La música tradicional

La música y la danza tradicionales van de la mano en Omán. Las influencias extranjeras (África, India, Portugal...) se notan en los ritmos y pasos, así como en los instrumentos utilizados. La gaita, por ejemplo, forma parte de la vida cotidiana. Las canciones y danzas marcan los momentos especiales de la vida: bodas, celebración de la muerte del Profeta, ruptura del ayuno... En el pasado, acompañaban la partida hacia la guerra y el regreso victorioso. Cada región tiene sus propias danzas y canciones. Estas últimas suelen ser muy festivas: instrumentos, palabras y pasos se mezclan, ¡desprendiendo una energía increíble! A través de ellas, el pueblo omaní habla y se revela, permitiéndonos penetrar un poco en su historia y acariciar sus creencias y su cultura. Son los textos, obras de poetas y narradores, los que permiten clasificar las canciones tradicionales por géneros. Se trata de canciones de guerra, que evocan las hazañas y el heroísmo de los guerreros; canciones marinas(midemah y shubani), que ensalzan el valor de los marineros; canciones del desierto, como la ayyâla, las canciones de los beduinos; y canciones de celebración religiosa, como malid, mauled, taumina, shabaniya, tahlula y ahmad al-kabir.

En la música tradicional omaní, domina la palabra hablada y le siguen los instrumentos. Normalmente, empieza la percusión. Proporcionan ritmos complejos y muy ornamentados -una firma de la música omaní- y suelen tocarse con tambores hechos de piel de cabra, como elalkassir, de tono agudo, o elalrahmani, más ancho y grave. A veces se crea un polirritmo cruzando varios ritmos de tambor y superponiendo palmas.

Los instrumentos de viento se fabrican con materiales naturales. El buq es una concha tallada que produce un sonido único y muy especial; el burghoum es un cuerno de oryx o de ciervo. A los músicos omaníes también les gusta tocar el oboe, conocido aquí como mizmar. Por último, entre los instrumentos de cuerda hay un tipo de lira, la tambutah, originaria de África. De todas las tribus del país, sólo los beduinos de Omán no utilizan instrumentos.

Uno de los grandes intérpretes de la música omaní es Salim Rashid Suri. Este cantante y oudista del siglo XX, apodado el "Marinero Cantor", recorrió en su juventud el océano Índico y el golfo Arábigo a bordo de barcos mercantes. Fueron estos viajes los que le llevaron a mezclar las cepas ṣawt del norte del Golfo Pérsico con estilos indios, dando lugar al Ṣawt al-Khaleej ("Voz del Golfo"), un género musical puntero que le ha convertido en legendario. Otro ilustre artista omaní, Salah Al Zadjali, sigue siendo famoso por mezclar la música tradicional local con la sorprendente música swahili de Zanzíbar. Un nombre cada vez más extendido en el mundo árabe.

El Centro Omaní de Música Tradicional se creó en 1984 para preservar y promover la riqueza de esta música. Este centro, que recopila y archiva todo lo relacionado con la música folclórica del país, recibió en 2002 el premio de la UNESCO en reconocimiento a sus esfuerzos por preservar el patrimonio nacional.

El Festival de Mascate, gran acontecimiento del país que se celebra de mediados de enero a finales de febrero, es una cita ineludible para sumergirse en el pasado y las tradiciones de Omán. En el programa: artesanía local, danzas folclóricas, teatro, conciertos... Un auténtico escaparate del país y sus riquezas.

La música clásica y erudita

En Omán, la música culta está emparentada con la del mundo árabe -está estructurada según los maqams, un sistema de organización de las escalas melódicas que se encuentra desde el Magreb hasta China-, pero la música clásica en el sentido occidental está muy presente. En 1985, el Sultán Qaboos, gran amante y conocedor de la música clásica europea, se propuso crear la Real Orquesta Sinfónica de Omán (o ROSO), formada íntegramente por músicos omaníes (hombres y mujeres). Desde la creación de la Royal OperaHouse de Mascate, el número de conciertos se ha multiplicado, al igual que las invitaciones cursadas a los grandes nombres del circuito musical mundial. Y hablemos de este famoso teatro de ópera. Unos 142 años después de la apertura de la Ópera de El Cairo, el Sultán ha dado a la gran música este nuevo escenario, inaugurado a finales de 2011 con la Turandot veronesa de Franco Zeffirelli, dirigida por Plácido Domingo. El auditorio principal tiene clase y la programación es muy variada, con óperas, ballets, orquestas sinfónicas, espectáculos y conciertos de artistas de la península arábiga. Una visita obligada para los amantes de la música.

Música popular

La mayor parte de la música que se escucha hoy en FM procede de grupos extranjeros, principalmente indios dado el tamaño de la comunidad india en el país, así como de otros países del Golfo y occidentales. Sin embargo, la radio omaní intenta diversificar su programación, ofreciendo cada día un espacio temático (afro, tecno, hispano, etc.). Uno de los artistas omaníes contemporáneos más populares es Sham Maskari, nombre artístico de Hisham Maskari, rapero y cantante que encabeza regularmente las listas de éxitos locales.

El baile

Omán posee un rico patrimonio de danzas. Entre ellas figuran danzas marciales comoel aiyalah, el razhah y el lewah, en las que los bailarines desempeñan el papel de instrumentistas creando estructuras rítmicas con sus cuerpos. Al-Barah, otra gran tradición omaní, es una danza de guerra practicada por los beduinos de las montañas de Dhofar, en el sur de Omán. Se interpreta al son de tambores y cánticos en un dialecto tribal local, y se baila en un semicírculo de diez a treinta hombres y mujeres. Mientras el círculo canta y aplaude, dos bailarines ejecutan movimientos sosteniendo khanjars (puñales). Esta danza requiere mucha destreza y suele representarse en bodas o festivales religiosos. Uno de los acontecimientos más populares para ver danzas tradicionales es el Festival Khareef(festival del monzón) de Salalah, celebrado entre julio y agosto, un festival de seis semanas en el que se baila, se canta y se representa una gran cantidad de teatro..