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La sequía como amenaza sanitaria y ecológica

Resulta irónico que el país conocido como "la torre de agua de África Occidental" sufra una sequía. Veintidós de los ríos africanos nacen en el país, entre ellos el Níger, el tercer río más largo de África, el Senegal y el Gambia. La sobreexplotación de los recursos hídricos, el cambio climático, que provoca sequía, la contaminación del agua y la destrucción de los ecosistemas donde se forman los manantiales son factores que hacen que este preciado recurso escasee. En la actualidad, un tercio de los guineanos no tiene acceso a agua potable y bebe agua de los ríos, lo que contribuye a la propagación de enfermedades como la malaria y el ébola.

De la tala a la plantación

Mientras que en los años sesenta el país contaba con 14 millones de hectáreas de bosques, ahora sólo dispone de 700.000 hectáreas. El Ministerio de Medio Ambiente afirma incluso en su página web que "Guinea tiene uno de los índices de deforestación más rápidos del mundo".

Una de las principales causas, además de los incendios forestales, la minería y la tala para la agricultura, es la fuerte dependencia de la población de los combustibles de carbón. En 2008, la leña seguía representando el 89% de la energía utilizada. La reacción del gobierno está a la altura de la matanza: desde 2021, simplemente ha prohibido la tala y el transporte de madera, ¡y no se tolerará ninguna excepción! Sin embargo, esta audaz medida no es muy bien acogida por la población, e incluso algunos ecologistas se muestran contradictorios. Es el caso de Sékou Amadou Diakité, destacado activista medioambiental guineano, conocido por su labor contra la deforestación. Con su ONG Renascedd, ¡ha replantado 366.000 árboles sólo en 2020! Sin embargo, considera que el decreto no es realista, ya que podría llevar a la precariedad a una gran parte de la población que depende de la madera.

Recursos mineros: un regalo envenenado

Bajo el fértil suelo guineano se encuentra una cuarta parte de las reservas mundiales de bauxita, el principal mineral para la producción de aluminio. Aunque la extracción es relativamente nueva, ya es tan intensa que se prevé que las reservas guineanas se agoten en 2045. La presencia de Guinea en el mercado ha aumentado desde que Malasia e Indonesia abandonaron sus explotaciones, que constituían un desastre medioambiental.

Los inversores, principalmente chinos y australianos, están construyendo a gran escala a costa de la selva. Además de la deforestación, que afecta a las especies terrestres, la creación de numerosos puertos para apoyar esta actividad está dañando los medios acuáticos del río Núñez.

La explotación podría ser aún más dañina de lo que ya es, ya que Guinea planea construir plantas de producción para procesar el mineral en su territorio. Éstas consumirían mucha energía, y ya se están construyendo presas hidráulicas para soportar este gasto energético. Además, estas plantas producirían tres veces más residuos, con metales pesados, que aluminio.

Sin negarse a esta ganancia económica, el gobierno intenta realmente regular las operaciones, en particular obligando a cada operador a informar sobre el impacto medioambiental y social. Seis de los actores más importantes también han formado una red medioambiental, recurriendo a expertos para limitar su impacto. Para fomentar la gestión sostenible de estos yacimientos, el Banco Mundial ha asignado 65 millones de dólares a Guinea para crear un programa de conciliación entre el medio ambiente y la gestión de los recursos mineros.

Biodiversidad bajo presión

Gracias a sus numerosos ecosistemas, Guinea posee una riquísima biodiversidad, hoy amenazada. Las presiones son muy diversas, y aunque la deforestación es una de las principales amenazas, algunas prácticas siguen siendo problemáticas, como la caza furtiva. Los chimpancés se llevan la peor parte, y siguen siendo cazados ilegalmente, sobre todo para convertirlos en animales de compañía. Sin embargo, varias instituciones, como el Centro de Conservación del Chimpancé, trabajan para conservar este animal en peligro y extremadamente vulnerable.

Pero los recursos guineanos son codiciados y a veces provocan su pérdida, como en 2021, cuando una empresa australiana descubrió el equivalente a seis mil millones de dólares en oro, y se apoderó ilegalmente de este botín, a pesar de que se encontraba dentro del Parque Nacional del Alto Níger, estrictamente protegido. El parque, esencial para la biodiversidad guineana, alberga 500 chimpancés y especies de peces en peligro de extinción. Las respuestas del gobierno son numerosas e incluyen la formación de 1.800 agentes para combatir la caza furtiva, así como el aumento del número de zonas protegidas en los últimos años. Sin embargo, estos esfuerzos reales siguen siendo frágiles, sobre todo por la falta de fondos para ponerlos en marcha.

Parques nacionales: santuarios de biodiversidad

Frente a las diversas presiones sobre la biodiversidad, los parques nacionales están demostrando ser de vital importancia. El mayor de ellos, el Parque Nacional del Alto Níger, es absolutamente esencial, ya que alberga el bosque de Mafou, el último bosque seco de Guinea y uno de los últimos de África Occidental. También es importante porque está situado en un importante corredor de migración de mamíferos.

El Parque Nacional de Niokolo-Badiar no es muy grande, pero en realidad es una extensión del Parque de Niokolo-Koba, al otro lado de la frontera, en Senegal. Esto crea una zona de mayor biodiversidad donde se pueden encontrar antílopes, monos, leones y leopardos. Sin embargo, el parque no está lleno de animales, ya que se considera una zona tampón donde los pastores pueden apacentar sus animales.

En el norte del país, el Parque Nacional de Moyen-Bafing, creado en 2017, muestra los continuos esfuerzos de las autoridades por preservar el medio ambiente. Ya es de gran importancia, pues alberga una población de 4.000 chimpancés. Por último, el país también cuenta con otras zonas protegidas, como 16 lugares protegidos por la Convención de Ramsar, cuyo objetivo es conservar los humedales.