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Música tradicional

Como reflejo de su sociedad, la tradición musical guyanesa también goza de una gran pluralidad. Uno de los estilos más emblemáticos de la región es sin duda el kasékò. Designando a la vez los tambores que lo tocan y la danza que lo acompaña, el kasékò es ante todo un ritmo, dirigido por el ti-bois, un instrumento de percusión en el que se golpea un tambor con dos palos. Tiene sus orígenes en las danzas tradicionales de los esclavos, y con el tiempo ha incorporado elementos europeos y amerindios. Entre los otros ritmos que se encuentran con frecuencia en Guyana, el kamougué es uno de los más auténticos y energéticos. Tocado con el tambor "yongwé", el movimiento del kamougué evoca el trabajo físico: solía acompañar el trabajo colectivo. El grajé, otro ritmo típico guayanés, se refiere también al baile (de salón) que lo acompaña, muy codificado y realizado en pareja. En general, el grajé es bastante lento y elegante, mientras que sus canciones están a menudo teñidas de nostalgia. Aparte de estos esenciales, el repertorio tradicional guyanés sigue siendo muy rico e incluye danzas como el léròl, una variante guyanesa de la cuadrilla criolla, la béliya, cuyos movimientos se inspiran en el mundo agrícola, el grajévals, una danza grácil y solemne, relacionada con el vals, el labasyou, una danza de seducción y celebración del amor con movimientos circulares de la pelvis, y el kaladja, que combina los ritmos del grajé y el kasékò.

No es endógena a la Guayana Francesa, la música tradicional latina como la samba, el merengue, el chachachá o la salsa están muy presentes debido a la proximidad de Brasil, Venezuela o Cuba. Además, los amantes de la salsa acudirán con gusto al barrio de Crique, en Cayena, donde hay un buen número de bares especializados en el género. En general, el repertorio tradicional guyanés es un importante escaparate de la amplia gama de instrumentos típicos de la región. Entre ellas se encuentran el kapaujété, una flauta de hueso, el patété, una flauta transversal nasal, el waitakala, una especie de clarinete de bambú, el titilu, otra flauta transversal, el pupu, una flauta de pan, el malaka, un sonajero, el kaway, un conjunto de campanas hechas con semillas secas, y la sambula, un tambor cilíndrico con dos pieles paralelas.

Estos instrumentos también se pueden escuchar durante el Carnaval de Guyana, el mayor evento de la región. La música desempeña un papel esencial, orquestando los grandes desfiles, los vidés y los bailes paré-masqués. El carnaval es una oportunidad para escuchar muchos estilos de esencia caribeña como la mazurca, el piké djouk, el vals criollo, la cuadrilla criolla, la polka, la biguine, etc. Dada la importancia del evento, algunas orquestas o artistas se han convertido en figuras destacadas de la región: las Mécènes, Karnivor o las Estrellas Azules -y su famoso líder Victor Clet, más conocido como "Quéquette". Un buen plan para quien esté en Cayena en época de carnaval es el Dominó. Situado detrás del mercado, este bar suele acoger el final de los desfiles y organiza noches de karaoke, espectáculos y conciertos.

Música popular

Uno de los grandes regalos que ha hecho Guyana a la música popular no es otro que Henri Salvador. Nacido en Cayena en 1917, de padres guadalupeños, Henri Salvador se trasladó con ellos a Francia en 1924. No tardó en descubrir el jazz y empezar a aprender música (guitarra, trompeta, violín, etc.). Comenzó a tocar en público en 1933 (acompañando a Django Reinhardt) y poco a poco fue conocido y apreciado por el público y los profesionales por su talento musical e imaginativo. Salvador obtuvo rápidamente un gran éxito, sobre todo en Brasil, y luego en Francia tras la Segunda Guerra Mundial. En una carrera de más de una década, Salvador cultivó un refinado talento melódico unido a una personalidad desenfadada y divertida. Henri Salvador murió en París el 13 de febrero de 2008, dejando tras de sí la imagen de uno de los más grandes showmen de las variedades francesas.

En Guyana, el género más popular es, con diferencia, el zouk. Originario de Guadalupe y Martinica, el zouk irrumpió en la escena en la década de 1980. El género se impuso rápidamente en la Guayana Francesa, donde encontró algunas de sus mayores estrellas, como Warren, Fanny J (apodada la "Reina del Zouk") y el grupo de Saint Laurent Sweet Way. También son muy populares Marvin y Chris Combette, querido por su suave voz y su mezcla de influencias zouk, reggae y brasileñas.

También originario del Caribe, el reggae jamaicano ha sido parte integrante de la música guyanesa desde su creación. Todas las generaciones lo escuchan. Una de las voces más intensas del reggae guyanés es seguramente la de Jornick Joe Lick, cuyas letras son una mezcla de criollo, francés e inglés. Los cabezas de cartel que a los jóvenes les gusta ver en el escenario son Lova Jah, Prince Koloni, famoso por su mezcla de reggae y alèkè (música tradicional a base de tambores) o Little Guerrier. Por extensión, el dancehall jamaicano es también muy popular en Guyana, donde ha producido muchos niños. Los más famosos son, sin duda, Jahyanai y su compañero, el cantante Bamby, con quien colabora a menudo. Todos estos artistas actúan regularmente junto a los puntales del género (Alpha Blondy, Beenie Man, los I-Threes...) en el Cayenne Reggae Festival, un importante evento anual dedicado al género. Señalemos también las veladas de la Reggae Dub Foundation celebradas en el Jungle Bar de Cayena, a menudo bien programadas, así como el Café́ de La Gare y el Club 106

, que acogen cada uno su parte de zouk, salsa, ragga, kizomba, bachata, etc