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Arte precolombino

Colombia ha revelado una de las colecciones de arte rupestre más extensas del continente. En los abrigos rocosos de la Serranía de la Lindosa

se han desenterrado miles de pinturas rupestres. Los patrones geométricos y las figuras humanas y de animales se han datado en 12.600 años. Dibujadas en tinta roja, las escenas de caza que muestran una multitud de especies animales están puntuadas por las huellas de las manos.

La historia de Colombia comienza mucho antes de la llegada de los colonos, y se divide en la era agrícola (5000 a 1200 a.C.) y la era dorada, que duró hasta el año 1500. El Parque Arqueológico de San

Agustín es un perfecto resumen de los aspectos enigmáticos de la cultura precolombina. Su bosque de estatuas, que alberga 600 ejemplares tallados en piedra, es anterior a la civilización inca. Cuatro sitios conforman el mayor grupo de megalitos religiosos de Sudamérica. Lo más sorprendente es la diversidad y el dominio de los estilos. Abstracción y realismo se entremezclan en las representaciones de deidades y animales míticos.

El Parque arqueológico Tierradentro, en la Cordillera Central, también presenta admirables esculturas en el corazón de un complejo de impresionante complejidad, construido hace miles de años. El yacimiento de Piedras Marcadas, en Dosquebradas Risaralda, es obra de una de las últimas culturas precolombinas. Los petroglifos fueron realizados por los quimbayas, que también eran conocidos por sus habilidades de orfebrería, como el Poporo Quimbaya (Museo del Oro

de Bogotá), un objeto de gran minuciosidad cuya función sigue siendo un misterio. El Museo Nacional de Colombia, fundado en 1823, cuenta con un departamento de arqueología con 10.000 piezas, además de sus colecciones de pintura, desde el arte colonial hasta la época moderna.

Arte colonial

Desde el descubrimiento de América hasta principios del siglo XIX, España impuso su religión y sus costumbres en el continente sudamericano. La Conquista fue acompañada por el colapso cultural de los pueblos indígenas. La expresión artística, que hasta entonces había exaltado la relación del hombre con el cosmos, fue evangelizada. La influencia europea obligó a los artistas a recurrir a la iconografía católica. Asimilaron los modelos europeos, como puede verse hoy en el Museo Colonial

de Bogotá.

Este periodo, cuyos inicios coinciden con el Renacimiento en Europa, se impregna en primer lugar de los modelos de la Antigüedad y de la larga tradición del arte religioso occidental. El evangelismo se reflejó en propuestas estéticas híbridas. Las esculturas, pinturas y muebles están fuertemente influenciados por el barroco español. La espiritualidad de las expresiones está teñida de sensualidad. La figura humana se enriquece con una expresividad que no puede dejar de conmover.

Desde el inicio del periodo español, las comunidades religiosas -jesuitas, dominicos, franciscanos, carmelitas y luego agustinos- hicieron construir sus lugares de culto y transmitieron los códigos del arte europeo. Las iglesias se adornaban con obras sagradas, como en Popayán, uno de los principales centros religiosos del país. En la actualidad, el Museo Arquidiocesiano de Arte Religioso

de Popayán conserva una excepcional colección de objetos, fotografías y pinturas.

En el siglo XVII, el arte colonial producido en Colombia se aleja progresivamente del barroco español, fruto de la Contrarreforma. Los pintores y escultores se reapropiaron de los códigos adaptándolos a su entorno y a sus tradiciones. El gran pintor de la época colonial española, Gregorio Vásquez de Arce (1638-1711), nació en Bogotá y creció en el seno de una familia sevillana llegada a América. Estudió con los jesuitas y luego en el taller de Figueroa. La carrera del artista despegó en el apogeo del estilo barroco hispanoamericano. La mayoría de sus temas eran religiosos. Sin embargo, fue encarcelado en 1701 por su participación en el secuestro de la amante de un magistrado. Al ser liberado, se hundió en la pobreza y luego en la locura. Dejó más de 70 pinturas y un centenar de dibujos. En Bogotá, varios de sus cuadros pueden verse en la Capilla del Sagrario; Retrato del Padre Centurión, en el Museo Colonial

de Bogotá. En la escultura, la cima del arte neogranadino se alcanza con una famosa estatua de madera de Santa Bárbara. Fue seleccionada para representar el barroco colombiano en la exposición realizada en el Museo del Louvre en el marco del Año Francia-Colombia 2017. Fuertemente influenciada por la escuela sevillana, esta obra de gran tamaño se caracteriza por sus formas voluptuosas, su delicada ejecución y su expresividad que exalta el martirio sagrado.

Costumbrismo y modernismo

Esta tendencia hispánica afectó a todas las artes a partir de 1830. Pretendía reflejar fielmente los usos y costumbres del país. En Colombia, el costumbrismo

está representado por el pintor y litógrafo Ramón Torres Méndez (1809-1885). Nacido en Bogotá, este artista extremadamente prolífico destacó en las escenas de género. Sus obras documentan magníficamente la vida cotidiana, los oficios y las ocupaciones de la población. Autodidacta, abrió su estudio a su regreso de la guerra contra Venezuela en 1834. Realizó más de 600 retratos. En 1861, salvó de la destrucción 70 cuadros de comunidades religiosas y los honró con una exposición.

Situado en la casa natal de Ramón Torres Méndez, el Museo de arte moderno de Bogotá

, o MAMBO, reúne obras desde finales del siglo XIX hasta la época contemporánea. El arte moderno colombiano, pero también el latinoamericano y el europeo, está abundantemente representado, sobre todo a través de un departamento de fotografías. La colección permanente de artistas colombianos incluye obras de Ricardo Acevedo Bernal (1867-1930), que desarrolló su carrera entre Bogotá y Europa. Practicó la fotografía durante mucho tiempo y pintó retratos de muchas personalidades de su época, antes de concentrarse en la pintura religiosa. Los colombianos trajeron de sus viajes las modernas tendencias europeas.

Enrique Grau, el neofigurativo

Artistas como Enrique Grau (1920-2004) empezaron explorando las lecciones del cubismo antes de mezclar las innovaciones con la imaginería de su país. Enrique Grau, conocido como el maestro del expresionismo figurativo y posteriormente del arte neofigurativo, se volcó durante un tiempo en la pintura "metafísica" en la tradición de los pintores italianos. Es conocido por sus retratos de amerindios y afrocolombianos. En 1940, fue a Nueva York para completar su formación, antes de volver a Europa. En Italia, aprendió el arte del fresco y del grabado antes de establecerse en Cartagena. Fue aquí donde realizó el mayor número de sus obras, incluyendo esculturas(El beso) y donó un millar de obras con el objetivo de crear un museo: la Casa Museo Grau. Algunas de sus obras se encuentran en el Museo de arte moderno de Cartagena. Es uno de los tres grandes maestros del arte colombiano del siglo XX, junto con Obregón y Botero.

Alejandro Obregón, el inclasificable

Alejandro Jesús Obregón Roses nació en Barcelona en 1920 y murió en Cartagena en 1992. Pintor, muralista, escultor y grabador, trabajó en varias profesiones a ambos lados del Atlántico, como camionero y vicecónsul, antes de emprender una formación artística autodidacta. En Barcelona, copió a los grandes maestros clásicos, se casó y regresó a Colombia. Allí, en 1944 y 1945, participó en los Salones de Artistas Colombianos. También él fue aclamado como un genio del expresionismo figurativo. En los años 50, se unió al Grupo de Barranquilla, un círculo de intelectuales que reunía a escritores, periodistas y filósofos, entre ellos Gabriel García Márquez. Ascendido a director de la Escuela de Bellas Artes de Santa Fe, Obregón renovó los métodos de enseñanza. En 1949, regresó a Europa, conoció a Picasso y volvió a Colombia. Este fue el comienzo de su periodo de inspiración cubista, iniciado porPuertas y espacio (1951). En 1955, el Museo de Arte Moderno de Nueva York compró su Souvenir de Venise, tras lo cual recibió numerosos premios. Las obras que consolidaron su reconocimiento fueron Violencia (1962) y El mago del Caribe (1961). En la década de 1970, realizó murales, entre ellos uno para el Banco BBVA de Colombia, Cosas de Aire

. El Museo de arte moderno de Bogotá le dedica regularmente retrospectivas que ponen de relieve su fascinación por la naturaleza salvaje de Colombia y los elementos. El cóndor, símbolo de la nación, aparece en unas 50 de sus obras. Los acontecimientos políticos también son objeto de sus creaciones pictóricas. Sus esculturas públicas adornan las plazas del país, como en Bogotá y Barranquilla.

Las curvas de Fernando Botero

El tercer gran maestro del arte colombiano, Fernando Botero, nació en 1932 en Medellín. Conocido por el gran público por sus figuras de cuerpos voluptuosos, ejerce su talento en la pintura y la escultura. Su carrera despegó tras el Salón de Artistas Colombianos en 1958. Su Naturaleza muerta con mandolina

de 1957 demuestra que ya se inspiraba en el arte precolombino y popular. Botero sigue siendo un artista figurativo, que desvía sin cesar el bodegón, el desnudo femenino, la vida cotidiana o la tauromaquia, cuyos colores y energía ama.

Para dibujar sus retratos con rasgos ampliados, nunca trabaja a partir de un modelo. Su imaginación sigue siendo su principal fuente de inspiración. También le gusta secuestrar de vez en cuando obras maestras de la historia del arte, como la Mona Lisa a los doce años o las Meninas, y disfruta pintando un autorretrato de Velázquez

. Así, Botero nunca ha ocultado su fuerte influencia en el arte europeo. Sin embargo, sus figuras conservan cierta neutralidad, y parecen alejadas de cualquier emoción real. Asimismo, sus esculturas se basan en modelos arcaicos. Probó varios enfoques antes de lanzarse a las creaciones escultóricas. En 1973, se instaló en París y se formó en el trabajo del bronce. Continuó trabajando con la escultura durante varios años, proceso que se consagró en una exposición en el Grand Palais de París (1977), que incluía 13 obras escultóricas. En Bogotá, en el barrio de La Candelaria, el Museo Botero (de acceso gratuito) alberga el regalo del artista a Colombia: 123 creaciones variadas firmadas por Botero, rodeado de otros grandes artistas como Marc Chagall, Salvador Dalí, Joan Miró y Pablo Picasso.

Escenario contemporáneo

El panorama del arte contemporáneo colombiano está lleno de dinamismo. Varios de los principales museos de arte contemporáneo de todo el país muestran a la nueva generación. El Museo de arte moderno de Medellín (MAMM

) alberga una colección de obras de Débora Arango (1907-2005), la primera pintora colombiana que representó el desnudo femenino; y también del pintor de las sombras y la fugacidad, Oscar Muñoz (nacido en 1951).

El Museo La Tertulia

de Cali cuenta con una importante colección de arte americano y colombiano, así como con un teatro al aire libre.

Desde la década de 2000, Colombia es escenario de una efervescencia artística sin precedentes. Su vitalidad es palpable incluso en las calles. La capital está experimentando una fuerte moda por el arte urbano, como todas las grandes ciudades del país. Los colores ocupan las paredes como una terapia colectiva que suaviza las desigualdades. Entre los artistas callejeros, Felipe Céspedes pinta figuras inspiradas en los animales legendarios y las plantas sagradas del Amazonas, con un estilo geométrico.

En todas las ciudades, el arte callejero ofrece a los residentes la oportunidad de expresarse. Se organizan colectivos y asociaciones para animar a la población a difundir mensajes positivos. Así, a pesar de las tensiones, en Bogotá, Medellín y Barranquilla, Colombia vibra con multitud de innovaciones artísticas, de las que también pueden disfrutar los turistas. Los tours de grafiti florecen por todas partes, acompañados por artistas, a pie -como el Graffitour Comuna 13 en Medellín- o en bicicleta -como el Graffiti Bike Tour en Bogotá-.