La educación: una esfera prioritaria para el desarrollo
El gobierno omaní desea que sus ciudadanos desempeñen un papel destacado en todos los sectores del empleo. Para ello, la educación y la formación son áreas prioritarias y han constituido una piedra angular de cada uno de los planes quinquenales de desarrollo puestos en marcha por el Estado. Un ejemplo de ello son los programas de lucha contra el analfabetismo de adultos que se han puesto en marcha para las poblaciones nómadas que viven en zonas remotas.
Alrededor del 98% de la población mayor de 15 años está alfabetizada, con un diferencial de 5 a favor de los hombres. En general, la educación, que es gratuita para los omaníes hasta el final de la enseñanza secundaria, representa casi el 7% del PIB - el 20% más alto del mundo - y se conceden numerosas becas a estudiantes de máster y doctorado. Si en 1970 sólo había 3 escuelas en todo el sultanato, hoy hay casi 2.000 establecimientos públicos y privados -66 de ellos con estatuto internacional- que atienden a más de 900.000 alumnos y estudiantes. La Universidad Sultán Qaboos es una de las mayores instituciones académicas del mundo árabe. Y nunca antes había ofrecido una gama tan amplia de diplomas de enseñanza secundaria como ahora La investigación científica también reviste una importancia crucial en los planes de desarrollo de la Universidad Sultán Qaboos, cuyo objetivo es mejorar la calidad de la enseñanza ofrecida y, al mismo tiempo, reforzar su contribución a la ciencia y al conocimiento humano.
Lugar de la mujer
El elevado estatus de la mujer omaní se refleja en la prioridad que se le concede en los planes de desarrollo del país. Según el último censo, el 49% de la población del sultanato son mujeres, que disfrutan de las mismas oportunidades educativas que los varones. Legalmente, también tienen los mismos derechos laborales y la sociedad reconoce su papel activo. En la apertura del segundo mandato del Consejo Consultivo (a'Shura Majlis) se invitó a la población femenina a aportar su contribución al desarrollo del país: "Hacemos un llamamiento a las mujeres omaníes de todas partes, en pueblos y ciudades, en zonas urbanas y comunidades beduinas, en las colinas y montañas, para que se arremanguen y contribuyan al proceso de desarrollo económico y social". Desde 1997, las mujeres tienen derecho de voto y pueden participar en la vida política, sobre todo mediante su nombramiento en la Asamblea. Esta preocupación por la igualdad ha impulsado al país a modernizarse y abrirse: el número creciente de mujeres en puestos importantes es significativo. Los ministerios de Asuntos Sociales y Trabajo han apoyado la creación de la Asociación de Mujeres Omaníes, en colaboración con UNICEF. No obstante, las mujeres omaníes siguen siendo objeto de algún tipo de discriminación, sobre todo en el seno de las familias tradicionales de las zonas no urbanas. Fuera de Mascate o de las grandes ciudades, donde el estilo de vida es más "moderno", pocas mujeres pueden salir solas antes o después del matrimonio, pocas hacen la compra o llevan a los niños a la escuela (de eso se encargan los hombres), la mayoría van cubiertas de la cabeza a los pies y algunas incluso llevan el burka (mascarilla).
Boda
En el Sultanato no se aceptan los matrimonios entre personas de distintas religiones, y un indio que desee casarse con una mujer local, por ejemplo, tendría primero que convertirse al Islam. No obstante, hombres y mujeres pueden elegir a sus parejas. Antes del himeneo, y para determinar la credibilidad de la joven, el joven consulta a un pariente cercano. Luego, para oficializar la unión, el prometido pide permiso a la familia de la chica. Si los padres están dispuestos, se organiza una reunión durante la cual la joven prepara una comida para los miembros de la familia de su futuro marido. Si se considera que la chica es adecuada, se negocia el importe de la dote(mahr) que pagará el joven. Este precio se basa en la belleza, la ascendencia y la virginidad de la muchacha. Los hombres que eligen una esposa cuya familia tiene un estatus superior al suyo tienen que pagar un precio más alto. Tras acordar la dote, el novio y el padre de la novia firman un contrato con un juez omaní. La novia no está presente en este procedimiento. Durante los días dedicados a la celebración, la familia del novio se reúne y celebra banquetes de hasta 72 horas, la familia de la novia hace lo mismo, pero durante menos tiempo, y la propia novia permanece en una habitación separada con los niños. El último día de la boda, los hombres de la familia del novio van a casa de la familia de la novia. Esperan mientras la novia se viste con sus mejores ropas y joyas. A continuación, las mujeres de la familia de su futuro marido sacan a la novia de la habitación. Durante la ceremonia, las partes se separan de nuevo y el novio se desnuda, se afeita y se viste con sus mejores galas, incluido un fajín verde, que se cree que trae buena fortuna. Tras la ceremonia tradicional, la pareja se retira a la cámara nupcial. La luna de miel puede durar una semana.
Desigualdades entre omaníes y extranjeros
Desde 1988, la omanización ha consistido en sustituir a los expatriados por personal omaní cualificado. A principios del siglo XXI, este programa ya había superado el objetivo del 72% de omaníes en los departamentos gubernamentales y del 86% en la mayoría de los ministerios. Pero la omanización también afecta al menos a seis ámbitos del sector privado. Desde abril de 1998, se concede una "tarjeta verde" a las empresas que alcanzan sus objetivos de omanización y cumplen los criterios de elegibilidad del Ministerio de Trabajo. Los nombres de estas empresas se publican en la prensa local y reciben un trato preferente en sus relaciones con el Ministerio.