De la tradición oral a la escritura

La conversión al cristianismo a principios del siglo XIX supuso la muerte de la religión animista y de las costumbres que, tras ella, regían tanto la vida cotidiana (tabúes, cultos) como las ceremonias dedicadas al arte de la adivinación. Además, la tradición oral tenía la doble función de garantizar la memoria, asegurando la continuidad de la genealogía, y de ser portadora de la mitología. Aunque esta última tuvo que soportar tanto la desconfianza de los misioneros como la transición a la escritura, que la vio suplantada por otras creencias, algunos mitos han sobrevivido a lo largo de los siglos. Como mínimo, cabe citar a Degei, el dios creador del mundo fiyiano, que adoptaba la forma de una serpiente cuya cola oscilante provocaba terremotos o lluvias fértiles. Otros relatos mezclaban leyenda y realidad, recordando a Lutunasobasoba, hijo de la egipcia Tara, que se instaló en Viti Levu. Esta cosmogonía -real o imaginaria- era tan compleja que sin duda algunas de sus claves han desaparecido, pero este patrimonio inmaterial está siendo salvaguardado e inventariado por la UNESCO.

Sin embargo, los primeros textos escritos de la literatura fiyiana no aparecieron entre los nativos, sino en la comunidad de descendientes de emigrantes indios que, en el siglo XIX, a instancias de los colonos británicos, habían venido a trabajar en los campos de caña de azúcar, y de los que desciende Satendra Nandan. Nació en 1939 en el seno de una familia muy modesta. Aunque fue becado, se las arregló para continuar sus estudios, licenciándose en Literatura Inglesa en Delhi y en Literatura Americana en Leeds, curso que coronó con una tesis defendida en Canberra. A continuación, enseñó durante casi veinte años en Suva, la capital de Fiyi, en la incipiente Universidad del Pacífico Sur, cuya creación en 1968, dos años antes de la independencia, confirmó su vivo interés y su auténtica curiosidad por la cultura de la región. Empezó publicando poemas(Faces in a Village en 1977, Voices in the River en 1985), pero sus obras posteriores, incluida su famosa novela semiautobiográfica The Wounded Sea (1991), se publicaron mientras se encontraba en el exilio impuesto por sus obligaciones políticas durante el golpe de Estado de 1987.

Nacido también en una familia de origen indio, Vivekanad Sharma (1939-2006) fue un ardiente defensor del hindi fiyiano: produjo varias obras radiofónicas, creó escuelas y escribió casi una docena de novelas en su lengua -entre ellas Anjaan Kshitij ki Ore(Hacia un horizonte desconocido) y Prashant Ki Laherein(Las olas del Pacífico)-, por las que recibió numerosos premios. En 1969, Raymond Pillai escribió una colección de relatos cortos(The Celebration) inspirados en las costumbres y tradiciones de su comunidad natal.

Desde la independencia hasta nuestros días

La década de los 70 fue testigo de una cierta efervescencia literaria, como demuestran la introducción de cursos de escritura creativa, la creación en 1973 de la South Pacific Arts Society y, al año siguiente, de la editorial Mana Publications, y la aparición de varias revistas donde jóvenes autores afinaban su pluma. Entre ellos estaba Subramani, destinado a una exitosa carrera como escritor, ensayista y crítico, tanto en inglés como en hindi. Es esta doble aspiración la que mejor encarna su obra, ya que se ha esforzado por ahondar en la delicada cuestión del multiculturalismo en Fiyi. Tras haber hecho de la enseñanza su profesión -ocupó varios puestos importantes al frente de universidades-, se adentró en la literatura a los 35 años, en 1978, cuando ganó un prestigioso concurso de escritura del Pacífico Sur con Marigolds. Un año después publicó The Indo-Fijian Experience (La experiencia indofijiana), hoy un clásico, seguido de una reflexión más panorámica que se convirtió en un ensayo seminal: South Pacific Literature: From Myth to Fabulation (Literatura del Pacífico Sur: del mito a la fabulación). En la ficción más breve recogida en la antología The Fantasy Eaters, recurrió a la crítica social, y luego no dudó en subrayar el papel político del escritor volviendo sobre el golpe de Estado de 1987 y sus consecuencias en Altering Imagination (1995). Por último, se atrevió con su segunda lengua, el hindi fiyiano, al publicar en 2001 la novela Dauka Puraan, que al principio desarmó a su público, acostumbrado a leerle en inglés, pero acabó ganándose su apoyo. Repitió la hazaña en 2018 con Fiji Maa, acabando con todas las ideas preconcebidas sobre la imposibilidad de escribir el idioma con una gramática correcta. Al tomar esta decisión, sin embargo, no animaba a nadie a seguir sus pasos, sino que abogaba por un multilingüismo que, en su opinión, sería la única forma de que los fiyianos se deshicieran de sus divisiones y del peso de su herencia colonial.

La literatura, por su parte, pudo liberarse de las formas clásicas gracias a Vilsoni Hereniko y Larry Thomas, ambos dramaturgos. El primero se dio a conocer en los años setenta con sus obras Don't cry Mama, A Child for Iva y The Monster. Unos treinta años más tarde, en 2004, dirigió su primer largometraje, La tierra tiene ojos, la historia de una joven cuyo padre es acusado de robo y que encuentra el valor para enfrentarse al oprobio popular inspirándose en la heroína de una antigua leyenda. Por su parte, Larry Thomas no ha abandonado el género teatral, como confirma su obra The Anniversary Present (1998), pero también se ha dedicado al documental desde 1997 con Compassionate Exile, un reportaje sobre la leprosería de Makogai. Por último, no podemos dejar de mencionar a un poeta contemporáneo que ha gozado del renombre suficiente para optar a residencias de escritura en el extranjero: Sudesh Mishra, nacido en 1962, que saltó a la fama a los 20 años con su primera colección, Rahu, una referencia directa a la mitología hindú. Pero los intercambios van en ambos sentidos: originario de Pensilvania, fue en Fiyi donde se crió Jeff VanderMeer, escritor de ciencia ficción que puede descubrirse en nuestra lengua a través de la editorial Diable Vauvert(Borne, La Trilogie du rempart sud). La apertura del panorama literario fiyiano es aún incipiente, pero se ha visto confirmada por la traducción al francés de los versos del poeta militante Peter Sipeli(Des Cartes et des ancêtres, edición bilingüe publicada por Les Petites allées), y por la difusión digital (¡aunque en inglés!) de las novelas de Joseph Veramu(Fijian Summer).