Cuando el ecoturismo impulsa la ecología

En los años 80, Costa Rica talaba 100.000 hectáreas de bosque al año para sustituirlas por monocultivos. Se trataba de la mayor superficie anual de deforestación de Centroamérica, ¡comparable a la Amazonia actual! Pero cuando los ingresos de los cultivos de café y plátano empezaron a agotarse, el país percibió un interés completamente distinto por su patrimonio natural: el del ecoturismo.
Rápidamente se replantaron árboles y se recrearon ecosistemas, de modo que hoy el 52% del país está cubierto de bosques, frente a apenas el 19% en los años ochenta. El turismo y la ecología están tan estrechamente ligados que el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), creado en 1995 con motivo de este cambio de rumbo, ha hecho mucho por crear parques nacionales. También es responsable de la Certificación para la Sostenibilidad Turística, una certificación que se concede a los profesionales del turismo concienciados con el medio ambiente. Así, los hoteles, pero también las agencias, los operadores turísticos o las agencias de alquiler de coches, pueden recibir hasta cinco hojas verdes, basadas en el mismo principio que las estrellas de los hoteles, pero para premiar las buenas prácticas ecológicas. El pliego de condiciones es exigente, los controles son frecuentes y prácticas tan extendidas como utilizar una secadora para el servicio de vestuario pueden provocar la pérdida de una preciada hoja. Una prueba más del vínculo entre turismo y ecología es que el Instituto Costarricense de Turismo puso en marcha hace más de 20 años el programa Bandera Azul Ecológica, con el objetivo de proteger las playas. Muchas playas exhiben con orgullo una bandera azul, señal de que han superado las diversas pruebas de calidad del agua y limpieza de las playas. A escala nacional, hay muchas leyes para garantizar la salud de las playas: prohibido hacer hogueras, prohibidos los quads u otros vehículos y prohibida la recogida de conchas, para no robar el hogar a los cangrejos ermitaños.

Política ecológica

La ecología está tan arraigada en la política del país que la Constitución costarricense garantiza a todos el derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado. El Ministerio de Medio Ambiente y Energía es responsable de la política medioambiental del país. Pero Costa Rica va más allá y ha creado un Tribunal del Medio Ambiente que puede detener inmediatamente cualquier proyecto (inmobiliario, minero, industrial, etc.) sospechoso de dañar el medio ambiente, a la espera de un juicio justo que permita a los acusados explicarse. En el plano legislativo, el Gobierno se ha comprometido a conceder ayudas financieras a los propietarios que deseen reforestar sus parcelas, y tiene previsto introducir ecotasas sobre los combustibles contaminantes. El futuro de Costa Rica también está centrado en la ecología: se ha fijado el ambicioso objetivo de convertirse en el primer país neutro en carbono para 2050, mediante planes de compensación y reducción de emisiones. En 2021, el "Campeón de la Tierra" se convirtió en el primer país latinoamericano en recibir pagos del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques del Banco Mundial. Esta financiación, que forma parte del programa REDD+, recompensa sus esfuerzos por conservar los bosques y reducir las emisiones deCO2. El país reinvierte estos fondos en gestión forestal sostenible y apoyo a las comunidades locales.

Aprovechar al máximo los recursos

En 2011, motivado por un vertido de petróleo en el Golfo de México el año anterior, el ministro de Medio Ambiente renunció a la explotación de recursos petrolíferos durante al menos tres años. Al final del plazo, la decisión se renueva por otros tres años. Finalmente, en 2019, el presidente Alvarado anunció que quería prohibir por completo el petróleo, aunque fuera importado, para 2050. El pequeño país se ha dado los medios para hacerlo, puesto que ya funciona con casi el 100% de energías renovables. Este sistema, admirado ya en todo el mundo y tomado como modelo en conferencias internacionales, pretende aprovechar de forma sostenible los numerosos recursos del país. Un tercio del suministro eléctrico del país procede de cinco centrales hidroeléctricas, construidas en la década de 1950.

Una sombra en el cuadro

Detrás de la imagen de Costa Rica se esconden otros hechos menos publicitados. Costa Rica es, con mucho, el campeón mundial en el uso de plaguicidas, en relación con su tamaño. De media, cada hectárea costarricense se rocía con casi 23 kg de pesticidas, un tercio más que el segundo país. Esto es monumental: en comparación, Francia utiliza 3,7 kg por hectárea. La razón es el alto nivel de exportación de todo tipo de frutas: plátanos, piñas, melones y café, cultivos que tradicionalmente han sido muy tratados. Una hectárea de platanera recibe casi 50 kg de insecticidas y fungicidas.
Una de las causas de este uso excesivo es la piña, producto estrella de la agricultura costarricense. Para atraer a los consumidores estadounidenses y europeos, Costa Rica ha desarrollado una variedad de piña jugosa y dulce que, además, es capaz de resistir la travesía del Atlántico: laextra dulce. Pero su dulzura no es sólo para los occidentales, y las cochinillas, plagas glotonas y destructoras, adoran estos cultivos, por lo que se tratan con especial cuidado. Si a esto se añade una legislación especialmente flexible en materia de pesticidas autorizados, se obtienen numerosos casos de intoxicación química entre la población.
Aunque las iniciativas siguen siendo tímidas, cada vez más agricultores se interesan por los métodos ecológicos e intentan alejarse del monocultivo. Los propios ciudadanos, fieles a su apego a la naturaleza, son muy conscientes del problema, y sus protestas llevaron a abortar, en 2019, un proyecto de monocultivo de piña de 500 hectáreas en la región ecológicamente muy sensible de Sierpe.

El problema de las aguas residuales

Otro gran reto al que se enfrenta Costa Rica son las aguas residuales. Un informe de 2013 indica que el 96% de las aguas residuales se vierten sin tratar en el medio ambiente, lo que provoca altos niveles de contaminación del agua. La mayoría de los hogares están equipados con sistemas anticuados de recogida de aguas, principalmente fosas sépticas que solo recogen las aguas negras, es decir, las procedentes de los inodoros, mientras que el agua doméstica (de lavado, ducha, cocina, etc.) se vierte inmediatamente al medio ambiente. Además del consumo doméstico, la agricultura también contribuye a la contaminación del agua, sobre todo por el uso de pesticidas. El cultivo intensivo de café también causa daños, ya que la cafeína es un contaminante responsable de desequilibrios en los ecosistemas acuáticos. En Costa Rica se registra la mayor concentración de cafeína jamás registrada en las aguas superficiales. En general, la contaminación de las aguas es tal que el río Tárcoles, uno de los más largos del país y que alberga una rica biodiversidad, es el más contaminado de Centroamérica.

Parques nacionales

En Costa Rica, los animales serán libres, o no serán. Aunque los últimos zoológicos públicos tardaron en cerrar sus puertas por una cuestión de procedimiento, el país prohíbe estrictamente el cautiverio de animales salvajes desde 2003. Los dos últimos zoológicos públicos (el Simón Bolívar de San José y el Centro de Conservación Santa Ana) cerrarán en 2024, y los animales serán trasladados a refugios. Si quiere conocer a uno de los muchos animales del país, tendrá que visitar uno de los 27 parques nacionales u otras zonas protegidas, que se clasifican con 9 nombres diferentes según su estatus.
El más famoso de los parques es el Parque Nacional Corcovado, que incluso ha sido descrito como "el lugar biológicamente más intenso del mundo" por National Geographic. La publicación no miente, ya que se estima que ningún otro lugar a esta escala alberga mayor biodiversidad. En 425 km2, contiene el 2,5% de las especies del mundo. Las abundantes lluvias que riegan el parque no sólo garantizan una densa flora, sino también una red hidrográfica muy desarrollada. Sin embargo, existe cierta preocupación por la salud del parque, ya que el apoyo financiero del gobierno ha disminuido en los últimos años, lo que ha provocado una reducción del número de guardas forestales, que ha pasado de 63 hace 25 años a sólo 10 en la actualidad. Esta falta de vigilancia ha permitido que florezcan las explotaciones mineras y la caza furtiva, lo que ha provocado una peligrosa disminución de las poblaciones de pecarí(Tayassu pecari) y jaguar(Panthera Onca).
El bosque nuboso de Monteverde está formado por una reserva nacional (Santa Elena) y una reserva privada (Monteverde). Su elevada altitud hace que la selva esté constantemente envuelta en niebla, lo que favorece el desarrollo de espectaculares plantas epífitas (que crecen en los árboles), así como de orquídeas, ya que es el parque con mayor concentración del mundo. Pero la verdadera estrella del parque no es otra que el resplandeciente Quetzal(Pharomachrus mocinno costaricensis), una grácil ave de color turquesa que está prácticamente en peligro de extinción.
Pero el mayor parque nacional del país es el Parque Internacional la Amistad, que abarca casi 2.000 km2 repartidos entre Costa Rica y Panamá. Punto caliente de biodiversidad, alberga el 20% de las especies de Centroamérica, por lo que su conservación es esencial. El parque forma parte de un vasto proyecto de restauración del Corredor Biológico Mesoamericano, un ecosistema y zona de intensa circulación biológica que abarca a grandes rasgos Centroamérica. Como el parque ha escapado históricamente a la deforestación, pumas, jaguares, coatíes, ocelotes, perezosos, monos aulladores, colibríes y quetzales disfrutan aquí de días tranquilos.
Las especies marinas también están recibiendo mucha atención. En 2021, en la COP26, Costa Rica unió fuerzas con sus vecinos Panamá, Ecuador y Colombia para anunciar el enorme proyecto del Corredor Marino del Pacífico Oriental Tropical (CMAR), una larga franja protegida a lo largo de sus fronteras que sería una de las mayores y más ricas reservas marinas del mundo.