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Un clima templado ideal

Los vinos montenegrinos tienen una larga y rica tradición que se debe a las buenas condiciones climáticas del país. El favorable clima templado, que predomina tanto en las zonas costeras como en el interior, favorece el cultivo de la vid. Situado en la parte meridional de la costa adriática, el país disfruta de días soleados en verano, noches suaves y precipitaciones estables y regulares en primavera e invierno.

Una historia concentrada en torno a la capital

En Podgorica, muchas familias siguen produciendo su propio vino, una tradición que se remonta a mediados del siglo XIX, cuando el rey montenegrino Nikola Petrović vio las enormes posibilidades de esta región para la viticultura. Recomendó a sus tropas: «¡Soldado, dondequiera que creazca una vid, debe plantar al menos doscientas vides!». La región del lago Skadar sigue siendo una importante zona vitivinícola montenegrina y se dedica principalmente a la cría de dos variedades endémicas: vranac y kratošija, que se pueden degustar en muchos restaurantes bajo el nombre de «vino doméstico», entendiendo que se cultiva localmente sin detalles exactos de las variedades de uva utilizadas.
Otra región importante: Crmnica, limítrofe con la Riviera de Budva, es la cuna de las famosas variedades de uva vranac y dkrstač, y tiene una larga tradición en la producción de vinos y licores de alta calidad.

Vino, hombres y dioses

El vino es «fruto de la tierra y producto del trabajo humano». Tiene una relación directa con el espíritu: sólo los hombres dignos, aptos y debidamente cualificados deben tener acceso directo al espíritu sin que ello suponga un peligro para ellos. De ahí la prohibición de tocar ciertas prácticas y de consumir vino en el Islam moderno.

Hay que estar cualificado para dar el siguiente paso. El vino es la bebida de los dioses, y el pan el alimento de los hombres. La ortodoxia serbia de Montenegro todavía realiza la oración del corazón, en la que se bebe del cáliz y se da una vuelta alrededor de la iglesia en sentido contrario a las agujas del reloj.

El vino tal y como lo conocemos se produjo por primera vez en el Cáucaso y Crimea, donde sigue tiendo una gran importancia, como demuestran estos dos ejemplos: en el billete ruso de 100 rublos dedicado a Crimea aparecen vides, y en el norte de Irán, país chií y estricto en materia religiosa, se sigue produciendo vino a lo largo del valle del Arax. Del Cáucaso a los Balcanes, para los helenos, sólo hay un paso.

Para los Balcanes, todo empieza en el lago Skadar.....

Uno de los primeros lugares de cultivo del vino en los Balcanes fue Drušići («Drusshitsi»), al este del lago Skadar (Shköder), que en lengua ilírica significa racimo de uvas.
Las variedades de uva autóctonas de los Balcanes son la kallmeti, shesh, debin o vlosh. También existe la vranac, como en Montenegro, ya que la naturaleza no se rige por los límites de los humanos. Para comprender el alma de la vid balcánica, es interesante hacer una excursión de medio día a Albania, sobre todo porque la ciudad de Skadar es un centro de la ortodoxia serbia. Consulte al final de este capítulo las guías adecuadas.

Historia moderna del vino en Montenegro

Francia y los Balcanes siempre han mantenido estrechos contactos. Además de la diplomacia y el ejército, el vino también ha tenido su lugar. Sí, las vides y las variedades de uva iban y venían entre las dos regiones en los siglos XVIII y XIX. El vino montenegrino sobrevivió a las dos guerras mundiales, pero sucumbió a finales de la década de 1960. La razón de su desaparición fue su éxito. El gobierno comunista de Tito decidió a finales de los sesenta nacionalizar la producción de vino. Los hechos están bien documentados: los campesinos fueron desposeídos de sus tierras y el Estado lanzó proyectos de industrialización masiva. La producción de vino se disparó, en proporción a la disminución de la calidad. Los viñedos de calidad de la costa escarpada se abandonaron en favor de viñedos creados desde cero en las zonas llanas, casi desiertas, sobre todo alrededor de la capital, Titograd (Podgorica).

Fue a principios de la década de 1970 cuando Francia rompió sus lazos con Yugoslavia en lo que al vino se refiere. El país formaba parte del Movimiento de Países No Alineados. Los nuevos clientes eran Vietnam, Egipto y la URSS. Poco importaba la calidad del vino, ya que lo primordial era vender el máximo posible para demostrar al mundo que la unión entre los «pueblos oprimidos» estaba en marcha.

En un contexto de contratos falsos que duraron treinta años, algunos países perdieron el sentido del verdadero negocio. Para algunos, la transición de los años noventa fue fatal. Para otros, fue una oportunidad de probar nuevas reglas. Eslovenia tuvo suerte por partida doble: está cerca de la Europa Occidental y no se vió afectado por la guerra. Fue inteligente y afortunada. Cuando cayó Yugoslavia, el país decidió devolver la tierra a sus antiguos propietarios con la opción de seguir produciendo vino o dedicarse a otra cosa: zumos, licores, leche... Al mismo tiempo se crearon otros viñedos. Croacia siguió el ejemplo una vez superados los reveses de la guerra. Las industrias eslovenas y croatas nunca se detuvieron, solo cambiaron de propietarios.

En Montenegro, las cosas fueron diferentes. Tras la caída de Yugoslavia, tomó el relevo un gobierno similar, así que hasta 2006 no se registró la primera familia vinícola, Plantaže. El número aumentó hasta alcanzar unas cincuenta familias en 2022. De estas, solo unas diez se dedican al comercio del vino. En Serbia, se estima que cuatrocientas familias tienen un negocio serio de un total de unas dos mil. En proporción, el número de familias montenegrinas viticultoras con un negocio serio es menor. Está claro que hay un gran problema, que se agrava si se tiene en cuenta que Montenegro se libró de la guerra.

El gobierno ha seguido confiando durante años en la que se ha convertido en la única gran empresa vinícola del país: Plantaže. Como ya se ha dicho, el gobierno del mariscal Tito decidió abandonar los viñedos de la costa adriática. En aras de una rápida industrialización, hubo que construir carreteras, megafábricas e instalaciones de almacenamiento. Se eligieron los alrededores de la capital, Podgorica, una región llana, más bien árida y desértica, donde no crece la vid. Por eso, con la ayuda de bombas hidráulicas de presión, se sacó el agua desde más de cien metros de profundidad. Es más o menos el mismo proceso que se utiliza en la búsqueda de nafta; los entendidos conocerán el término upstream. Por supuesto, se usaron pesticidas desde el inicio de la aventura, en los años setenta. Durante la transición poscomunista, el viñedo de Plantaže era el único que generaba dinero para el gobierno. El sistema sigue vigente, pero las nuevas autoridades han decidido desarrollar la enología en el país. El objetivo quizá no sea turístico sino, como suele ocurrir en los Balcanes, más pragmático. La idea es diversificar las fuentes de ingresos para no dejarse morder por un monopolio.

Plantaže (Плантаже) es un gigante europeo que acaba de adquirir un castillo en Gironda. Gigante no siempre significa que sea malo: Tikveš (Тиквеш), en el norte de Macedonia, es otro gigante que produce calidad. Sin embargo, no recomendamos consumir el del gigante montenegrino: su elaboración hace que el vino sea ácido, con un pH por encima de la dosis aceptable. Incluso las aduanas marítimas chinas devuelven los cargamentos cuando llegan a los puertos para evitar un posible escándalo sanitario.

Rutas del vino

Kotor es un lugar muy turístico y vinícola, y sin duda una parada importante en su viaje, ya sea al visitar los Balcanes en general o solo por Montenegro. En Kotor, como se indicará explícitamente en el capítulo correspondiente, debe seguir la guía.

El establecimiento recomendado es el Old Winery Wine Bar. Lo mejor es pasarse el día anterior o por la mañana para reservar una sesión de cata de 40-60 minutos. Goran le llevará de viaje por la historia del vino, mezclando anécdotas históricas con el preciado elixir.

En los alrededores de Podgorica y, en general, en el este de Montenegro, piense en Ivan. Este guía conoce la zona al dedillo y estará encantado de llevarle a donde quiera o recomendarle un lugar. Si va a pasar medio día en la orilla albanesa del lago Skadar, Ivan es la mejor opción.

Goran: +44 736 665 4271
Ivan Ivanović: +382 6733 5145.

 

He aquí un rápido resumen de los lugares vinícolas en torno a Podgorica en los que centrarse:

Noroeste de Podgorica: triángulo Danilovgrad-Podgorica-Mrke.

Noroeste de Podgorica: triángulo Seoštica-Podgorica-Orahovo.

Suroeste de Podgorica: Gornji y Donji Kokoti.

Un rincón curioso, en los alrededores de Drušići (Друшићи)

Drušići («Drusshitsi») es un pequeño pueblo de la región costera de Montenegro, conocido por su paisaje montañoso y sus viñedos. La historia de sus viñedos se remonta a varios siglos atrás.
Según la leyenda, las primeras vides fueron plantadas en Drušići por monjes benedictinos que trajeron las plantas de su tierra natal, probablemente de Italia, alrededor del 1400. Los monjes reconocieron el potencial del suelo y el clima para el cultivo de la vid y empezaron a plantar vides en las laderas de las montañas. Con el tiempo, el cultivo de la vid se extendió a otras partes de Montenegro, incluida la famosa región vinícola del lago Skadar.
A lo largo de la historia, los viñedos de Drušići han tenido sus altibajos. En el siglo XIX, la producción de vino en la región disminuyó debido a las guerras y a las enfermedades de la vid. Sin embargo, en el siglo XX, la producción de vino experimentó un renacimiento con la introducción de nuevas variedades de uva y modernas técnicas de vinificación.
En la actualidad, los viñedos de Drušići, y Montenegro en general, están en auge, y los viticultores locales producen vinos galardonados a partir de variedades de uva autóctonas como la vranac y la krstač. Los vinos montenegrinos de pequeñas cooperativas son cada vez más reconocidos internacionalmente por su calidad y sabor únicos, continuando una larga tradición vitivinícola en esta región.