Este bar de vinos de excepción, cuyos propietarios no son más que Arnaud Clément y Michael Llodra (sí los jugadores de tenis), es el lugar de encuentro de los amantes de los grandes vinos. El sótano tiene que hacer girar las cabezas: más de 1.000 referencias de vinos propuestas por el sumiller, François Orisé, antiguo colaborador de Joël Robuchon. Por otra parte, el Dr. Wine pone a su disposición un catálogo actualizado que enumera los años por edad (del 1967 al 2012), pero también por ámbitos. Se necesitan más de 40 páginas para hacer inventario. Entre los más prestigiosos: casteñeuf-du-Pape, volnay 1 er crudo, morey-saint-denis 1 er cru y muchos otros. Para saber más sobre todos estos grandes vinos, no te pierdas los cursos de degustación en los que te encuentras con bonitos encuentros. Clases que también pueden ofrecer a sus familiares. Y si te apetece tomar algo, instalarte en la terraza de la calle, dentro de la sala principal, o incluso (¡sobre todo!) en un rincón del paraíso: el patio interior está rodeado de paredes de piedra. Está a salvo de las miradas, al borde de un antiguo pozo… Y eso no es todo. La calidad de este bar de vinos también reside en la restauración que propone. A cualquier hora del día se pueden degustar tablas y otros platos de cata. A la hora del almuerzo y la cena podrás degustar platos que se realizan en las cocinas por Fabien Vogt (el antiguo segundo de Stéphane Derbord). Por último, si estás buscando un recuerdo de vuelta a las maletas o de una buena botella para impresionar a tus amigos, echa un vistazo al wineshop. ¡El Dr. Wine es un lugar para frecuentarse!
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
Opiniones de los miembros sobre DR. WINE
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
Une adresse incontournable à Dijon.
Accueil et service impeccables.
Très bon rapport qualité / prix.
Une cuisine raffinée avec de bons produits et des cuissons maîtrisées, le tout dans un cadre très agréable.
Une équipe souriante, à l’écoute, qui a à cœur de vous faire passer un bon moment.
Les plats que l’on vous sert sont des quantités quasi de dégustation.
Une cassolette de 4 cuillères de risotto à 8,50 euros et sans saveur. Idem pour le reste
Le vin est lui aussi très cher.
Finalement ça perd son charme !
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Évidemment la proposition de vins est exceptionnelle. Le service est très convivial et souriant, la cadre agréable.