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Tres parques naturales

El Principado de Andorra cuenta con tres parques de notable belleza. El Parque Natural Municipal de los Valles del Comapedrosa está situado en el noroeste del país, en la parroquia de la Massana, con una superficie de 1.542 hectáreas entre las estaciones de esquí de Arinsal y Arcalís. La riqueza del lugar reside en su ecosistema endémico, sus importantísimos recursos acuáticos y su patrimonio agropecuario. Es aquí donde se levanta la Coma Pedrosa, de 2.942 metros (más información enwww.comapedrosa.ad y www.lamassana.ad).

En el noreste del Valle de Ordino, las 1.080 hectáreas de montañas del Parque Natural del Valle de Sorteny (Parc Natural de Sorteny) forman la frontera natural entre Andorra y Francia. El Valle de Sorteny cuenta con una vegetación extremadamente rica - 700 especies vegetales, de las cuales más de 50 son endémicas de los Pirineos - repartidas en 3 niveles: montano, subalpino y alpino (más información en www.sorteny.ad y www.ordino.ad).

Por último, el valle del Madriu-Perafita-Claror (Valea Madriu-Perafita-Claror), declarado "paisaje cultural universal" por la UNESCO en 2004, es un amplio espacio natural que se extiende por varias parroquias. Desde entonces, las instituciones andorranas se han comprometido a desplegar las medidas necesarias para proteger esta zona de 4.247 hectáreas (aproximadamente el 10% del territorio andorrano). De nuevo, la vegetación tiene tres niveles, empezando por el pino silvestre y los pastizales a una altitud de entre 1.000 y 1.700 metros, seguidos por el abeto (hasta los 2.000 metros), y luego por los pastos y las plantas rocosas a una altitud de más de 2.200 metros (más información en www.madriu-perafita-claror.ad).

A pesar de la protección de estas zonas, los problemas medioambientales a los que se enfrenta Andorra son de diversa índole. La deforestación, el sobrepastoreo que contribuye a la erosión del suelo, la contaminación atmosférica debida al intenso tráfico por carretera, el tratamiento de las aguas residuales y la eliminación de los residuos sólidos son algunos de los aspectos más problemáticos. Sin embargo, las cuestiones de preservación del medio ambiente y la diversidad son tomadas muy en serio por el Principado, que ahora confía en el movimiento verde como parte importante de su atractivo turístico. Por ello, se ha orientado decididamente hacia el desarrollo sostenible.

Fauna, flora y pesca en Andorra

Al caminar por estas zonas protegidas, las posibilidades de encontrarse con un oso pardo son extremadamente escasas (si lo hace, mantenga la distancia e informe de ello). Los ciervos, las cabras salvajes y los lobos que antes habitaban estas regiones montañosas han desaparecido por completo. La probabilidad de encontrarse con la famosa marmota o muflón, introducida por el hombre hace unas décadas, es mucho mayor En términos de población, las lagartijas pirenaicas, los isardos y las truchas de río son las especies más comunes en Andorra. Entre los mamíferos de menor altitud se encuentran el gato montés, el zorro, el armiño, la marta y la liebre, mientras que en los bosques abundan los urogallos, las ardillas y los jabalíes. Por último, las perdices blancas y las aves rapaces, como águilas, buitres, quebrantahuesos y búhos, siguen siendo los huéspedes de las zonas de montaña.

En cuanto a la flora silvestre, mientras se pasea por las montañas, se pueden descubrir las diferentes variedades de flores y plantas pirenaicas y andorranas. Se distribuyen en función de los niveles de altitud que tienen un impacto directo en las propiedades climáticas y físicas. El pino silvestre, el abedul, el abeto, el roble blanco, el fresno, el álamo y el avellano son los árboles más comunes en Andorra. Al pie de los miradores, se puede observar que entre los 1.000 y los 1.700 metros de altitud (nivel montañoso), los árboles caducifolios se mezclan con las coníferas, sobre todo el pino rojo, y luego dan paso a los pinos negros, pero también a los enebros, las arnicas y las gencianas. Poco a poco, la pradera alpina se impone y se descubre en el nivel alpino. Entre las especies vegetales, aunque algunas son comunes a todo el Principado, algunas aprovechan los microclimas para desarrollarse y exhibir sus particularidades, como la grandalla o narciso de los poetas (Narcissus poeticus). Es la flor que simboliza el principado: sus seis pétalos blancos representan las parroquias de Andorra (antes tenía siete) y los dos pistilos amarillos, los copríncipes. También hay una docena de variedades de violetas, la columbina común, que se puede ver en el camino de Canòlich, las rosas villosa en el mismo lugar, y las variedades pendulina y glauca en Aixovall y Sant Julià de Lòria. Andorra también tiene muchas plantas medicinales. En cuanto a la fruta, las frambuesas, los arándanos y las fresas silvestres son habituales en las rutas de senderismo, al igual que las setas, estando bien representadas la clavaria, el níscalo, el musseron y los boletus.

Al ser Andorra un territorio altamente acuático, la pesca es una actividad muy arraigada y bien regulada: ¡sólo se permite pescar salmónidos de al menos 20 cm de longitud! De los 62 lagos del Principado, 45 se repoblan cada año: ¡se sueltan casi 4 toneladas de salmónidos al año! Para pescar en el Principado es obligatorio tener una licencia de "acotat" y un permiso de pesca, así como respetar la temporada de pesca, que comienza a mediados de abril con la apertura de las rutas turísticas de Engolasters y Os, seguida de la apertura de los ríos, lagos y estanques entre mayo y junio. El cierre general suele ser a mediados de noviembre. El Departamento de Patrimonio Natural de Andorra publica un mapa de las zonas de pesca con la normativa, disponible en las oficinas de turismo, así como el acotat, una licencia que le permite pescar durante su estancia en Andorra. Pescadores, para preparar su estancia de la mejor manera posible, también pueden consultar la página web de la Federación Andorrana de Caza y Pesca: www.facip.com