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Arte rupestre, Lascaux y cuevas decoradas

El arte rupestre (del latín parietalis, que significa arte mural) designa todas las obras de arte creadas por el hombre en las paredes de cuevas y abrigos rocosos. El arte practicado por los humanos en el Paleolítico Superior es uno de los testimonios más conmovedores y preciosos del paso de nuestros lejanos antepasados por la Tierra. La Dordoña está increíblemente bien dotada en este ámbito. El mundo entero conoce la cueva de Lascaux y sus maravillosos bestiarios. La iconografía conocida hasta la fecha incluye figuras de animales, las más de las veces, y más raramente figuras humanas, así como numerosos motivos esquemáticos y signos. Todas las formas de expresión gráfica -pintura, dibujo, aerografía, grabado, escultura y modelado- fueron utilizadas por el hombre durante sus numerosas incursiones en entornos tanto subterráneos como abiertos. Debido a la variedad de espacios utilizados, las condiciones de conservación pueden variar de un yacimiento a otro. Los más conocidos y mejor conservados son los santuarios profundos ("cuevas decoradas"), pero también hay entradas de cuevas y abrigos rocosos, por no hablar de obras que han desaparecido para siempre por haberse realizado sobre soportes más frágiles o destruidos. Las dos formas de expresión dominantes en el arte rupestre paleolítico son el dibujo y el grabado. Desempeñan un papel importante en la iconografía de las cuevas y abrigos de la Dordoña. Sin embargo, existe una técnica mucho menos utilizada en este contexto y que, en Lascaux, adquiere una dimensión monumental: la pintura, una forma pictórica que en Francia sólo se encuentra en Font-de-Gaume y, muy ocasionalmente, en algunas cuevas de los Pirineos. Las técnicas parecen sencillas y los recursos materiales rudimentarios en comparación con la excelencia de las obras realizadas. Algunos sílex, bloques de pigmento, muelas, algunos pinceles y sellos, plantillas de piel y manos muy hábiles: estos son todos los productos y herramientas necesarios para construir los grafismos del famoso santuario. Para descubrir estos tesoros en su entorno de piedra, visite Lascaux VI (facsímil), Font de Gaume, la cueva de Teyjat o la cueva de Villars. El Museo Nacional de Prehistoria de Les Eyzies le ofrecerá una visión más amplia de la prehistoria en la Tierra del Hombre.

Fotógrafos enamorados del Périgord

Mencionaremos sólo dos grandes nombres de la fotografía que cayeron bajo el hechizo del Périgord, sorprendentemente por razones muy diferentes.

El primero es Édouard Baldus (1813-1889), célebre fotógrafo francés nacionalizado del Segundo Imperio. Originario de Prusia, Édouard Baldus huyó de su patria a los veinte años. Llegó a Francia en 1838. Formado como pintor, expuso varias veces en el Salón. El éxito tardó en llegar, sin embargo, y pronto se dedicó a la fotografía cuando el inglés William Henry Fox Talbot perfeccionó el calotipo, un proceso de impresión en papel mediante negativos. La obra fotográfica de Baldus, dedicada casi exclusivamente a la arquitectura y el paisaje, estuvo marcada por los numerosos encargos oficiales que le convirtieron en uno de los fotógrafos favoritos de Napoleón III. Fue un notable testigo de su época y del modo en que la ingeniería moderna transformaba el paisaje. Realizó numerosos reportajes fotográficos sobre la restauración de monumentos y obras ferroviarias. Su trabajo le llevó a Périgueux, donde inmortalizó la catedral, los puentes, las fachadas a demoler... Participó en la misión heliográfica de 1851 encargada por la Commission des Monuments Historiques para elaborar un inventario de los edificios más notables que necesitaban restauración en diversas regiones de Francia. Conocido principalmente por sus grabados en plata, Édouard Baldus dedicó sin embargo más de 20 años de su vida al grabado heliográfico, proceso de impresión calcográfica que transfiere una imagen sobre una plancha de cobre o de acero utilizando una gelatina sensible a la luz.

Robert Doisneau es el segundo fotógrafo más vinculado al Périgord. Sus famosas fotografías en blanco y negro han dado la vuelta al mundo. Menos conocida es su obra privada, con el Périgord como telón de fondo. Este fotógrafo humanista llegó a pasar sus primeras vacaciones pagadas en el valle del Dordoña. Desde entonces, regresó con regularidad hasta el final de su vida, realizando numerosas fotografías. A partir de una famosa foto tomada en 1939 delante de la estación de Carlux, en la que aparecen su esposa Pierrette Doisneau y tres amigas suyas, se ha puesto en marcha un ambicioso proyecto: la creación de una galería de exposiciones dedicada a Robert Doisneau, en el edificio restaurado de la estación.

El Perigord, como un plató de cine

El cine ama la Dordoña y la Dordoña ama el cine En el Périgord se ruedan al menos 5 películas al año, tanto para la televisión como para el cine. Es muy emocionante saber que puede toparse con una estrella o una estrella del cine internacional en la curva de un callejón de una casa de campo del Périgord. ¿Reconocerá a Ben Affleck o Matt Damon detrás de sus gafas de sol cuando vengan a comprar la última película de Ridley Scott, que se ha visto frenada en seco por la actual crisis sanitaria? ¿Quizá cene con un actor famoso en una terraza una noche en Périgueux? Contrariamente a la creencia popular, no son sólo los parajes (castillos y pueblos medievales) o los paisajes naturales (ríos y verdes valles) los que explican que Périgord se filme más de un día de cada dos. Tampoco es por la gastronomía local... Bueno, no sólo eso... Ante todo, es un feroz compromiso político. Desde 2008, el consejo departamental ha sido precursor en este campo, creando un fondo de apoyo a la producción cinematográfica. Así, el dinero público se invierte en producciones privadas, generando importantes efectos económicos derivados de los rodajes en la región. Por cada euro invertido por las autoridades locales, 10 euros son gastados por la producción, en particular pagando a extras o técnicos locales o reservando alojamiento. También destaca la oficina de recepción de rodajes, con un equipo dedicado a las necesidades de la película y a la búsqueda de localizaciones.