Los mejores restaurantes de marisco y pescado Bélgica

Es el hermano pequeño de Fiskebar, que sólo abre en verano en el barrio de Eilandje. Con ese nombre, ya habrás adivinado que sirve pescado y marisco, además de platos vegetarianos. Todo es ecológico y local, y el pescado de la carta depende de las llegadas del día. Crudo, cocido o a la plancha, el objetivo es mantener la pureza del producto, como estas sardinas recién asadas servidas con un escabeche de verduras y lentejas germinadas. Disfrútelas en la enorme terraza con vistas a los estanques, o en el interior, en una caja de cristal que recuerda a un invernadero.

Los ganteses acuden allí todos los domingos. Es un auténtico quiosco a la antigua usanza, pero donde las flores y los periódicos han dado paso a un auténtico bar de ostras, donde se pueden degustar de pie o en el mostrador, acompañadas de una copa de vino. Este es el corazón de Gante. Es el lugar para reunirse y pavonearse en la Kouter. Las ostras vienen de Francia, pero no son una especialidad belga. Pero qué más da, nos tomaremos unas finas de claires d'Oléron con un buen vino blanco seco durante el descanso para llenarnos de vitaminas y yodo.

Parece la cabaña de un pescador, es pequeñita y mona. Aquí encontrará la mayor variedad de esta especialidad del Mar del Norte, los belegde broodjes, panes rellenos, muchos de los cuales se elaboran con la pesca del día a precios bajísimos. También hay panes calientes y paninis. Un descubrimiento encantador, abierto sólo por la mañana y al mediodía. Recomendamos comprar una selección para probar las distintas especialidades y llevársela para hacer un picnic en la playa.

Llueva, truene o relampaguee, esta brasserie del dique está abierta en verano y en invierno, y ofrece un servicio atento. Es en una decoración cálida y rústica, toda de largo, donde uno se sienta, frente al mar. Por los menús que se imprimen cada día, es seguro que aquí la cocina es de temporada, o incluso del día, según la pesca. Los vinos proceden de países tan diversos como España, Sudáfrica, Argentina y Chile, así que hay comida para todos los gustos.

Inaugurado en 2014, este restaurante es la meca de la escena gastronómica de Amberes, obra del chef Nick Bril, que trabajó durante más de 15 años a las órdenes del chef con tres estrellas Sergio Herman. Ubicado en la antigua capilla de un hospital militar, el entorno es tan majestuoso como la comida. Las cocinas abiertas ofrecen un espectáculo fabuloso. El menú degustación es caro, pero incluye dos vinos maridados. En la^1ª planta está el bar Jane's, que ofrece cócteles igualmente refinados. Las reservas deben hacerse con al menos tres meses de antelación.