Pioneros y poscolonialismo

J.E. Casely Hayford y W.E.B. Du Bois son sin duda precursores, pero no sólo porque crecieran en el siglo XIX. El primero nació en 1866 en la Costa de Oro, donde murió en 1930, mientras que el segundo nació en Massachusetts en 1868, pero expiró en Ghana en 1963. Casely Hayfort fue uno de los primeros africanos en publicar una novela en inglés con Ethiopia Unbound en 1911, mientras que los ensayos de Du Bois aún pueden encontrarse en nuestra lengua, sobre todo en La Découverte(Les Âmes du peuple noir, Les Noirs de Philadelphie : une étude sociale). Prepararon el camino a Kwame Nkrumah (1909-1972), el hombre fuerte de la independencia de Ghana, que también utilizó su pluma como un florete (publicado por Présence africaine: L'Afrique doit s'unir, Autobiographie, Le néo-colonialisme : dernier stade de l'impérialisme).
Mientras la escena política se calmaba, en el escenario se jugaba el futuro de la literatura tras la independencia de 1957, gracias a Efua Sutherland y Joe de Graft. Además de compartir el mismo año de nacimiento (1924), ambos ocupan un lugar destacado en Le Théâtre anglophone du Nigeria, du Ghana et de la Sierra Leone : évolution des formes, des origines à la fin du XXe siècle, publicado por Eliane Utudjian Saint-André (Karthala). Hay que decir que su influencia fue fundamental: Efua Sutherland no sólo lanzó una revista literaria, Okyeame, en 1957, sino que también fundó la Sociedad de Escritores Ghaneses e inició los talleres de escritura que se convirtieron en el Ghana Drama Studio, con Joe de Graft como su primer director. Efua Sutherland apoyó a la escritora estadounidense Maya Angelou(Lettre à ma fille publicado por Noir sur Blanc, Et pourtant je m'élève publicado por Points, Rassemblez-vous en mon nom publicado por Livre de Poche, etc.) durante su estancia en Ghana, antes de crear Afram Publications en 1973. Joe de Graft ejerció la docencia hasta su muerte en 1978, pero también escribió varias obras importantes, entre ellas Mambo, una adaptación de Macbeth de Shakespeare que tanto admiraba, y Muntu (1977), que se incluyó en el programa escolar nada más publicarse. La educación es de vital importancia en Ghana, que tiene una de las tasas de alfabetización más altas del África subsahariana, y es a través de sus libros infantiles que podemos descubrir la obra de Amu Djoleto en francés, aunque su poesía(En medio de la hinchazón) aún no ha sido traducida. Las ediciones Isabelle Sauvage, por su parte, se han preocupado de ofrecer una excelente edición bilingüe, acompañada de un CD, de los poemas de otro escritor excepcional, Kofi Awoonor (1935-2013). Awoonor supo combinar tradición y modernidad, pero lamentablemente murió en un atentado yihadista mientras terminaba su colección La promesa de la esperanza. La transición -entre el colonialismo y la independencia, los valores ancestrales y la corrupción- que vivía Ghana en aquella época también influyó en la obra de Cameron Duodu, que pintó el retrato de un joven que huye de su pueblo natal hacia la capital en The Gab Boys, publicado en Londres en 1967. La visión de Ayi Kwei Armah era apenas más optimista, si hemos de creer a L'Âge d'or n'est pas pour demain (Présence Africaine), que denunciaba el neocolonialismo ya en 1968. Por último, el poeta Atukwei Okai (1941-2018) también abogó por el panafricanismo, actuando como guardián de la tradición oral, pero adaptándola a su época. Sus actuaciones llamaron la atención y le llevaron a actuar en Londres en 1975, en el festival Poetry International.

Hacia el reconocimiento internacional

Aunque se centran en los problemas del África poscolonial, los escritores ghaneses se están haciendo lo bastante universales en sus planteamientos y temas como para atraer la atención de la escena literaria internacional. Ama Ata Aidoo, por ejemplo, se dedicó a estudiar y enseñar el tema de la emancipación femenina. Tras pasar varios años en el extranjero, se convirtió en Ministra de Educación de su país, al tiempo que se dedicaba a escribir poesía y novelas, como Cambios: una historia de amor , disponible en Zoé. En ella, la autora explora su tema favorito, retratando a una mujer divorciada enfrentada a una propuesta de matrimonio polígamo. Kojo Laing (1946-2017) viajó a través del lenguaje, mezclando -por primera vez- modismos africanos e inglés (a veces argot), llegando a crear sus propios neologismos. Sus dos primeras novelas, Search Sweet Country (1986) y Woman of the Airplanes (1988), fueron muy aclamadas por la crítica, y recibió dos veces el Premio Nacional de Poesía Valco, en 1976 y 1993.
Amma Darko (nacida en 1956 en Koforidua) lleva publicando su obra en Alemania desde 1991(Más allá delhorizonte, reeditada por Actes Sud con el título agotado de Par-delà l' horizon en 1997), pero no fue hasta 2003 cuando una de sus novelas(Sin rostro) se publicó por primera vez en Ghana. Aunque se describe a sí misma como una narradora que se inspira en la vida cotidiana, su obra no deja de ser intransigente, sobre todo cuando se trata de la difícil situación de las mujeres. Más allá del horizonte, por ejemplo, seguía los pasos de una ghanesa que se prostituyó en Europa. Nii Ayikwei Parkes también se encuentra en cierto modo en la encrucijada entre los dos mundos, ya que nació en el Reino Unido en 1974, se crió en el país de sus padres y luego estudió escritura creativa en Manchester. Allí se dio a conocer por primera vez, escribiendo spoken word como parte del Black Writer's Group de Commonword y ganando el Gran Premio Nacional de Poesía de Ghana en 2007. Su poesía ha sido publicada por Isabelle Sauvage(La Moitié d'un citron vert) y Joca Seria(Ce que je sais: 13 poèmes désinvoltes). Su primera novela, Tail of the Blue Bord (2009), ganadora del Premio Mahognay, está disponible en Zulma bajo el título Notre quelque part. Toda su obra ha sido traducida por la admirable Sika Fakambi, cuya obra le ha valido el Premio Baudelaire y el Premio Laure-Bataillon. Por último, Ayesha Harruna Attah parece tomar el relevo de su predecesora, que también navega entre continentes pero ahonda en la historia de su país natal en sus novelas, entre ellas Les Cent puits de Salaga, publicada por Gaïa en 2019.