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Oporto fue tomada por el rey visigodo Teodorico II. La ciudad fue ocupada por los moros en el año 716, que permanecieron en ella hasta la reconquista llevada a cabo por el rey Alfonso I de Asturias a mediados del siglo VIII. Oporto permaneció entonces abandonada durante aproximadamente un siglo, antes de que Alfonso III el Grande repoblara la ciudad.

Teresa, hija del rey Alfonso VI de León, se casó con Enrique de Borgoña, quien concedió al rey el «Condado Portucalense», cuya capital era Oporto.

Oporto pertenecía al obispo Dom Hugo, que había conseguido reunir un vasto territorio. Con él la ciudad alcanzó un gran desarrollo, creciendo más allá de las murallas ya construidas.

Tras la expansión de Oporto, que se había convertido en un enclave importante de las rutas comerciales, se construyó una nueva muralla protectora alrededor de la ciudad.

La decisión de construir una nueva muralla se debió principalmente a la rebelión del infante Dom Pedro contra su padre, el rey Dom Alfonso IV, que había asesinado a la amada de su hijo, por lo que sufrió su ira vengativa. La población, fiel al rey, resistió los ataques de Dom Pedro.

Se completó, por fin, la muralla de protección, que recibió el nombre de Fernandina, en referencia a Don Fernando, que reinaba en ese momento.

Oporto vuelve a ser el centro de enfrentamientos a causa de la posible anexión del reino a Castilla. El futuro rey Dom João I (de la Casa de Avís) recibió el apoyo de sus habitantes. Fue en Oporto donde se casó con Dona Filipa de Lencastre en 1387 y donde nació su descendencia, entre ellos el Infante Dom Henrique.

Enrique el Navegante, nacido en Oporto, fue una figura capital en la historia de la navegación y la expansión colonial portuguesa. El príncipe organizó varias expediciones que permitieron descubrir parte de la costa occidental africana, así como los archipiélagos de Madeira, las Azores y Cabo Verde.

Dom Henrique inicia una expedición a Ceuta. Los portuenses sacrificaron toda la carne de la que disponían para abastecer a la tripulación. De ahí viene el apodo de tripeiros, ya que solo les quedaron callos para comer, que es el plato típico de la región de Oporto.

Los descubrimientos proporcionaron mucha riqueza a Portugal, que se convirtió en el centro europeo del comercio marítimo, mientras que sus puertos, en particular el de Oporto, vivieron una época de gran dinamismo. En Oporto se desarrolló una gran actividad marítima y comercial, que situó a la ciudad a la cabeza de la industria naval portuguesa. La red de carreteras también creció, abriendo Oporto a nuevas rutas comerciales y de transporte.

Este ilustre habitante de Oporto formaba parte de la tripulación de la carabela de Cabral cuando llegó a Brasil en 1500. Encargado de documentar el viaje, Caminha entregó al rey de Portugal un cuaderno de viaje de varias páginas en el que relataba con gran detalle la llegada de los portugueses a estas nuevas tierras. Este documento, de una gran riqueza, es una fuente histórica muy importante para conocer la llegada de los portugueses a Brasil, pero también la fauna y la flora locales, la vida de los nativos y la mentalidad de la época. Este texto sobre el descubrimiento de Brasil todavía existe y se conserva en la Torre do Tombo, en Lisboa.

Durante sesenta años, España y Portugal estuvieron estrechamente vinculados históricamente. Su unión formó el mayor imperio jamás conocido. Pero estallaron muchos conflictos por el trono de Portugal. Oporto se puso del lado del Prior de Crato contra el rey Felipe II de España.

La ciudad apoyó la revuelta de Lisboa que puso fin a la unión de España y Portugal. Se restableció la Casa de la Moneda en Oporto.

España reconoce la independencia de Portugal.

La dominación española supuso un fuerte crecimiento urbanístico y administrativo para Oporto. Los dos países unidos atrajeron las miradas de todo el mundo. Fue una época de gran producción artística y la ciudad se adornó con edificios de estilo neoclásico. El palacio de la Bolsa es un testimonio de la riqueza de Oporto en esa época.

El Tratado de Methuen establece las relaciones comerciales entre Inglaterra y Portugal. En 1717, la primera producción inglesa de vino de Oporto sale de la ciudad.

El arquitecto italiano Nicolau Nasoni diseñó varios edificios excepcionales en Oporto: la torre de los Escribanos, el palacio Freixo y la fachada de la iglesia de la Misericordia.

Cuando las tropas de Napoleón invadieron Oporto, el puente de madera de las Barcas cedió bajo el peso de una multitud asustada que había huido en esa dirección. Mucha gente murió ahogada. El puente colgante de Dona Maria II lo sustituyó en 1842.

Dos años después de la tragedia del puente de las Barcas, los franceses fueron rechazados definitivamente y el rey João VI, que se había exiliado en Brasil, volvió al trono.

Cuando Dom Miguel llegó al poder en 1828, el país se sumió en una guerra civil que enfrentó a los partidarios de Dom Miguel con el antiguo rey Dom Pedro IV. Bajo asedio durante dieciocho meses, los portuenses defendieron su ciudad contra las tropas absolutistas de Dom Miguel y salieron victoriosos. Dona Maria II fue coronada posteriormente como reina de Portugal.

Liberal y progresista, Oporto fue cuna de muchos artistas, escultores y poetas.

Un levantamiento militar en la ciudad pone fin a la monarquía absoluta. Constitución liberal.

El corazón de oro de Dom Pedro (que se encuentra en la iglesia de Lapa) y el sobrenombre de Invicta se añaden al escudo de Oporto tras la firma de un decreto redactado por el portuense Almeida Garrett (1799-1854) y firmado por la reina Dona Maria II.

Inauguración del puente Dom Luís, el más famoso de Oporto, diseñado por Teófilo Seyrig, antiguo colaborador de Gustave Eiffel.

Portugal vive aún bajo un sistema político monárquico. Sin embargo, las ideas republicanas van ganando fuerza. En Oporto tiene lugar la primera revolución republicana, que desgraciadamente acaba con un derramamiento de sangre.

Los rebeldes se rebelaron en las calles de Oporto. Sin embargo, ante la falta de apoyo del ejército y de los políticos, la superioridad de la monarquía se impuso. El recuerdo de esta fecha está inmortalizado en una calle del centro de Oporto, la Rua 31 de Janeiro.

Un año triste para Oporto porque muchos de sus habitantes murieron a causa de la peste bubónica. La ciudad vivió tiempos de declive.

La prohibición impuesta a Portugal por los británicos de unir Angola y Mozambique en África estimuló de nuevo el patriotismo republicano, deseoso de derrocar a la monarquía. Carlos I, consciente del extremo peligro, estableció un régimen dictatorial. Pero el pueblo se rebeló y el 1 de febrero de 1908, el rey y su hijo fueron asesinados en la plaza del Comercio de Lisboa. La República se proclamó oficialmente el 5 de octubre de 1910.

Oporto se convierte en la capital del norte de Portugal tras un intento de independencia. Los republicanos inician entonces un levantamiento.

La República fue derrocada por el golpe militar del general Gomes da Costa, quien enrola en su gobierno a un profesor católico de economía, Antonio de Oliveira Salazar, para que intentara resolver las dificultades financieras del país.

En cierto modo, se podría decir que el contexto de la crisis económica mundial (1929) ayudó a Salazar a instaurar su futura dictadura. Al cerrar el país a toda influencia extranjera, consiguió estabilizar la moneda portuguesa, algo que el pueblo supo valorar. Tras su elección como presidente del Consejo, creó el Estado Novo en 1933, apoyado por una policía política extremadamente eficaz, la PIDE (Policía Interior y Defensa del Estado). Cerró el país y lo aisló de cualquier influencia exterior, manteniendo a Portugal en un modo de vida rural y tradicional con una implacable censura. No obstante, durante este período se renovaron muchas infraestructuras en Oporto.

La dictadura contaba cada vez con más gente descontenta. El general Delgado se presentó como candidato a la presidencia en 1958, prometiendo destituir a Salazar como primer ministro (Salazar ocuparía el cargo durante el resto de su vida). El general perdió las elecciones y fue asesinado en 1965. El régimen quedó entonces estancado a raíz de una interminable guerra colonial. El ejército estaba agotado. En 1968, Salazar sufrió una hemorragia cerebral. Marcelo Caetano fue nombrado como sucesor, y la dictadura terminó con la Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974, una de las más pacíficas de la historia.

Tras la sucesión de diversos gobiernos posteriores a la dictadura, Portugal experimenta un renacimiento. El país entró en la Unión Europea en 1986. La capital, Lisboa, se vio reforzada por la ayuda financiera, que se trasladó a otras ciudades del país, como Oporto. En 1987, el primer ministro Cavaco Silva puso en marcha una serie de reformas para modernizar el país.

La UNESCO concede a Oporto el estatus de Patrimonio de la Humanidad por su gran riqueza histórica, especialmente su casco antiguo.

Oporto es elegida Capital Europea de la Cultura. Se construyó la Casa da Música, un gran auditorio, emblema del barrio de Boavista. En diciembre, la UNESCO incluyó los viñedos del Alto Duero en la lista del Patrimonio Mundial como «paisaje cultural, evolutivo y vivo».

El comienzo de la primera década del nuevo siglo fue una época difícil para el país. La situación económica no era brillante y los gobiernos no eran muy populares. En febrero de 2005 se produjo finalmente un giro político: José Sócrates, antiguo secretario general del Partido Socialista, se convirtió en el nuevo jefe de gobierno tras haber obtenido su partido la mayoría absoluta en las elecciones legislativas. Se comprometió a reformar la Administración Pública, difícilmente asumible por el magro presupuesto del Estado, y a crear un polo tecnológico para estimular el crecimiento.

La crisis económica golpeó duramente al país. Se tomaronn medidas impopulares para rescatar las arcas del Estado: la paga extra de Navidad se redujo a la mitad, las tasas de los usuarios se multiplicaron por dos, las autopistas gratuitas dejaron de serlo...

El Partido Socialista (PS) ganó las elecciones legislativas, pero perdió la mayoría absoluta en el Parlamento. En Oporto, Rui Rio fue elegido por tercera (y última posible) presidente de la cámara municipal.

El año estuvo marcado por el descontento de la población. El 15 de septiembre tuvo lugar una gran manifestación contra la Troika y las medidas del gobierno: un millón de personas protestaron en todo el país. A esto hay que añadir que el 14 de noviembre se produjo una huelga general, mientras el paro alcanzaba un nivel récord de más del 15%.
Oporto es elegida mejor destino europeo por la organización independiente European Consumers Choice, muy por delante de Lisboa.

Rui Moreira (independiente, apoyado por el CDS-PP, partido de derecha) se conviertió en alcalde de la ciudad tras los tres mandatos de Rui Rio (socialdemócrata).

La clase política portuguesa está en plena crisis. Como las elecciones cambiaron la mayoría parlamentaria, el presidente de la República, Anibal Cavaco Silva, decidió mantener a Pedro Passos Coelho como primer ministro. La izquierda, que tenía mayoría en el Parlamento, anunció inmediatamente su intención de hacer caer al nuevo gobierno. El Bloque de Izquierda (un partido antiausteridad) se unió a los socialistas (¡un hecho histórico!) y derrocaron al gobierno. En noviembre, Antonio Costa, líder del Partido Socialista, apoyado por la izquierda radical, fue nombrado primer ministro por el presidente.

Marcelo Robelo de Sousa, profesor de derecho y antiguo tertuliano de televisión, es elegido presidente de la República en la primera vuelta para un mandato de cinco años. Aunque es un miembro del PSD (centro-derecha), se compromete a garantizar la estabilidad del país no obstaculizando los esfuerzos del gobierno para poner fin a las políticas de austeridad que se han llevado a cabo durante años.

En octubre se celebran elecciones legislativas, que hacen correr mucha tinta en los periódicos. En primer lugar, por el récord de abstención del 51%, pero también por la entrada de la extrema derecha en el parlamento mediante el partido Chega y su líder André Ventura (hasta ahora, Portugal era uno de los pocos países europeos en los que la extrema derecha no tenía representación en la Asamblea Nacional).

Las elecciones presidenciales se celebran en un país reconfigurado desde el 15 de enero. Para protestar contra los comentarios sexistas del candidato de extrema derecha André Ventura hacia la candidata de izquierdas Maria Matias, los portugueses, apoyados por personajes públicos, cuelgan en las redes sus labios cubiertos de maquillaje rojo, acompañados por una arenga política.

Resultado: el presidente en funciones, Marcelo Rebelo de Sousa, un conservador moderado, es ampliamente reelegido en la primera vuelta, a pesar de la baja participación (39,3%).