A 10 km al norte de Ille-sur-Têt, el pequeño pueblo de Bellestar de la Frontera, como se le conoce en catalán, en la cima de una colina, alberga un fascinante museo de prehistoria y el famoso dolmen Molí del Vent. Bélesta fue el pueblo fronterizo entre Francia y el Rosellón hasta el Tratado de los Pirineos. Fortificado tempranamente, el pueblo constituye un interesante conjunto medieval, con su iglesia del siglo XII, sus casas adinteladas y escaleras, símbolos de la arquitectura rural de la región. El castillo, construido en 1262, posteriormente arruinado y hábilmente restaurado tras la Revolución francesa en la década de 1980, sigue siendo el rasgo arquitectónico más interesante del pueblo.

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