Los mejores restaurantes Emilia-Romaña

Magnífico agroturismo a orillas del río Po y muy cerca de la autopista A-21 (salida Caorso). La terraza cubierta, orientada al río y bordeada de árboles, conforma el bucólico y tranquilo entorno del restaurante. Aquí es fácil olvidar que el Po ha servido para construir la fortuna industrial del norte de Italia. Después de un antipasto de gnocco fritto y charcutería local, pruebe la pasta «los sabores del Po» o los platos de pescado de río recién capturado. Ambiente familiar. El agroturismo cuenta también con diez habitaciones, sencillas pero bien equipadas.

Fundada en 1989, esta osteria promueve el saber hacer ancestral y la generosidad de una cocina tradicional, sencilla y llena de sabores. Los tortellini de crema y los tagliatelle se inspiran en las recetas de las abuelas de la región. El menú cuenta también con embutidos y algunos platos de pescado. Excelentes carnes a la brasa y una nutrida carta de vinos. El salón, con una decoración rústica, es muy cálido, al igual que la acogida.

Últimamente, el establecimiento está de moda y es imposible tener una mesa sin reservar. Llame por lo menos varios días antes. Este restaurante, con su acogedora decoración, se halla detrás de la estación de ferrocarril en una zona obrera y popular. Privilegia la cocina regional y presta especial atención a las materias primas, suministradas por los pequeños productores locales. Este amor por la profesión y los buenos productos se refleja en los platos, de sabor generoso, pero también en la atenta bienvenida. Éxito merecido para esta trattoria.

Este establecimiento, hallado cerca del campus universitario de Bolonia, fue creado por dos amigos que se embarcaron en la aventura de la comida callejera responsable. La cocina es vegana, con productos ecológicos y de temporada. Si está en la zona, este es un lugar ideal para un almuerzo rápido y saludable. Se puede elegir entre panini y piadine, pero también sopas, ensaladas y platos del día. Para el desayuno y a cualquier hora del día, ofrecen bollos hechos con harinas no refinadas, magdalenas sin gluten y batidos recién hechos.

En dialecto, chersenta significa crescentina o tigella, un bollo redondo y aplanado de las montañas de los Apeninos modeneses. Su forma característica está ligada a su método tradicional de cocción: los trozos de masa se apilaban alternativamente con discos de terracota antes de ser cocidos en un horno de leña. Aquí se degustan rellenos con productos locales: fiambres, queso, verduras a la parrilla o pesto modenés, una pasta hecha con tocino, parmesano, romero y ajo. También disponible en versión dulce con crema de castañas, Nutella, etc.

Un antiguo molino, a 20 km de Bagno, en medio de los Apeninos, reconvertido en el restaurante y las habitaciones de huéspedes. El menú, rigurosamente estacional, cambia todos los días e incluye una entrada, dos tipos de pasta, carne, postre y bebidas. Porciones copiosas, cocina tradicional.

Pequeño restaurante rústico con mesas de madera, cerca de la piazza del Popolo. La cocina es como la de antaño, sencilla, con porciones abundantes, con ingredientes frescos.

Sobre todo, por encima de todo, descubrir el camino antes de embarcarse en el asalto del Tre Ville, perdido en el suburbios norte de Parma. Se llega a este antiguo hotel de correos reconvertido por su cocina sabrosa, tradicional y buscada. En los platos, lo mejor de la cocina parmesana, de charcutería exquisita, un risotto radicchio rosso i fontina perfecto y tortelli a tirarse, igual que los platos a base de pato (anatra)… Una dirección que merece la pena.

Un poco fuera del centro histórico, en el barrio renacentista de la ciudad, atravesado por elegantes avenidas, el restaurante ha conservado el mismo nombre de hace un siglo: era entonces una ostería con juego de petanca y su propietario se llamaba Provvidenza. Desde entonces, el establecimiento, que reabrió sus puertas en 1974, sirve tanto cocina local como contemporánea. Se jacta de haber acogido a muchas celebridades que vinieron a descubrir los platos tradicionales revisitados. Pequeño jardín muy agradable. Un poco caro, sin embargo.

Una trattoria familiar está situado en el barrio universitario. Cocina de calidad y una buena relación calidad-precio. Amplia selección de pastas locales y también buenas especialidades a base de pescados y mariscos. Prueba los consistentes tortellini neri está tartuffo o en linguine fue Granseola, un auténtico placer. Las pizzas son muy generosas… Buena carta de vinos.

Los propietarios de este restaurante tienen la capacidad de convertir a sus clientes en amigos. Ambiente cálido, la cocina da a la sala. Excelente cocina local, platos sencillos y generosos, porciones abundantes. Un lugar delicioso.

Las frituras son deliciosas y están decoradas en pescado. Para llevar o sobre el terreno.

A cinco minutos a pie del centro histórico, La Santa es la trattoria bolonesa clásica. La decoración es sencilla y es conocida por sus buenas tortelloni.

Este restaurante gastronómico goza de una reputación internacional. ¡Y por una buena razón! Massimo Bottura es el chef con tres estrellas en la guía Michelin de este establecimiento, que ha sido coronado "mejor restaurante del mundo" en varias ocasiones. Todos los días, la gente que pasa por Módena es incluso fotografiada frente al establecimiento! Una comida aquí es un extraordinario viaje al mundo del gusto y la alta cocina. Especialidades regionales revisadas de forma contemporánea. Una experiencia única, que debe ser reservada con mucha antelación.

Situado entre las salinas y un pequeño lago, este kiosco es el típico fast-food de Romaña: piadina, crescioni y otras especialidades para probar in situ o para llevar. Famoso por la calidad de los productos utilizados.

Un quiosco legendario, para una comida informal a base de piadina y de sus derivados. Rica programación musical. En el parque. 

Es una visita obligada si le gusta el pescado y el marisco en todas sus formas. El pescadero que vende sus maravillas frescas durante el día ha abierto un pequeño restaurante contiguo con una hilera de mesas a modo de terraza bajo el techo del mercato delle Erbe. Aquí solo se sirven platos pequeños por unos pocos euros cada uno. En el menú: especialidades crudas (tartares, carpacci), fritas (calamares, gambas) y cocidas. Nos encantaron los langostinos con pasta griega Kataifi, esa capa crujiente de filamentos fritos es una auténtica delicia.

Parlor ha entrado recientemente en el panorama de los restaurantes de Bolonia. Los propietarios, Giacomo y Andrea, juegan la carta de la originalidad y la comida casera. Además de los platos tradicionales de pasta, el restaurante ofrece cuatro tártaros diferentes en el menú de la noche, así como pescado fresco. Cocina refinada y preparación casera, ¡hasta la mermelada de la tarta de queso se elabora en el momento! Parlor es también un animado bar de cócteles a la hora del aperitivo y tiene una buena selección de vinos de toda la península.

El restaurante Posta lleva nuestro paladar al otro lado de los Apeninos, en la Toscana. Estamos a 100 kilómetros de Florencia y, aun así, este local puede rivalizar fácilmente con muchos de los establecimientos de la ciudad de los Médici: cocina tradicional elaborada con gran destreza y productos de calidad. En la carta encontramos la reconfortante sopa ribollita, una bistecca alla fiorentina poco hecha y jugosa, pasta pappardelle con estofado de jabalí y preparaciones donde las menudencias son la estrella (lampredotto, mollejas de ternera). En este establecimiento familiar, frecuentado sobre todo por los lugareños, recibirá una encantadora bienvenida.

Desde 1946, este restaurante gurmé frente al mar ha sido un gran icono de la ciudad. El local, galadronado con una estrella Michelin, ofrece una cocina exquisita a base de pescado. Utiliza materias primas rigurosamente seleccionadas y frescas, productos de temporada, pan y pasta fresca artesanal con harinas biológicas. El restaurante Guido combina la calidad de los productos con una cocina refinada y de alto nivel. Cuenta con platos muy estéticos, coloridos y ligeros, además de menús innovadores. Dispone de una bonita terraza en la playa cuando hace buen tiempo. Se recomienda reservar.

Durante su estancia en Torrechiara, debe hacer una parada en este restaurante que, además de su excepcional ubicación junto al castillo, ofrece una excelente cocina. La carta combina platos tradicionales parmesanos con sugerencias más innovadoras. Todo es casero, desde la pasta fresca hasta los panes, postres y helados. Interesante selección de vinos. Por último, una particularidad que merece ser subrayada en esta región, muy apegada a la tierra: los platos de pescado y marisco son también de muy alto nivel.

El mesón del cantante italiano Cesare Cremonini, un poco alejado de las rutas habituales, entre la Basílica de San Domenico y la Porta Castiglione, deleita el paladar y encanta con su decoración. El ambiente es el de una trattoria de barrio, con muebles rústicos, objetos vintage y luz difusa. La bienvenida es cálida y relajada. Pruebe la cotoletta della Tigre o el risotto al azafrán. El restaurante no es muy grande, por lo que es mejor reservar. Y si tiene suerte, Cesare Cremonini tocará el piano un rato.

Alegres cerditos rosados están esparcidos por todo este local en el centro histórico, donde la carne de cerdo es la estrella. Aunque la especialidad sigue siendo el panino con carne asada, también apreciará otros ingredientes para el relleno, como las salchichas, la porchetta, el fiambre de cabeza y sándwiches con los evocadores nombres de «gripe coronaria» y «aerofagia crónica». También hay pizza por trozos, bolas de arroz y buñuelos, en fin, grasas y frituras, pero todo muy rico, para disfrutar sin complejos... ¡aunque no demasiado a menudo! Un propietario amistoso y hablador.

El templo de la gastronomía italiana slow food también ofrece pocos platos de la tierra para degustar entre los puestos de los productos de alimentación. Los productos son frescos y de gran calidad. Las mesas a menudo se sirven de asalto a la hora del almuerzo. ¡Un lugar original que no puedes!

Se trata de una pequeña y cómoda osteria a 50 metros de la catedral, con un salón blanco cubierto por una bóveda. Esta dirección complacerá especialmente a los carnívoros por su selección de embutidos. También ofrece algunos platos de pasta tradicionales, como tortelli con calabaza y tagliatelle al ragù. Pero su punto fuerte es la carne de caballo, servida cruda con pesto (carne finamente picada), en forma de tartar o asada. ¿Duda entre estas tres opciones? La casa ha pensado en todo: ¡escoja el tris di cavallo!

Hay que cruzar un pequeño puente sobre el canal para llegar a este restaurante especializado en platos de pescado. Ya sea en las pocas mesas instaladas en el exterior a lo largo del agua, o en la gran sala cubierta con un techo de vigas, se ecnontrará ante una amplia selección para elegir entre antipasti de marisco, pescado crudo, espaguetis en tinta de sepia, pescado frito y calamares, o la imperdible anguila de Comacchio, cocinada con tagliolini, a la parrilla o frita. El establecimiento también ofrece cinco habitaciones del tipo Bed & Breakfast.

Este mercado medieval cubierto se erige en medio del Quadrilatero, detrás de la plaza Maggiore. El Mercato di Mezzo, restaurado en 2014, es una excelente solución para aquellos que quieren comer sobre la marcha, pero sin renunciar a la calidad de los productos. En la planta baja encontrará los puestos de las grandes instituciones de la gastronomía local: la panadería Calzolari, la pescadería Pavaglione, la pastelería Granarolo de Gino Fabbri, la tienda de vinos regionales de la Emilia-Romaña, etc. En la primera planta, disfrutará con las pizzas de Eataly, y en el sótano, con la cerveza artesanal Baladin.

Con sus sillas de jardín y mesas blancas de plástico bajo su gran toldo, o sus bancos de madera en el exterior, este lugar no parece gran cosa. Sin embargo, goza de una muy buena reputación entre los locales que se reúnen allí para disfrutar de uno de los excelentes pescados fritos que ofrece el menú. El ambiente es amigable y acogedor, el personal sonriente y cordial. También hay risotto y pescado al fuego de leña, que se acompañan con un pequeño y modesto vino blanco. Lugar muy concurrido, a veces hay que esperar un poco.

Este restaurante se encuentra en un antiguo oratorio del siglo XVIII rodeado de un entorno verde. Bajo el techo con vigas, la gran sala está decorada con objetos antiguos y desprende un ambiente cálido y algo anticuado. La cocina se basa en el pescado y el marisco con una frescura garantizada. Los platos son muy sencillos, ya que prepararlos en exceso supondría perjudicar a estos productos de calidad. No se puede perder el risotto all'anguilla. Vale la pena visitar este local aunque sea un poco difícil de encontrar.

Preciosa pizzería con decoración minimalista y paredes blancas y azules brillantes que evocan los colores de una ciudad marroquí. Las pizzas están muy buenas. La masa, elaborada con levadura y harina ecológicas, se deja reposar durante al menos 24 horas, lo que la hace ligera y digerible. Las preparan con los mejores ingredientes de la península: mozzarella di bufala de Caserta, anchoas de Cetara, embutidos de mora romagnola (una raza de cerdo de Emilia-Romaña), verduras de temporada, etc. También dispone de una tienda de productos ecológicos.

Imposible resistirse a una buena fritura mixta de productos del mar, especialmente cuando tiene la posibilidad de degustarla directamente en la playa. Este pequeño y agradable restaurante ofrece platos a base de pescado, para comer en el local o para llevar. En el menú, pasta con mariscos, frituras, piadine y hamburguesas de pescado, mariscos salteados y pescado a la parrilla. Y para acabar, un sorbete casero o un helado. Agradable terraza junto al puerto-canal.

Ubicado en el puerto de Rímini, este nuevo restaurante de comida callejera deestilo retro es muy popular entre los locales. Tanto en el amplio y animado comedor como en la gran terraza, se puede comer pasta, hamburguesas, calamares fritos y piadine, todo ello preparado al momento con productos seleccionados en la cocina abierta: pasta fresca, salsas artesanales, queso de un caseificio local, pan de una panadería de Rímini, etc. En el sector de la comida rápida, es considerado un lugar de calidad a precios asequibles.

En el centro histórico de Rímini, este pequeño restaurante de ambiente elegante e íntimo es uno de los más recientes en hacerse con una estrella Michelin: el chef Mariano recibió su primera estrella en 2019. La carta cambia cada mes y ofrece dos menús, uno basado en el pescado y otro en la carne, así como un menú de degustación y algunos platos a la carta. Se trata de una cocina sofisticada y original que mezcla sabores y texturas, con unos platos minimalistas y elegantes. Los precios siguen siendo bastante asequibles pese a contar con una estrella, ¡no se lo pierda!

Esta osteria de Borgo San Giuliano es el lugar ideal para los que desean saborear los platos típicos de la región de Romaña. Podrá descubrir los sabores de esta región en las bonitas habitaciones distribuidas en dos niveles y decoradas con antiguos carteles, o en la colorida terraza situada en una pequeña plaza. Las materias primas son suministradas por los productores locales. En el menú se ofrecen embutidos, carnes de mora romagnola (una raza de cerdo autóctona), pasta fresca, quesos y verduras de temporada cultivadas en las suaves colinas del interior.

Situada en los sótanos de un edificio del siglo XVIII, al pie de la escalera que lleva a la torre del reloj, La Sangiovesa es una institución local que se dedica exclusivamente a la gastronomía de la Romaña. Los platos tradicionales son abundantes y generosos, tanto en sabores como en aromas. La carta evoluciona en función de las estaciones y de los excelentes productos que ofrece esta tierra, porque los propietarios quieren potenciar la calidad de las materias primas y favorecer la cadena de suministro corta: una granja situada a 15 kilómetros aporta la carne, los embutidos y el vino, mientras que los quesos proceden de productores locales.

Este restaurante, situado no muy lejos del centro de Cesenatico, es una verdadera delicia. Dispone de una agradable terraza cubierta en verano, una bonita sala en tonos blancos y azules, y una cocina sencilla y refinada en la que destaca el mejor marisco. No hay un menú fijo, cada estación tiene sus propios platos y especialidades; así, pues, comer en la Saluma es cada vez una sorpresa, siempre en función de la pesca del día y de las materias primas de temporada de los productores locales. El ambiente es cálido, garantizado por la atenta recepción del personal.

Esta trattoria tiene detrás toda una historia familiar que comenzó en 1974, cuando los padres abrieron el establecimiento, y continúa hoy en día gracias a los hijos que han tomado el relevo. Perdido en los Apeninos, el restaurante ofrece platos tradicionales de la Romaña y de la cocina montañesa: pasta fresca casera, sopas vigorizantes, platos de caza, funghi porcini y rebozuelos, quesos y embutidos acompañados de piadine. El restaurante forma parte del agroturismo L'Antico Frutto, que ofrece siete bonitas habitaciones para una estancia tranquila en plena naturaleza.

Esta osteria es una pequeña joya de Santa Sofía, un agradable y encantador rincón donde se puede disfrutar de sencillos pero sabrosos platos locales de gran calidad. La sala es acogedora, con sus muebles antiguos y sus coloridas y desparejadas sillas. Bonito jardín para el verano. El menú varía según la estacionalidad de los productos, pero siempre hay bandejas de quesos y charcutería, pastas y platos de carne. Un ambiente familiar y el personal es muy cordial. Una dirección cálida, muy recomendable.

Este lugar es toda una institución en la ciudad. Es conocido por su amplia selección de vinos, con alrededor de 400 etiquetas que cuentan la historia de la excelencia vinícola de la Romaña. También se le conoce como el «balcón de la Romaña»: desde su terraza, la vista abarca una vasta extensión de colinas y llanuras hasta llegar al mar en el horizonte. Por último, el valor de este restaurante radica en su típica cocina romañola, preparada con materias primas procedentes de productores locales y con verduras del propio huerto del restaurante.

Este elegante restaurante de cocina boloñesa tiene una bodega que data del año 1200, y una sala blanca y limpia, decorada con algunas fotografías y botellas de vino. Se sirve cocina local clásica y bien ejecutada, basada en la calidad de las materias primas y su estacionalidad. Secondi exclusivamente a base de carne, y algunas sugerencias vegetarianas. Para el acompañamiento de los vinos, pregunte al personal que va a a ofrecerles una buena cosecha regional.

Un restaurante discreto con un ambiente acogedor e íntimo, con muebles antiguos de madera y estanterías llenas de botellas. El menú varía cada mes y ofrece un viaje a través de las especialidades regionales italianas. Las recetas tradicionales se reinterpretan con finura y las materias primas, cuidadosamente seleccionadas, armonizan en hermosos platos. Además de los platos a la carta, puede elegir entre un menú de cinco platos de tierra o de mar. Hay una amplia selección de vinos de todas las regiones de Italia.

Esta osteria existe desde 1862 y se ha transmitido de generación en generación, permaneciendo siempre en propiedad de la familia Pedroni. Después de visitar la abadía de Nonantola, se impone una parada en este establecimiento. Aquí se puede degustar la verdadera cocina casera, con platos sencillos y sabrosos de la tradición modenesa, como los tortellini en brodo (servidos con caldo) y las aves de corral al lambrusco, una receta celosamente guardada por la familia. Y ya que está en la región, aproveche la oportunidad de visitar la acetaia, donde la familia Pedroni elabora su precioso vinagre balsámico desde el siglo XIX.

Situado en un antiguo edificio del centro de la ciudad, este restaurante familiar ofrece una excelente cocina local elaborada con productos de temporada de la mejor calidad. Giancarlo, el padre, trabaja en la cocina con su esposa, que se encarga de la pasta fresca. En la sala, los dos hijos cuidan de los huéspedes y llevan la bodega, que cuenta con unas 400 etiquetas. En la carta encontrará platos tradicionales, como los tortelli piacentini, y algunas creaciones más innovadoras como el tataki de atún o el pato con salsa de garum.

Una dirección histórica que no hay que perderse si quiere descubrir la verdadera cocina de Reggio Emilia. La historia comienza en 1968 cuando cuatro hermanos fundaron el restaurante. Desde entonces, el establecimiento familiar se ha mantenido fiel a sus tradiciones culinarias y a su sentido de la hospitalidad, con un servicio en la sala como antaño, elegante, cortés y disponible. Las especialidades: los cappelletti al brodo (en caldo), elaborados pacientemente a mano, y el carrito de carnes hervidas o asadas, para ser acompañados por un buen lambrusco local.

No muy lejos del puerto de Gorino, este restaurante hará las delicias de los amantes del pescado y el marisco: los productos son impecablemente frescos y se puede degustar todo lo que ofrece la naturaleza circundante. Platos abundantes de pescado a la parrilla, espaguetis que desaparecen bajo la cantidad de mejillones, antipasti de mariscos crudos y cocidos, y por supuesto, la inevitable anguila. Todo está delicioso, servido en generosas porciones y en un ambiente de buen humor. El establecimiento también ofrece pizzas para los que ya están hartos del pescado.

Un excelente restaurante de cocina local mejorada para ofrecer una versión más moderna y creativa, en el centro de Ferrara. Los platos destacan por su originalidad, empezando por los entrantes con el tartar de atún rojo con mozzarella y galletas de sésamo negro, o el pulpo y calamares salteados con puré de garbanzos y paté de aceitunas. Los segundos platos incluyen pescado, aunque los carnívoros también podrán disfrutar del conejo relleno y de chuletas de cordero con limón y cebolla. El menú se renueva a menudo y varía según las estaciones.

Situado frente al puerto, un restaurante donde el pescado y el marisco son los protagonistas. La misión del chef Andrea es sublimar los productos sin distorsionar sus cualidades gustativas con demasiados condimentos y acompañamientos. Minimalismo culinario, se podría decir, pero no se equivoque: los platos son sofisticados y la presentación es muy elegante. En la carta hay varias propuestas, tanto crudas como cocinadas (tártaros y sashimis de pescado y marisco, platos de mariscos), pastas y risottos, pescados asados con sal de Cervia, etc.

Se trata de una baracchina della piadina, un quiosco en el que se puede pedir una deliciosa piadina caliente rellena de mil maneras diferentes. Estos establecimientos, típicos de la región de Romaña, son perfectos para tomar un tentempié rápido. En el Chiosco del Tondo, puede llevarse su piadina o comérsela allí mismo, en los largos bancos o en las sillas de jardín, en el entorno arbolado del parque Tondo. ¡Es simplemente delicioso! A diez minutos a pie del centro histórico.

Situado en la plaza Grande, en el corazón del centro histórico, este local emblemático es frecuentado a todas horas del día. El gran bufé del almuerzo atrae a la gente por la calidad y variedad de los platos; ideal para degustar algunas especialidades locales (embutidos, tortelloni, pizzas, postres, etc.). A la hora del aperitivo, se bebe un trago acompañado de bocados ricos para picar en la gran terraza frente a la catedral. El brunch de los domingos es gargantuesco. Un valor seguro, para satisfacer todos los deseos en cualquier momento.

Esta acogedora tienda de vinos, cuya enseña es garantizar a sus clientes productos de calidad, se ubica en un palacio del siglo XVII. El lugar es perfecto para un aperitivo de embutidos y quesos locales, acompañado de pan horneado con fuego de leña y una buena botella de vino de la región. El culatello di Zibello y el jamón serrano están de muerte, pero la estrella es el pata negra español: es una verdadera delicia. Excelente selección de quesos de leche cruda. También algunos platos de pasta, carne y pescado. Venta de productos regionales.