriles. En el menú encontramos pastas, carnes a la parrilla o una piadina acompañada de una buena copa de vino.

No recomendado para los que buscan privacidad. Ermes sigue siendo la osteria más acogedora de Módena. En la pequeña sala de paredes recubiertas con paneles, compartirá la misma mesa que los demás comensales en un ambiente cálido y característico. No hay carta, el menú cambia cada día con algunas propuestas de primi y secondi, y la comida termina con un postre, un espresso y un limoncello o una grappa. Cocina local que gira en torno a las especialidades regionales. Una dirección imprescindible para saborear un momento de auténtica hospitalidad modenesa.

Este pequeño restaurante es muy apreciado por los lugareños por su cocina local servida sin alarde. Ambiente local garantizado. Propietario muy amable, productos frescos y excelente pasta casera, ¿qué más se puede pedir? Algunas especialidades: tortellini in brodo (con caldo), lasaña y escalope a la boloñesa, un escalope empanado con jamón serrano y queso. De postre, pruebe la zuppa inglese. Ambiente familiar. Stefano, el fotógrafo, y su esposa Marina, la escultora, atienden muy bien a sus clientes. Cuidado, se llena muy pronto.

Este restaurante, situado a 50 metros del Duomo, es un referente de la cocina local. La comida es buena y el ambiente es informal. El menú cambia con mucha regularidad, casi todos los meses, pero mantiene platos básicos como los tortellini, la pasta fresca y los postres caseros. El mousse de chocolate es uno de los favoritos. Podrá elegir entre distintas carnes, como chuletas de cerdo, cordero, conejo y la ternera más tierna.

Toda la tradición culinaria boloñesa, ¡con pasta casera desde 1963! Desde el mostrador, abundantemente provisto de pasta fresca para la venta al por menor, hasta las salas, el ambiente es acogedor y agradable. Se ofrecen dos menús: uno tradicional con clásicos como los tortellini en brodo y otro, innovador, con elaboradas recetas de productos de temporada, un buen equilibrio entre tradición y novedad. El servicio es rápido y la espera es corta, incluso cuando se forma la cola en hora punta. ¡Una visita imprescindible en la ciudad!

Un restaurante rústico situado justo delante del mar, pero que no ofrece platos de pescado. Aquí se honra la cocina de la Romaña, la de la tierra, con sus embutidos acompañados de piadine calientes, jugosas carnes a la parrilla, tagliatelle al ragù y tortelloni con mantequilla y salvia. Todo es casero, incluso la pasta fresca, se pueden probar platos tradicionales muy sabrosos. No se detenga en la fachada, que no es particularmente atractiva: aquí comerá bien y le recibirán con una sonrisa.

En esta excelente panadería se puede comprar gnocco fritto, una masa de pan frito que tiene la forma de un gran ravioli y que los locales tradicionalmente acompañan con embutidos. También hay diferentes tipos de panes, pizza por porciones, tartas y pasteles, así como una gran variedad de pasta fresca para ser cocinada más tarde o consumida en el momento (tagliatelle, pasta rellena, passatelli...). Bar abierto a todas horas para tomar un café o un aperitivo; es una pena que el servicio en el comedor no sea siempre el más amable...

No muy lejos de la catedral, este restaurante es todo un icono de la ciudad. La Casa di Ferrara (Ca' d'Frara en el dialecto local) ofrece platos de la tradición ferraresa y una carta creativa de productos de tierra y mar, con platos ingeniosos y coloridos que funden las cosechas locales en un apetitoso equilibrio de sabores. Todo está preparado con delicadeza y servido en una sala de un decorado elegante. Entre las especialidades: pasta casera, bollito misto, carnes al horno de leña y anguila. Se recomienda acompañar con un buen vino italiano.

Este restaurante, ubicado en medio de las marismas del delta y conectado a la carretera principal por un pequeño puente de madera, ocupa el edificio de un antiguo centro de pesca que aparenta flotar en el agua. En el interior, una pequeña sala de ambiente íntimo decorada con una gran chimenea, acoge un máximo de 24 personas para servir una cocina local y auténtica a base de pescado. Los platos de anguila son especialmente deliciosos. Detrás de la casa, encontrará una pequeña senda en medio de los rosales que le permitirá disfrutar de un agradable paseo. Un lugar maravilloso tanto por su cocina como por su ubicación.

Desde 1980, este local ha servido exclusivamente cocina a base de pescado; su lema es la frescura y calidad de los productos. Los platos son tradicionales, con antipasti de marisco crudo o cocido, pasta con vongole (almejas) y langosta, pescado a la plancha, frito y al horno. Ofrece un servicio cortés y atento que le guiará en la elección de los platos y del buen vino. Se recomienda encarecidamente reservar.