Huracanes y tormentas tropicales
El este de Texas tiene un clima subtropical húmedo. La "temporada de huracanes" tiene lugar aquí cada año entre junio y noviembre, seis meses del año bajo alerta... Los meses de mayor riesgo son agosto y septiembre, pero en raras ocasiones se han producido huracanes más allá de estos meses. El cambio climático ha ampliado la ventana de oportunidad para los huracanes. El huracán más devastador en Texas en los últimos tiempos ocurrió en 2017, el huracán Harvey, clasificado como categoría 4. La metrópoli de Houston se vio especialmente afectada. Los daños causados por los huracanes pueden variar en gravedad, y a veces se traducen en viviendas destruidas o dañadas, pérdida de electricidad y, posiblemente, muertos y heridos. En 2017, un total de 82 personas murieron, y 185.000 viviendas resultaron dañadas y 9.000 destruidas. Los daños ascendieron a 70.000 millones de dólares. Con el cambio climático, la recurrencia de los huracanes aumenta cada año, poniendo en mayor riesgo a estas regiones y sus comunidades. Como consecuencia, la región del Golfo está experimentando tormentas tropicales bastante violentas, que también pueden causar daños importantes, como las inundaciones de 2021, que causaron grandes daños en la ciudad de Houston. De hecho, los científicos clasifican la región de Houston como zona subtropical (al igual que toda la mitad del estado al sureste de la autopista 35). El calor y las precipitaciones son, por tanto, habituales. Aquí caen casi 1.000 mm de lluvia al año, en marcado contraste con una ciudad como El Paso, donde sólo caen 235 mm anuales. Paradójicamente, cuanto menos violento es un ciclón, mayor es el riesgo de inundaciones catastróficas porque las precipitaciones son mayores.
Tornados
El otro fenómeno particular de la región, los tornados, se desarrollan principalmente en las vastas llanuras del centro y norte de Texas. El estado de Texas ocupa el primer lugar en incidencia media anual, con una media de 139 tornados Se habla incluso del famoso "Callejón de los Tornados", que también recorre principalmente los estados de Oklahoma, Kansas, Nebraska, Dakota del Sur y Iowa. Los tornados se producen cuando el aire tropical del sur se mezcla con el aire más frío del norte. Por lo general, nunca son muy fuertes. Sin embargo, en mayo de 2015, numerosos tornados acompañados de lluvias torrenciales azotaron violentamente la mitad oriental de Texas, causando una docena de muertos e inundaciones sin precedentes en la región. Al igual que los huracanes, los tornados pueden empeorar con el cambio climático. En 2022, varios huracanes causaron grandes daños. Sin embargo, el tornado más mortífero en Texas se remonta a 1953, en Waco, donde murieron 114 personas y 597 resultaron heridas.
Las estaciones
Junto a estos fenómenos climáticos están los inviernos fríos del norte de Texas y los inviernos áridos del centro. En los alrededores de Amarillo, por ejemplo, los tejanos sufren inviernos muy fríos y áridos y devastadoras tormentas de nieve. En cambio, Houston tiene inviernos suaves, con temperaturas diarias de entre 10 y 20°C. El frío del norte de Texas y las llanuras del Panhandle se debe en gran parte a la altitud de la región, que se eleva por encima de los 1.000 metros.
Entre marzo y mayo, las temperaturas diarias oscilan entre 15 y 21°C. También suele considerarse la estación de las lluvias, que son bastante refrescantes y caen durante varios días seguidos. Salpicado de flores, el Hill Country se vuelve colorido, verde y realmente encantador. Al mismo tiempo, este periodo trae consigo un buen número de tornados y tormentas eléctricas, especialmente hacia el este y el norte.
El verano en Texas es una época insoportable para la mayor parte del estado. Es increíblemente caluroso y húmedo, sobre todo a lo largo de la costa del Golfo y en las regiones del sur. Dependiendo de la región, las temperaturas diurnas oscilan entre los 30 y los 35°C, subiendo hasta unos 38°C durante julio y agosto. A menos que esté en la costa (en cuyo caso se bañará con frecuencia en el Golfo), prevea pasar todos los días en una piscina, lago o río. La temperatura más alta registrada en Texas fue de 49°C en 1994, y la más fría de -31°C en 1933. En general, debería evitar pasar el verano en Texas. En 2023, Texas sufrió una de sus olas de calor más graves, con temperaturas que superaron los 45°C durante el día. Las regiones húmedas del Golfo de México se vuelven particularmente insoportables, ya que la humedad hace que el calor sea aún más pesado y opresivo. Este tipo de olas de calor suelen ser peligrosas, sobre todo para las personas mayores, y la mayoría de los residentes acaban pasando días enteros en el interior, en habitaciones con aire acondicionado, sin salir al exterior. Afortunadamente, ¡el aire acondicionado es un recurso común en Texas! Por desgracia, estas olas de calor también han provocado algunos incendios forestales, sobre todo en los alrededores de Austin, en el Hill Country, que han destruido algunas casas.
El otoño es una de las mejores estaciones para visitar Texas. Entre septiembre y diciembre, Texas permanece soleado y fresco. En octubre, las temperaturas suben hasta unos 25°C. Es una buena época para visitar Piney Woods o Hill Country. Noviembre sigue siendo templado en la mayor parte del estado, mientras que en diciembre se produce un gran descenso de las temperaturas.
Cambio climático
El cambio climático está teniendo un gran impacto en el estado de Texas, sobre todo por su posición vulnerable en relación con las aguas del Golfo de México. Desde 2016, la temperatura de la mayor parte del estado ha aumentado 0,83 °C como consecuencia de los gases de efecto invernadero. Se prevé que el nivel del mar aumente, acompañado de un incremento de fenómenos meteorológicos devastadores, amenazando de extinción a regiones como Galveston. En cuanto al calor, el año 2023 trajo a Texas una peligrosa ola de calor durante los meses de verano, una ola de calor que probablemente se repita en los próximos años. Por desgracia, la política republicana del gobierno de Texas no facilita las cosas, adoptando a menudo una postura de negación ante las realidades del cambio climático.
