El origen del nombre

Algunos creen que el término "guanche" deriva de un nombre guanche: "wanchinet" o "gwanchinet", que significa "hombre o hijo" del "gran volcán"(chinet). Dado que los antiguos romanos equiparaban el gran volcán con el Teide, este nombre se refería a los hijos u hombres de Tenerife. Y sólo a ellos. Esta expresión fue prácticamente asumida por los exploradores portugueses y genoveses de finales del XIIIe siglo XIII, que los llamaron "gwan chin", "los hijos del gran volcán". Por extensión, este nombre ha pasado a utilizarse para referirse a toda la población prehispánica del archipiélago. Algunos sostienen que se trata de un error, dada la falta de vínculos marítimos entre las poblaciones de cada isla. No existen pruebas arqueológicas de las prácticas marítimas de estas diferentes poblaciones que vivían aisladas en sus propias islas. Por lo tanto, cada una de las islas habría sido el hogar de un pueblo diferente, con un nombre diferente: Bimbaches en El Hierro, Benahoritas en La Palma, Gomeritas o Gomeros en La Gomera, Canarios en Gran Canaria, Majos en Fuerteventura y Lanzarote y Guanches en Tenerife. Los detractores de esta interpretación señalan que se trata de nombres modernos sin base histórica. Hoy, sin embargo, el término guanche se utiliza para designar a todas las poblaciones indígenas de las Islas Canarias. La datación de los asentamientos guanches también ha sido objeto de diferentes interpretaciones, pero hasta la fecha las investigaciones más recientes favorecen la hipótesis de un asentamiento en dos fases: la primera en torno al siglo VI a.C. (asentamiento bereber "arcaico"), como atestigua la zona arqueológica de la Cueva de los Guanches en Icod de los Vinos en Tenerife, y la segunda en el siglo I d.C., formada por asentamientos bereberes romanizados.

Economía blanca

Se basaba en la cría de especies procedentes del continente africano. Las cabras proporcionaban la mayor parte de la carne y la leche, con la que elaboraban mantequilla, y también criaban ovejas, cerdos y perros para cuidar los rebaños. Al mismo tiempo, la agricultura, esencialmente cerealista, variaba en importancia de una isla a otra, siendo Gran Canaria la más desarrollada. No utilizaban el arado, pero cultivaban cereales (cebada y trigo) y legumbres. Con la harina de los granos de cebada tostados se elaboraba el gofio, un dulce muy nutritivo que sigue siendo el plato más típico de Canarias. La recolección de frutos y la pesca en la costa eran parte importante de su dieta, así como la caza ocasional de aves y pequeños reptiles. Los aborígenes canarios vivían principalmente en cuevas naturales o en tubos volcánicos(Cenobio de Valerón en Gran Canaria), pero también existen numerosos ejemplos de viviendas en superficie, sobre todo en Gran Canaria y Lanzarote, como la reconstruida en el Parque Arqueológico Cueva Pintada, en Gádar, Gran Canaria.

Artesanía y pinturas rupestres

Estos pueblos se describen como pertenecientes al Neolítico, ya que desconocían el uso del hierro, ausente en estas islas. Ello no les impidió fabricar armas formidables: maderas, piedras talladas o lanzas -añepas- con puntas endurecidas por la llama u hojas de piedra volcánica afiladas y cónicas, que hicieron la vida imposible a los primeros conquistadores, sobre todo en Tenerife. Los descubrimientos arqueológicos también han sacado a la luz su cerámica y alfarería, elaboradas sin ayuda de torno mediante una técnica que aún hoy utilizan los bereberes y que todavía se practica en Canarias. También dejaron numerosos grabados rupestres, como los diseños espirales y geométricos hallados en varios abrigos rocosos de La Palma, en el Lomo de Los Letreros y cerca de Gáldar, en Gran Canaria. Mientras que petroglifos similares sólo se encuentran en algunas culturas de Europa Occidental, otros grabados de El Hierro y La Palma incluyen signos que apuntan a una escritura similar a la del norte de África, pero que aún no han sido descifrados.

Sociedad y religión

Cada isla estaba dividida en territorios encabezados por un cacique, mencey en Tenerife y guanarteme en Gran Canaria, rango al que sólo podían acceder los nobles de mayor rango que hubieran demostrado su absoluta pureza. Por debajo de él, su esposa, su familia y la asamblea de ancianos que le asesoraban, la sociedad se dividía esencialmente en dos clases, los nobles y el pueblo llano, normalmente en función del número de cabezas de ganado que poseían. La justicia se administraba en público en el "tagoror" en Tenerife y el "sabor" en Gran Canaria. Más bien politeísta, la religión guanche dedicaba un culto generalizado a los astros y sacralizaba ciertos lugares, como los picos rocosos y las montañas: el Teide en Tenerife, el Idafe en La Palma y el Tindaya en Fuerteventura. Entre los numerosos dioses estaban Achamán, dios del cielo y supremo creador en Tenerife, y Chaxiraxi, la diosa madre cuya imagen se mezcló más tarde con la de la Virgen de la Candelaria en Tenerife, pero son sobre todo las momias las que constituyen uno de los principales vestigios de la cultura guanche. Los cuerpos se untaban con manteca, se secaban al sol, se embalsamaban y se enterraban en cuevas similares a las habitadas por los vivos o, más raramente, en Gran Canaria y quizá también en Tenerife, en túmulos. Esta técnica de momificación era menos sofisticada que la utilizada por los antiguos egipcios, y los restos anteriores al siglo X d.C. no se conservaban; los posteriores a esa fecha se exponen hoy en los museos. En todas las islas hay vestigios de esta civilización, extinguida durante la colonización española, como la cueva del Belmaco en La Palma, el Parque Cultural de El Julan en El Hierro, el Parque Arqueológico de Maipes d'Agaete en Gran Canaria o las pirámides de Guïmar en Tenerife, por citar sólo algunos. Pero son dos los museos que atesoran la mayor colección de objetos y restos guanches (sobre todo momias): el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife y el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria. El paisaje cultural de Risco Caído, en Gran Canaria, es, por supuesto, el punto culminante de este recorrido. Esta zona, que será reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en julio de 2019, incluye 10 yacimientos con lugares de culto y restos de viviendas trogloditas excavadas en los acantilados, incluido un santuario rupestre con aberturas que permiten iluminar los grabados.