Los mejores restaurantes Emilia-Romaña

Desde 1980, este local ha servido exclusivamente cocina a base de pescado; su lema es la frescura y calidad de los productos. Los platos son tradicionales, con antipasti de marisco crudo o cocido, pasta con vongole (almejas) y langosta, pescado a la plancha, frito y al horno. Ofrece un servicio cortés y atento que le guiará en la elección de los platos y del buen vino. Se recomienda encarecidamente reservar.

Este pequeño restaurante retro, situado en un callejón del centro, ocupa una antigua cochera de carruajes que se convirtió más tarde en un taller de bicicletas. Lo fundaron cuatro amigos que querían crear un lugar sociable, fraternal y espontáneo, a su imagen y semejanza. El restaurante ofrece una selección de platos sencillos pero originales y, sobre todo, deliciosos, a un precio muy asequible. El ambiente es informal y bastante joven, el personal sonriente y amable. A los clientes también les gusta reunirse allí por la noche para tomar una copa con música difusa de fondo, que acompaña las conversaciones.

Restaurante especializado en albóndigas de todo tipo, de carne, de ave, de pescado y vegetarianas. El relleno picado se mezcla con una gran variedad de ingredientes, para todos los gustos: parmesano, mortadela, pistachos, ricotta, aceitunas, tomates confitados. Servidas como antipasti, en platos de pasta, en un caldo o cubiertas de salsa, estas polpette nos llevan de viaje a varias regiones de Italia. Deliciosos postres. Sala de restaurante muy agradable con una decoración bien pensada que mezcla el diseño industrial y los muebles de época.

Se trata de un excelente restaurante de pescado en el Borgo San Giuliano, antiguo barrio de pescadores de Rímini con sus coloridas callejuelas. Era aquí, cerca del puente de Tiberio y a principios del siglo XX, donde Marianna ofrecía comida y cobijo a las personas que pasaban por Rímini en la Via Emilia. Les cocinaba platos de pescado que conseguía de los pescadores de Borgo. Hoy en día, la trattoria continúa la tradición culinaria local ofreciendo especialidades de pescado y marisco, así como algunos platos de carne romañola.

Una verdadera institución en Cesenatico, que no se puede perder. Situado a lo largo de Porto Canale, este restaurante de pescado está especializado en frituras: varios tipos de pescado frito (¡sin espinas, garantizado!), calamares, patatas y verduras. Delicioso para comer o para llevar. También algunos platos: pasta, risotto, brochetas de pescado, y sugerencias del día según la pesca y los productos del mercado. Muy buenos postres caseros, como los sorbetes del día con fruta de temporada y los helados.

La Acquacheta es un establecimiento histórico. En 1822 era una posada donde los viajeros y sus caballos podían hacer una parada en su camino a través de los Apeninos. En la actualidad, el restaurante seduce a sus clientes con su cocina auténtica, que mezcla las tradiciones de la Romaña y la Toscana. En el menú, pasta fresca casera, funghi porcini y trufas en temporada, contundentes piezas de carne y caza. Cocina sabrosa y porciones copiosas. La casa también ofrece habitaciones, muy sobriamente amuebladas, pero cómodas y equipadas con TV y nevera.

Es dirección típica en el centro del pueblo que ofrece una honesta cocina tradicional en un ambiente familiar y agradable. Excelente pasta casera y una gran selección de pizzas cocinadas sobre fuego de leña, muy buenas, finas y fáciles de digerir, coronadas con productos de calidad. Los clientes habituales recomiendan el castrato de cordero, una de las especialidades de la casa, que se acompañará de una ración de verduras a la parrilla y un chupito de vino tinto. Raciones abundantes, servicio amable y eficiente y una excelente relación calidad-precio.

Esta osteria ofrece platos de la cocina local en un ambiente sencillo y cordial. Cuenta con un interior rústico, aunque se prefiere la hermosa terraza panorámica si el tiempo lo permite. La carta ofrece platos de embutidos, pasta y carnes a la parrilla, todos servidos en generosas porciones. Se recomiendan los productos de temporada: la pasta con espárragos en primavera, los tortelli con calabaza y salsa de setas en otoño. El personal es amable y disponible. Un excelente lugar que sirve una comida auténtica y sabrosa.

El establecimiento rinde homenaje a Pellegrino Artusi (1820-1911), nacido en las cercanías y considerado el padre de la gastronomía italiana. Es famoso por su manual La Scienza in cucina e l'Arte di mangiar bene (La ciencia en la cocina y el arte de comer bien), publicado en 1891 y que contiene recetas de toda la península. El restaurante reproduce las recetas que Artusi había dedicado a la Romaña, con productos regionales de calidad, algunos de los cuales pertenecen al presidio slow food. Buena selección de vinos regionales con 200 etiquetas.

Este establecimiento, muy acogedor, ha sido renovado según la verdadera tradición de la osteria (taberna). Es un poco como la cafetería de Marina Romea: a cualquier hora del día puede pasar a tomarse un vino tinto y una piadina, con o sin embutidos. Por la mañana, para desayunar puede escoger en el bufé, que ofrece pan, focaccia, yogur, fruta y huevos. A mediodía y por la noche, cocina honesta a base de pescado, así como algunas propuestas de pasta y carne. Una pequeña peculiaridad: hay que pagar la cuenta antes de sentarte a comer.

Este restaurante, abierto desde 1907, es una institución en Piacenza. La gente viene aquí por la comida típica, abundante, sencilla y simplemente deliciosa, pero también por el ambiente increíble, auténtico y acogedor. Una verdadera trattoria a la antigua usanza, con sus paredes de paneles decoradas con fotos en blanco y negro y su ambiente ruidoso y alegre. En el menú: embutidos con gnocco fritto, tortelli con ricotta y espinacas, carne de caballo asada o curada y postres caseros. Está rico, es copioso y tiene una buena relación calidad-precio.

La Piadineria es una cadena de comida rápida con más de doscientos establecimientos en Italia y en algunas ciudades europeas. Su especialidad son las piadinas, finas tortas de harina de trigo que pueden rellenarse con infinidad de ingredientes. La Piadineria de Piacenza se encuentra cerca de la catedral y es ideal para un tentempié rápido entre dos visitas. La pasta y los productos siempre son frescos. Ofrece una amplia carta con muchas combinaciones interesantes de embutidos, quesos, verduras a la parrilla, pescado, hierbas y condimentos.

En un elegante comedor blanco con mesas de madera oscura dispuestas alrededor de una gran columna central, podrá disfrutar de todas las mejores especialidades de la región: pastas rellenas, carnes cocidas u horneadas, embutidos y tartas caseras. Encantadora y profesional acogida. La sala no es muy grande (se recomienda reservar), pero las mesas están bastante separadas, lo que garantiza un ambiente tranquilo y bastante íntimo. Muy buena ubicación, terraza en verano, cocina de alta calidad.

Si dispone de  coche, Ai due Platani es el restaurante que no debe perderse. Situado a 6 kilómetros de Parma, aquí se puede degustar una de las mejores cocinas locales en un ambiente de trattoria tradicional, con manteles a cuadros rojos y blancos y paredes con paneles. Menú tradicional, pero con un toque moderno, y productos ejemplares. No deje de probar los tortelli di zucca, el risotto, el pichón y el zabaione caldo con la torta sbrisolona de postre. Muy buena selección de vinos. Déjese guiar por el atento personal.

En la otra orilla del Parma, el río que atraviesa la ciudad, hay una pequeña pizzería con fachada roja que utiliza ingredientes seleccionados, provenientes de pequeños productores locales. Tres opciones de pizzas: la clásica pizza redonda fina, la rebanada de pizza y el chisolino, una focaccia hecha con masa de pizza y rellena de fiambres y queso. Variados aderezos e ingredientes de temporada: funghi porcini en otoño y verduras mediterráneas en verano. Para llevar o consumir en el acto en las pocas mesas del local con una cerveza italiana casera.

Roberto y su esposa Carla, uno en la cocina y la otra en el comedor, les dan la bienvenida a este restaurante que combina el diseño moderno de su interior con el antiguo entorno de un palacio del siglo XVI. La cocina es esencialmente local y de temporada, basada en los excelentes productos de esta tierra, provenientes de pequeños agricultores y productores de la región. Pero no por ello ha renunciado a ser inventiva, sin olvidar su verdadera preocupación estética en la presentación de los platos. El resultado es un perfecto equilibrio de sabores, una cocina elegante y sabrosa. Una lista de vinos muy variada, con muchos caldos orgánicos y naturales.

Este pequeño restaurante, situado al principio del camino de subida a la Rocca Viscontea, ofrece una sabrosa cocina local. La decoración, que mezcla lo antiguo y moderno, contrasta con el ambiente medieval del pueblo. Una buena selección de vinos locales, apetitosas tablas de embutidos y quesos acompañados de torta fritta. En temporada, pasta con setas y trufa, además de algunos buenos platos de carne. Cuando hace buen tiempo, la pequeña terraza en el callejón del pueblo muestra su lado más agradable. Se recomienda reservar los sábados y domingos.

El local es minúsculo y está iluminado con neón, las paredes y el mostrador están recubiertos con placas de yeso pintadas de un verde espantoso, el único elemento decorativo es el pringoso reloj que cuelga sobre el horno de leña. Sin embargo, esta pizzería es muy querida por los habitantes de Reggio, que vienen aquí a mediodía y por la noche. Compran pequeñas pizzas redondas, con o sin anchoas. Es de una simpleza desconcertante, pero realmente está buena, ideal para un almuerzo rápido o un descanso para comer por la tarde mientras se mezcla con los lugareños.

Rodeada de casas de tonos pasteles y bien surtida de árboles, la plaza Fontanesi sigue siendo la más agradable y animada de Reggio Emilia. Aquí se encuentra esta charcutería, que dispone de algunas mesas en el interior o en la plaza cuando hace buen tiempo, donde se pueden degustar quesos, prosciutto, salame y otras delicias locales acompañadas de un chorrito de balsámico, verduras a la parrilla, aceitunas y brochetas. Y todo ello regado con una copita de vino de la región o una cerveza. En verano, a la sombra de los árboles, es pura felicidad.

Probablemente la mejor pizzería de Reggio Emilia. La pizza napolitana es la estrella del establecimiento (Piedigrotta es un distrito de Nápoles), guarnecida con ingredientes frescos y de alta calidad de toda Italia: mozzarella de búfala, tomates de San Marzano, fiambres de la Emilia-Romaña, alcachofas romanas moradas, etc. El restaurante también se especializa en la cocina del sur de Italia. Pequeña sala moderna totalmente acristalada, con algunos asientos a lo largo del mostrador frente al afanado pizzaiolo. También hay pizzas para llevar.

Este restaurante gastronómico está situado en la parte trasera de un palacio en el centro, precedido por un encantador patio lleno de vegetación. El chef, Gianni D'Amato, no es un recién llegado: en el pasado dirigió un restaurante con dos estrellas Michelín en Reggiolo. Desde 2013, la ciudad de Reggio Emilia ha podido disfrutar de su maestria. Un fino equilibrio entre tradición e innovación, y el amor por los productos locales, es lo que puede esperar de una comida en el restaurante de Gianni, bajo los buenos auspicios de su esposa Fulvia, que mima a los comensales en el comedor.

No lejos del puente Trepponti, Marina y Oscar han abierto la Trattoria del Borgo en la antigua casa de la abuela con su bonita fachada rosa. Aquí la anguila de Comacchio se cocina de todas las maneras: marinada, frita, en brocheta, en caldo, con albóndigas, etc. Nuestro plato favorito es el risotto all'anguilla, simplemente exquisito. La carta ofrece muchas otras opciones marinas: platos de pasta de marisco, pescado frito, antipasti calientes y fríos. El servicio es bueno pero un poco lento. Se recomienda reservar en días festivos.

Pequeño y acogedor restaurante en el centro de Cervia, junto a la catedral. Especialidades: cappelletti con trufa, ñoquis con ortigas y carnes asadas con fuego de leña, acompañados con una buena botella de vino local. Bandejas de antipastos bien llenas para empezar la comida, que consisten en fiambres, queso y verduras a la parrilla. Una dirección muy acogedora, donde se puede saborear una cocina sin complicaciones en un ambiente relajado. Bonita terraza en verano. Una sabrosa alternativa a los restaurantes de pescado locales.

El establecimiento ofrece hamburguesas gourmet que son simplemente deliciosas. Los carnívoros disfrutarán esta carne jugosa y de calidad, acompaña con salsas y condimentos cuidadosamente seleccionados, y papas fritas rústicas. Los amantes del pescado y los vegetarianos también encontrarán algo para su satisfacción. También hay croquetas y albóndigas de carne y queso para ser devoradas con cerveza de barril. Personal amable y servicial.

Una excelente dirección en el centro de Cervia, donde encontrará especialidades del mar y las tradiciones culinarias de Emilia-Romaña. Tigella, tortelloni y gnocco fritto acompañan a pescados y mariscos capturados el mismo día por la mañana. Los vinos proceden únicamente de la región, y el parmesano y el requesón provienen de una cooperativa agrícola cercana de los Apeninos. Ambiente acogedor y ordenado, y agradable terraza en verano. Excelente acogida por parte del propietario, a menudo presente en la sala. Menú degustación todos los viernes.

Desde 1963, este restaurante ha sido una verdadera institución en la ciudad. Idealmente situado frente al puerto turístico, es popular entre los veraneantes y los lugareños, y siempre está lleno. Pero el ambiente sigue siendo desenfadado y el personal es cordial y muy profesional. El menú abarca todas las especialidades locales: plato de antipastos de productos del mar, mejillones con tomate, pescado frito, espaguetis con mariscos, pescado asado a la leña o filete de lubina con sal de Cervia (¡delicioso!).

Este restaurante, enmarcado por la atractiva Piazza Nuova, tiene la decoración y el ambiente típicos de una posada romañola, con la elegancia añadida del servicio y la refinada presentación de los platos. En la carta, cocina local que respeta la estacionalidad de los productos, con algunos toques creativos, como las chuletas de cordero crujientes con achicoria agridulce y mayonesa de pistacho. Todo es rigurosamente casero, desde la pasta hasta los postres. Excelente selección de vinos de Romaña. Cuando hace buen tiempo, puede disfrutar de una agradable terraza bajo los soportales de la plaza.

Este restaurante, situado en el centro histórico, ocupa la antigua bodega abovedada de un palacio del siglo XVI. Cuenta la leyenda que su propietario acogía en su bodega a los enfermos e indigentes de Brisighella. Por eso le llamaban el «buen señor», Bonsignore, el nombre del establecimiento desde su apertura en 1993. Sabrosa cocina tradicional, de tierra y de mar. La vinoteca también ofrece doscientas variedades de vinos locales, italianos e internacionales.

Felice Malpassi, hijo de agricultores, abrió una tienda de alimentación en Rávena con el objetivo de promover los productos de su tierra romaña en 1968. Hoy en día son Giordana y Roberto, una pareja apasionada, los que se han hecho cargo del negocio y comparten su amor por la cocina y sus productos auténticos. Esta tienda, que también es una empresa de cáterin, cuenta con un restaurante donde se pueden degustar platos típicos de la cocina local. Nuestra recomendación: la piadina, la pasta casera, las tablas de embutidos y quesos.

Al entrar en esta osteria, nos encontramos a bordo de un submarino, con sus ventanillas y su barra cubierta con placas de acero de color óxido. Aquí podrá disfrutar de deliciosos platos de pescado cocinados por el chef Matteo Salbaroli, que después de viajar por todo el mundo y recorrer todas las cocinas desde Sidney a Miami, ha regresado a su región natal. El menú cambia todos los días porque depende de lo que se haya pescado esa mañana. Suele incluir numerosas ofertas de pescado y alimentos marinos crudos o cocidos, en forma de platos elaborados.

Sghisa significa «mucha hambre» en romañol. ¡Y esta osteria, situada detrás de la catedral, es sin duda un lugar perfecto para satisfacer un gran apetito! En el sótano cuenta con dos salas abovedadas, bañadas por una luz tenue. Aunque dice ser un restaurante de la Romaña, la cocina no duda en salir del molde para ofrecer platos inventivos y muy bien presentados: cappelletti fritos, raviolis rellenos de pato y pescado acompañado de una bola de helado de hinojo están en el menú. También puede acercarse para tomar una copa por la noche.

Este establecimiento es toda una institución, ya que es el restaurante más antiguo de la ciudad y está en funcionamiento desde principios del siglo XIX. Aquí se reunían los poetas y artistas de Faenza. Sirve la típica cocina romañola, con tablas de embutidos y quesos acompañados de piadine, primi con pasta casera y secondi con carnes a la parrilla sobre fuego de leña, especialidad que deleita a los carnívoros. Entorno rústico, ambiente agradable y relajado y personal amable.

Esta pizzería, situada en la entrada al centro histórico, es famosa por la calidad de sus ingredientes, siempre frescos y suministrados por pequeños productores locales. Se le da también mucha importancia a la masa, elaborada con harinas ecológicas de calidad, que se deja reposar entre 24 y 48 horas, lo que la hace ligera y muy digerible. Todo ello se humedece con un chorrito de aceite de oliva virgen extra cuidadosamente seleccionado. En resumen, ¡no se deja nada al azar! Acompañe su pizza con un buen vino de la región o una cerveza artesanal como hacen los italianos.

¡Toda una institución en Módena! Si tuviera que elegir un solo restaurante, vaya al Danilo. La cocina tradicional de Emilia-Romaña se prepara con gran cuidado y pasión, y así ha sido durante generaciones. Embutidos de alta calidad, pasta fresca casera, quesos locales, una buena selección de vinos y postres típicos. De segundo, le servirán a la manera tradicional un carrito de bollito misto o carnes asadas. El personal es muy atento. Se recomienda encarecidamente reservar para comer en este establecimiento tan popular.

Un poco alejado del bullicio del centro histórico, un pequeño, discreto y acogedor restaurante que sirve una cocina regional de calidad (se recomienda el baccalà alla polenta, ¡es una delicia!) basada en productos frescos. Los platos son sencillos pero sabrosos, la pasta y los postres son caseros y la cocina es magistral. Y todo ello acompañado por un buen vino local. El menú de mediodía tiene una buena relación calidad-precio. Finalmente, el trato del personal es, en cierto modo, la imagen de la cocina: generoso y auténtico.

La Osteria Bottega es un punto de referencia en el panorama de la restauración boloñesa, que no es poca cosa. Está situado a lo largo de una calle anónima cerca de Porta Saragozza y ha sido uno de los favoritos desde su apertura. Su jamón es uno de los mejores de la región. Su cocina ofrece la joya de la tradición, transpuesta con elegancia e investigación, un equilibrio de finura y sin florituras superfluas. El menú varía según las estaciones y las materias primas son de alta calidad. Como bonus, la acogida es muy profesional y cordial. Es imprescindible reservar.

Una verdadera institución en Bolonia, dirigida sin interrupción por la familia Fanciullacci desde su fundación en 1903. El establecimiento ofrece cocina regional, elaborada con materias primas de calidad. Pasta casera, raciones abundantes de platos locales y servicio de primera clase: los ingredientes necesarios para pasar un buen rato en la más pura tradición boloñesa. Sin olvidar la luminosa sala de estilo Liberty, decorada con fotografías, retratos y carteles de época. Es un restaurante muy frecuentado por la élite artística italiana y por los turistas.

Se trata de un restaurante muy concurrido. Tanto los locales como los turistas son unánimes en sus elogios a la calidad de la cocina ferraresa. El negocio familiar comenzó en 1958, cuando Noemi abrió un restaurante en este edificio del siglo XV en pleno centro histórico. Hoy es su hija María Cristina quien ha tomado el relevo, con la ayuda de sus dos hijos y un equipo agradable y acogedor. En el menú, pastas y postres caseros, tablas de embutidos de Emilia-Romaña y secondi a base de carne. Cuenta con una buena selección de vinos.

Trattoria tradicional en una calle peatonal del centro de la ciudad, cerca de la plaza Garibaldi. Una buena y sencilla dirección para descubrir las especialidades culinarias de Parma, como los gnocchi fritti servidos con excelentes embutidos regionales, los tortelli y la carne de caballo. Personal sonriente y servicial. Aunque el porche de la entrada es un poco triste, las pequeñas salas, repartidas en varios niveles, son más acogedoras. Diviértase contemplando la cascada de jamones colgados del techo.

Franco, el anfitrión y un verdadero artesano del gusto, le guiará para que descubra los refinados sabores de una cocina sencilla que destaca por la calidad de los ingredientes utilizados, todos ellos procedentes de pequeños productores locales. La carta cambia a menudo en función de las estaciones y del género disponible, pero se hace hincapié en los productos locales: verduras, pastas, quesos, salazones y carnes impecablemente cocinadas. Además, el lugar tiene mucho encanto, con una sala abovedada de piedra, una pequeña y agradable fachada, y su ambiente cálido y auténtico. No se lo puede perder.

Cerca de la SS-9, entre Dozza e Imola, este restaurante ofrece una buena selección de carnes, pescados, pastas y especialidades locales. Amplia sala contemporánea en tonos verdes y rojos, cálida y acogedora al mismo tiempo, al igual que los platos, que son coloridos y creativos, con un toque de elegancia. En la planta de arriba, un altillo con un ambiente más apagado y, en el exterior, una terraza rodeada de vegetación para los días soleados, muy acogedora con sus cojines, cortinas y velas. Bodega bien surtida y muy buena acogida.

¡Un enclave sureño en el corazón de Bolonia! Podrá disfrutar, en un ambiente familiar y alegre, de generosas raciones de pasta —con una ligera preferencia por el marisco— o de una de las muchas pizzas de la carta. La gran sala se anima con el bullicio de familias, turistas y lugareños que buscan un poco de sol en sus platos. Personal sonriente y alegre. ¡Casi nos dan ganas de cantar O' sole mio con el limoncello que ofrece la casa al final de la comida! Disfrutará de la pequeña terraza cuando llegue el buen tiempo.

Aquí no pedirá un panino, sino una schiaccia, un tipo de pan plano (schiacciare significa «aplastar») y relleno con su ingrediente favorito: embutidos (zia ferrarese, jamón de Parma, porchetta), queso (mozarela, Grana Padano, scamorza), verduras (berenjenas y calabacines a la parrilla, tomates, rúcula), salmón ahumado, crema de trufa, hierbas y aceites aromáticos, o crema de pistachos o almendras para la versión dulce. Situado cerca de la catedral, es una buena opción para comer algo entre las visitas.

El establecimiento se distingue por su terraza cubierta, que bordea la plaza del Duomo. En el interior, el ambiente es refinado y cálido. Le recibirán con una sonrisa y el personal es muy atento. En cuanto a la cocina, celebra la gastronomía parmesana y combina armoniosamente la tradición y la creatividad. Un ejemplo: el filete de cochinillo cocido a baja temperatura con crème brûlée a la pimienta roja es una delicia. Los embutidos y las pastas son excelentes, así como los postres y los escasos platos a base de marisco.

Parizzi es el nombre del chef de este establecimiento con una estrella Michelín, donde se puede degustar lo mejor de la cocina parmesana: preparaciones creativas enraizadas en la tradición italiana, platos sofisticados con aderezos milimétricos y materias primas de primera calidad. Junto a la carta, se ofrecen varios menús de pescado o carne, incluyendo una pequeña degustación de queso parmesano gastronómico. El moderno salón es un poco frío. La sumiller, que es esposa del chef, le aconsejará sobre los mejores vinos para acompañar la comida.

Este restaurante, situado en el corazón de la ciudad, ocupa los locales del antiguo matadero de la salumeria Giusti, casa histórica de Módena construida hace casi cuatro siglos y que permaneció en manos de la familia Giusti ¡desde su fundación hasta la década de 1980! En las paredes, jamones y culatelli reciben al cliente de forma prometedora. Se sirve una cocina tradicional y refinada, con pasta fresca casera, carnes y, por supuesto, excelentes embutidos. ¡No olvide pasar por la tienda para hacer algunas compras gourmet!

Lazaroun, en italiano lazzarone, que significa «pícaro», era el apodo que recibía el abuelo de Roberto por parte de sus conciudadanos porque, como buen romañol, le gustaba frecuentar las posadas, pero solía irse sin pagar. Este es el nombre que Roberto le dio a la trattoria que heredó de sus padres, situada en un hermoso palacio con salas abovedadas en el corazón del pequeño pueblo medieval. Ofrece una cocina con sabores locales. Las raciones son generosas y el servicio esmerado... Si lo solicita, incluso puede visitar las cuevas adyacentes al restaurante.

En la planta baja se pueden comprar productos locales. A la espera de poder cocinarlos en casa, se puede ir al bar del establecimiento (el M-Eat Corner) para degustar el plato del día acompañado de una buena copa de vino, o subir al primer piso para degustar platos exquisitos preparados por el chef en una amplia y moderna sala. Menú a la carta muy apetitoso, con los tradicionales passatelli y cappelletti, además de una amplia selección de platos de carne y pescado con sus acompañamientos gurmé. Muy popular entre los grupos de turistas.

Algunos dicen que es el albergue más antiguo del mundo (1435) e incluso aparece en el libro Guinness de los récords. Aquí se sentaron Ariosto, Tasso, Carducci, Cellini, Tiziano y hasta el mismísimo Copérnico. La variedad de vinos que ofrece la osteria es impresionante, con más de 600 etiquetas de vinos italianos. A cualquier hora del día, podrá acompañar el vino con un pasticcio Estense, macaroni gratinados servidos sobre una base salada, tostadas de salama di sugo y, con reserva previa, cappellacci alla zucca. Un local muy animado a la hora del aperitivo y por las noches los fines de semana.

Esta enoteca fue fundada por Olindo Faccioli en los lejanos años veinte. El primer local estaba junto a la torre de los Asinelli y los clientes podían elegir entre dos opciones: vino tinto o vino blanco. Desde entonces, la tienda se ha trasladado y la bodega ha crecido hasta superar las ¡cuatrocientas etiquetas! Además del vino, dispone de un pequeño restaurante que sirve cocina tradicional, principalmente embutidos, pasta, carne y pescado.