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Parques nacionales y conservación de la biodiversidad

Los parques nacionales de Benín forman parte de la mayor zona protegida de África Occidental, el Complejo W-Arly - Pendjari (WAP), clasificado en 2018 como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Incluye la mayor parte de los bosques del país, reliquias de bosques antiguos y tesoros de biodiversidad. El Parque Nacional de W, llamado así por una de las formas que adopta el serpenteante río Níger en su territorio, es un área protegida transfronteriza, compartida con Níger y Burkina Faso. Es famoso por su megafauna (leones, elefantes, leopardos, búfalos). Sin embargo, no es inmune a las presiones humanas y la caza furtiva sigue siendo frecuente. Los conflictos entre humanos y elefantes también se producen en las afueras del parque a distintas escalas. Existen programas para gestionar estos conflictos, en los que pueden participar los ecovoluntarios(www.ecobenin.org). El Parque Nacional de Pendjari

también alberga una rica biodiversidad de flora y fauna. Los ecosistemas de la sabana son el hogar de los guepardos, el símbolo del parque. También se están desarrollando proyectos de ecoturismo en estos territorios para conciliar la protección del medio ambiente y la recepción de visitantes.

El jardín botánico de la Universidad de Abomey-Calavi

conserva una importante colección de plantas medicinales, base de la medicina tradicional. También contribuye al desarrollo de la investigación y la concienciación medioambiental. Los proyectos con varios socios también se llevan a cabo a escala territorial. Este es el caso del proyecto BIODEV2030, lanzado en el verano de 2021. Elaborado tras un estudio de evaluación de la situación de la biodiversidad, este programa de acción de ámbito nacional reúne a agentes públicos y privados, académicos, representantes de la sociedad civil y socios técnicos y financieros. El objetivo es desplegar acciones en sectores con fuertes impactos identificados durante la fase de estudio (agricultura, pesca, silvicultura, urbanización). Este programa también se está probando en otros 15 países. Para más información, visite www.biodev2030.org

Frente a la deforestación

La deforestación es un problema importante en Benín. Los bosques representan recursos energéticos, alimentarios y medicinales. También son una fuente de ingresos y empleo a través de la exportación de maderas preciosas (teca, gmelina), manteca de karité y otros productos de los ecosistemas forestales. El país también cuenta con 3.000 bosques sagrados, que tienen una dimensión religiosa para ciertas comunidades y están protegidos por ley.

La tasa de deforestación del país, del 2,2%, sigue siendo elevada. Se calcula que el bosque ha perdido un 20% de su superficie entre 2005 y 2015. La deforestación está vinculada principalmente a la agricultura (tala y quema), a la explotación de recursos (madera, madera energética, madera para cocinar), pero también a la explotación ilegal, y ello en un contexto de crecimiento demográfico.

Los manglares no se libran de la deforestación. Estos notables humedales han sufrido un preocupante declive. Han perdido el 30% de su superficie en veinte años. La destrucción de estos entornos, que actúan como reservas de biodiversidad, sumideros de carbono y protección contra la erosión costera, se debe principalmente a las actividades costeras, como la pesca y el cultivo de sal. Las fábricas de sal al aire libre requieren un uso abundante de leña.

Ante esta situación, se han tomado medidas concretas. El país ha modificado su código forestal y su sistema fiscal en este ámbito. En 2016 se prohibió la tala de mangles y cocoteros en los manglares, pero la alarmante deforestación continúa. Están surgiendo proyectos de restauración de manglares, dirigidos por asociaciones e instituciones, en colaboración con la universidad. Se han puesto en marcha programas de plantación sostenible (teca). Una empresa emergente, "Eco-Sika charcoal", produce carbón vegetal a partir de residuos vegetales, lo que tiene la virtud de crear puestos de trabajo y evitar la tala de madera. Entre las muchas iniciativas existentes en el país, también hay un grupo de mujeres que procesan la yuca y utilizan un biodigestor en lugar de una estufa de leña, lo que preserva el recurso y la salud de las mujeres.

Cuestiones relacionadas con la urbanización

El cambio de uso del suelo, y más concretamente la urbanización, que a menudo se lleva a cabo de forma anárquica, debilita la biodiversidad. La presión antropogénica es especialmente fuerte en el litoral del país, donde se concentra la mayor parte de la población. La urbanización conduce a la fragmentación, pero también a la degradación de los entornos naturales (incluidos los manglares), especialmente cuando la gestión de las aguas residuales y los residuos es inadecuada o inexistente. Para contrarrestarlo, se han puesto en marcha normativas (código del suelo y ordenanzas municipales) para proteger determinadas zonas costeras. Un decreto municipal prohíbe determinadas actividades y ocupaciones humanas en torno al lago Nokoué, aunque en la práctica no suele respetarse.

Prevención de la contaminación

El país ha puesto en marcha acciones concretas para reducir la contaminación, cuyas consecuencias no son sólo medioambientales sino también sanitarias. Para luchar contra la contaminación atmosférica en Cotonú, el ministerio encargado del medio ambiente ha tomado toda una serie de medidas, como la operación "quien contamina paga", el despliegue de transportes públicos, la formación de conductores y mecánicos y la vigilancia de la calidad del aire, que han tenido efectos beneficiosos (reducción de algunos contaminantes). En cuanto a la gestión de residuos, también se están produciendo avances. La falta de un sistema de gestión de residuos ha dado lugar a vertederos abiertos que se queman regularmente. En 2019 se ha puesto en marcha un proyecto para establecer un sistema de gestión de residuos sólidos (precolección, recogida y enterramiento) combinado con operaciones de limpieza de calles. El objetivo es recoger el 90% de los residuos en 5 ciudades del Gran Nokoué (Cotonú, Porto-Novo, Ouidah, Abomey-Calavi, Sèmè-Kpodji).