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Zonas protegidas y reserva natural de San Bartolomé

El archipiélago cuenta con ecosistemas excepcionales, tanto marinos como terrestres, que combinan flora y fauna endémicas como escorpiones (Béatrice solifuge, escorpión de Saint-Barth) y serpientes (tiflops de Saint-Barth). La isla es también lugar de nidificación de especies de aves y de tortugas (tortuga verde y tortuga carey). El medio marino alberga praderas de fanerógamas, más de 50 especies de coral y más de 180 especies de peces (entre ellos rayas águila y caballitos de mar de hocico largo), así como mamíferos marinos (ballenas jorobadas y delfines mulares). La amenaza que se cierne sobre esta biodiversidad condujo a la creación en 1996 de la reserva natural de Saint-Barthélemy, gestionada actualmente por la Agencia Territorial de Medio Ambiente (ATE) de Saint-Barthélemy y dividida en varias zonas con distintos estatus de protección. La gestión de esta zona incluye también una misión de información y sensibilización del público en general. Los botánicos pueden explorar el bosque seco en busca de orquídeas, cactus y lirios blancos.

Gestión de riesgos y políticas medioambientales

Las actividades humanas aumentan la vulnerabilidad de los entornos a los riesgos climáticos y también causan daños a la biodiversidad, sobre todo por la contaminación. El calentamiento global podría aumentar la frecuencia y gravedad de fenómenos extremos, como el huracán Irma. La urbanización de la isla ha aumentado su vulnerabilidad a los riesgos naturales. La expansión urbana y el sellado de las superficies terrestres son una amenaza para la biodiversidad (desaparición y degradación de los entornos naturales) y un obstáculo para el drenaje de las aguas de escorrentía hacia el subsuelo. El turismo genera numerosos problemas medioambientales: abastecimiento de agua potable, tratamiento de efluentes acuosos y, en particular, vertido de aguas residuales en el medio natural en caso de fuertes lluvias (saturación de los sistemas de tratamiento). La isla adolece de falta de recursos hídricos, y actualmente se están realizando esfuerzos para mejorar las infraestructuras de producción de agua potable y de tratamiento de las aguas residuales. En cuanto a la energía, la Agencia Territorial de Medio Ambiente ha elaborado un programa para el desarrollo de las energías renovables en la isla. Otro motivo de preocupación es la contaminación marina, en particular la concentración de metales pesados en peces y mamíferos marinos, que contamina toda la cadena alimentaria. La introducción de especies exógenas genera un riesgo de desequilibrio del ecosistema y de pérdida de biodiversidad, sobre todo por el debilitamiento de las especies endémicas. En resumen, Saint-Barth es un paraíso para la biodiversidad, cuya salvaguardia exige esfuerzos constantes y compartidos.