Gastronomía especialidades locales y vinos Emilia-Romaña

Esta empresa familiar, situada en el corazón de un viñedo, lleva varias generaciones produciendo el tradicional vinagre balsámico. Las visitas permiten descubrir las fases de la producción, probar diferentes balsámicos (¡incluso de 100 años de antigüedad!) y comprar algunos productos allí mismo: cremas de balsámico, aceite de oliva, condimento balsámico aromatizado con trufa, pera, maracuyá, etc. L'acetaia también organiza visitas seguidas de una comida en la finca y clases de cocina para aprender a preparar los tradicionales tortelloni.

Desde 1905, cinco generaciones se han sucedido en esta tienda familiar situada en el barrio de Quadrilatero. En las altas estanterías que adornan el local, atesora una infinidad de delicias: queso parmesano, salsas para pasta, chocolate, condimentos varios, conservas, dulces de toda Italia, una amplia selección de vinos y whiskies, y todos los amari (licores) que desee. También hay aceite de oliva y una amplia selección de vinagres balsámicos que puede degustar si lo solicita.

Desde 1890, este café repostería hace la felicidad de sus clientes. El lugar es refinado, con mobiliario de antaño. A probar: la torta di riso, típica de Reggio.

Fundada en 1907, Gamberini es la pastelería más antigua de la ciudad. Es toda una institución, donde los lugareños hacen cola pacientemente para llevarse los dulces a casa. Aquí, la palabra "mirar escaparates" adquiere todo su significado. Uno no puede dejar de asombrarse ante las frondosas plantas de fresas y frambuesas que hay frente a la tienda. Dentro, no sabrá qué elegir, ya que la repostería es muy tentadora. A la hora de comer, puede hacer una pausa rápida en la pequeña terraza exterior con una ensalada y un bocadillo. Para merendar, puede acompañar su café con un chocolate.

No lejos del centro histórico, esta heladería está considerada entre las 50 mejores de Italia. Fundada por un par de informáticos reconvertidos en heladeros-pasteleros, el establecimiento ofrece tanto sabores tradicionales como otros más buscados e inusuales, para lo que utilizan ingredientes estrictamente naturales, favoreciendo una cadena de suministro corta: fruta de temporada de la región de Reggio, pistachos y avellanas comprados directamente al productor... Para probar: el cremino tricolore. La pareja también se ha aventurado en la producción de panettoni y focaccine.

Aquí se puede degustar la famosa torta barozzi, inventada por Eugenio Gollini en 1907 y cuya receta secreta, conservada por la familia Gollini, se ha transmitido de generación en generación. Sin embargo, el velo se levanta en cuanto a sus ingredientes: fondant de chocolate, almendras, huevos, mantequilla y azúcar. Eugenio Gollini decidió dar a su invento el nombre de «barozzi» para celebrar la memoria del arquitecto Jacopo Barozzi, ya que en 1907, en Vignola, se celebraba el 400 aniversario de su nacimiento.

En esta tienda se pueden comprar productos gastronómicos típicos de Ferrara y de su región: pampapato (o pampepato, un postre típico de la ciudad), pasta fresca casera y en particular cappellacci di zucca (con calabaza), salama da sugo, coppia ferrarese, un pan duro trenzado en forma de X, diversos embutidos, cervezas locales y vinos del delta del Po. También se pueden encontrar algunas piezas de artesanía. La tienda alquila bicicletas para moverse por la ciudad como los habitantes de Ferrara.

Brisighella es famosa por la producción de un aceite de oliva virgen extra de alta calidad con un aroma intenso y equilibrado, el Brisighello, que cuenta con una denominación de origen protegida (DOP). En esta tienda gourmet se puede comprar aceite de Brisighella, pero también productos locales: mermeladas, quesos, vinos locales y condimentos para pasta y bruschette. No es barato, pero los productos son de gran calidad; ideal para traerse un recuerdo gourmet de las vacaciones. A un paso de la Via degli Asini.

Los amantes de los quesos y del parmesano no pueden perderse la visita a un caseificio de Parmigiano Reggiano (producción artesanal de auténtico queso parmesano). Las 4 Madonne es un caseificio ultramoderno que respeta escrupulosamente las diferentes etapas de elaboración del queso parmesano tradicional. La visita es interesante y permite ver la sala donde se almacenan nada menos que 33.000 ruedas de queso parmesano. Sin embargo, debe saber que la mayor parte de la actividad se realiza entre las 8.30 y las 10 de la mañana. En la entrada hay una tienda donde se puede comprar queso parmesano fresco y otros productos regionales.

A menudo se pueden encontrar buenas tiendas fuera del centro de la ciudad. Es el caso de Stragù, que ofrece una rica gastronomía de productos locales frescos y artesanales con platos cocinados al momento que ponen de relieve las recetas tradicionales de la región. No faltan ni la variedad ni la calidad. Ideal para una comida rápida para comer en el restaurante o para llevar, pero también para un aperitivo con suculentos embutidos y quesos de carácter. La carta de vinos está bien diversificada, desde los clásicos a los naturales.

En el corazón del Quadrilatero, Eataly se ha instalado en el interior del Nuovo Ambasciatori, un mercado del siglo XIX restaurado. Más que una tienda, es un centro cultural que combina la cultura y la gastronomía en tres plantas, con una librería, una cafetería, una taberna, una enoteca, y un espacio para eventos y reuniones en torno a los productos italianos. Un lugar didáctico en el que se puede comer, relajarse, leer y conseguir todos los excelentes productos de la península. Una dirección abierta a todos, imprescindible para los amantes de los productos locales.

Al sur del centro histórico, tras cruzar el canal de Burana por la Via Bologna, llegamos a la charcutería más famosa de la ciudad, especializada en la producción de salamis, salchichones, panceta y otros sabrosos embutidos de cerdo. Se preparan de manera artesanal y luego se dejan reposar en las salas de maduración antes de ponerlos a la venta. Recomendamos, por ejemplo, especialidades típicas de Ferrara como el salama da sugo, el salami ferrarés con ajo o la zia ferrarese.

Los verdaderos gourmets encontrarán aquí todo lo necesario para satisfacer sus deseos. Fundada en 1796 (Bolonia estaba entonces ocupada por las tropas de Napoleón), es la chocolatería más antigua de la ciudad. Majani fue proveedor oficial de la Casa Real de Saboya tras la unificación de Italia. Pruebe los famosos cremini, cuadraditos que se derriten en la boca: hechos de cuatro capas de mazapán y pasta de avellana, fueron inventados en 1911 para el lanzamiento del Fiat Tipo 4. Otro manjar de chocolate es el tortellino, negro, de leche o blanco, con relleno cremoso.

Todos los viernes, los productores de la zona de Ferrara se reúnen alrededor de la Porta Paola, una antigua puerta de la ciudad construida en el siglo XVII, y ofrecen sus productos de temporada: fruta, verdura, carne, queso y aves de corral. Encontramos también tarros de mermelada, flores hermosas y vino local.Para los amantes del comercio de ocasión, es preferible acudir a las plazas de Trento e Trieste y Savonarola el primer sábado y el primer domingo de cada mes, cuando se celebra un mercado de artículos antiguos y de colección.

En el sótano de una fortaleza le aguarda la producción de vino de la Emilia-Romaña en toda su diversidad. No menos de 800 etiquetas diferentes están en exhibición, esperando a ser degustadas. Destacar sobre todo la relación calidad-precio, inmejorable aquí: calcule 10 € por una degustación acompañada de delicias locales. Y también que en la página web de la enoteca puede hacer pedidos para que se los entreguen directamente en su domicilio.

El Mercato del Erbe es el lugar ideal para los amantes de la gastronomía a los que les gusta comprar lo mejor en cada tienda. Desde 1968, la Fromaggeria Barbierini tiene una tienda de quesos de Emilia Romagna. Un negocio familiar de padre a hijo que huele a autenticidad. Por supuesto, se puede encontrar queso Parmigiano Reggiano de primera calidad, cuyas ruedas decoran la tienda, pero también todo lo necesario para componer una tabla de quesos y jamón de Parma, mostazas, pasta, sirope y vinos locales cuidadosamente seleccionados.

Es sin duda la gelateria con más predicamento entre los habitantes. Y con razón: los helados caseros como Alice (mascarpone y chocolate), Leonardo (helado con piñones asados), Cavour (ricotta, limón de la costa amalfitana y pasta frolla) y San Luca (chocolate blanco con arroz inflado crujiente) son una delicia. Para los amantes de los sorbetes, el sabor de la fruta se fundirá delicadamente bajo su paladar. Lo habitual es saborear estos manjares en el jardín de enfrente, donde compartirá los bancos con familias y estudiantes provistos de sus respectivos helados.

Oinoe representa la tradición y la historia de una tierra que siempre ha estado orientada al cultivo de la vid y que se ha hecho famosa por nombres como Malvasía, Moscato, Barbera, Lambrusco. Desde la propiedad, acompañado por un guía, descubrirá el viñedo en un recorrido a pie para apreciar el saber hacer de una cultura, un paseo enriquecedor durante el cual el propietario transmite toda su pasión por esta tierra a los visitantes. El regreso a la bodega es seguido por una degustación. Al lado, hay un pequeño B&B para los que deseen disfrutar de una estancia un poco más larga.

La famosa cadena de tiendas de alimentación italiana se encuentra en Forlì, con más de 2.000 metros cuadrados distribuidos en tres plantas. Aquí hay de todo para los gourmets: una panadería, una heladería, charcutería y quesos, pasta fresca, frutas y verduras de temporada, vino y todos los condimentos que adornan las mesas italianas. Un punto de venta está dedicado a la Romaña. Y si todas estas compras le han abierto el apetito, diríjase a uno de los restaurantes de Eataly, como la Trattoria di Giuliana, que sirve cocina tradicional de la Romaña.

En la campiña modenesa, la Villa San Donnino es una pintoresca mansión de estilo Liberty construida en 1910. Es aquí donde Davide y Cristina elaboran su precioso vinagre balsámico tradicional y muestran a los visitantes las etapas de su producción, fruto de un saber hacer ancestral. Recepción y explicaciones muy interesantes. Al final del recorrido, degustación de vinagres de diferentes edades... ¡deliciosos en una bola de helado!