Marsella, una ciudad fócea tan amada por algunos y tan criticada por otros, es una ciudad portuaria con un rico pasado que nunca deja a nadie indiferente. Es la ciudad más antigua de Francia y originalmente un gran puerto donde han atracado muchos pueblos a lo largo de su historia. La antigua Massalia es un magnífico pueblo que sube y baja según sus barrios, rodeado de bosques de pinos, rocas calizas y matorrales, sin olvidar las famosas calas que ofrecen un suntuoso paisaje. Dominada por la Basílica de Notre-Dame-de-la-Garde, construida sobre el emplazamiento de una torre de vigilancia que vigilaba el Golfe de l'Estaque y la llegada de los barcos a su puerto, se podría pensar que Marsella sólo estaba orientada hacia el mar, pero no es muy conocida. La guía turística de Marsella le llevará a descubrir su historia increíblemente agitada y a la vez romántica, una historia que debe descubrirse sin demora en sus lugares históricos como el Château d'If, esta antigua prisión encaramada en su isla. Sin olvidar que la ciudad ha cambiado, los barrios se han transformado, los museos se han construido o restaurado y uno de los más emblemáticos es sin duda el MUCEM