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La familia

Los mexicanos son muy apegados a la familia. Se reúnen con regularidad y siempre que surge la ocasión: el Día de la Madre, los cumpleaños, la graduación del sobrino, los 15años del primo... Hay un fuerte sentimiento de pertenencia al círculo familiar, en el sentido más amplio, que incluye a tíos, primos, sobrinos y, a veces, amigos. Las residencias de ancianos no son un gran éxito: los abuelos viven a menudo bajo el mismo techo que uno de sus hijos, y desempeñan un papel importante en la educación de sus nietos. En cuanto a la independencia, la gente se queda con sus padres mucho tiempo (30-40 años, o incluso más), por razones económicas o de conveniencia. Cuando abandonan el capullo familiar, suele ser para embarcarse en la vida conyugal, en cuanto se casan. Evidentemente, se trata de una visión tradicional que no se aplica a toda la población: algunos jóvenes se van de casa muy pronto para estudiar en otra ciudad, otros viven en pareja sin estar casados... Las situaciones varían según el origen social o el lugar de residencia. Lo cierto es que en un país donde las medidas de protección social son irrisorias, la familia también significa apoyo financiero y consuelo psicológico. Por eso, en la vida cotidiana es habitual pedir noticias del otro antes de entablar cualquier conversación con él.

¡Olvida tu reloj!

Los mexicanos tienen una relación muy particular con el tiempo. Uno no se da necesariamente cuenta de ello cuando está de viaje turístico, porque los operadores turísticos saben que es importante que sus clientes extranjeros respeten unos horarios precisos (aunque...). Pero cuando uno se queda una temporada, esta relación con el tiempo es uno de los primeros choques culturales. Aquí, el concepto de tiempo es policrónico, es decir, vago, flexible y menos sujeto a un horario. La hora mexicana facilita la adaptación al cambio, lo que es esencial para hacer frente a la improvisación que a menudo prima sobre la planificación. Por eso, llegar tarde o anular una cita en el último momento no es un gran problema. No se trata de una falta de respeto, así que no hay por qué disculparse... Mañana o ahorita rara vez significan "mañana" o "dentro de un rato" en la mente de quien los dice. El momento presente, el entusiasmo y la espontaneidad son más importantes que la agenda. Esta elasticidad temporal puede generar mucha incertidumbre a un europeo o a un norteamericano. Lo mejor es acostumbrarse a ella si se vive en México, para evitar subidas de tensión y, sobre todo, para aprovechar al máximo el momento presente, ¡como hacen tan bien los mexicanos!

Una sociedad clasista

En México, las desigualdades son flagrantes y las clases sociales son identificables por múltiples códigos: la forma de vestir, de hablar, el lugar donde se vive, donde se estudia, etc. Pero lo más chocante es que la estratificación social está muy ligada al color de la piel o al grupo étnico al que se pertenece. Cuanto más blanca es la piel y más europeos son los rasgos, más probable es que uno pertenezca a una clase acomodada. Cuanto más indígena eres, menos posibilidades tienes de ascender en la escala social. México muestra con orgullo sus orígenes mayas o aztecas, pero la población indígena vive a menudo, como en la época colonial, en una situación de gran vulnerabilidad social. La discriminación racial es normal para una parte de la población, la misma que denigra a los afrodescendientes y a los migrantes centroamericanos. La película Roma (2018), galardonada con numerosos premios internacionales, puso de manifiesto de forma sutil esta cuestión clasista al abordar el destino de las trabajadoras domésticas, las famosas muchachas, sometidas a una discriminación cotidiana a menudo invisible y heredada de la época colonial. Ciertas relaciones de sumisión también se manifiestan en expresiones que sólo se escuchan en México. Por ejemplo, el popular "¿Mande?" que se utiliza para hacer repetir a la gente (equivalente a "¿Cómo?") significa literalmente "Dame una orden", como el esclavo solía decir a su amo...

A estudiar!

Desde la Constitución de 1917, la educación escolar es obligatoria, gratuita y laica. Los colegios gestionados por organizaciones religiosas no reciben financiación pública. El sistema educativo consta de jardín de infancia (preescolar), escuela primaria(educación inicial), escuela secundaria(educación básica), instituto(educación media superior) y universidad(educación superior). El año escolar va de septiembre a junio, con vacaciones en torno al Día de Todos los Santos, Navidad y Semana Santa. Las clases se imparten durante la semana, de 7 a 8 de la mañana a 2 de la tarde. Los alumnos acuden a la escuela con el uniforme (¡bien planchado!), pero la relación alumno-profesor es amistosa, al menos menos menos formal que en Francia. Desgraciadamente, el nivel de educación es uno de los más bajos de los países de la OCDE, lo que explica que las familias adineradas envíen a sus hijos a escuelas públicas con tasas exorbitantes. La tasa de escolarización ha aumentado en los últimos años (95% para los niños de 5 a 14 años) y el analfabetismo se ha reducido a la mitad en 20 años (4,7% de la población mexicana en 2020). Sin embargo, las disparidades regionales son significativas: ¡un 2% de analfabetismo en Ciudad de México, frente a un 18% en Chiapas! En este estado, al igual que en otros con grandes minorías indígenas, se han puesto en marcha programas de escuelas bilingües, con diferentes grados de éxito. En cuanto a la educación superior, las universidades públicas son de buen nivel, pero hay una gran escasez de plazas, y los que no pueden permitirse matricularse en una institución privada tienen que dejar de estudiar.

Una vida sin red

En México, 35 horas a la semana y 5 semanas de vacaciones pagadas suena a sueño Aquí son 48 horas semanales, 6 días de vacaciones al año (un poco más con la antigüedad). Aunque el salario mínimo ha aumentado considerablemente desde que el Presidente López Obrador asumió el poder, ¡sigue siendo inferior a 6 euros al día! No existen prestaciones por desempleo en caso de pérdida del puesto de trabajo, aparte de una pequeña indemnización que debe pagar la empresa en función del tiempo trabajado (no siempre fácil de recuperar). Las pensiones de jubilación son bajas, y quienes pueden permitírselo cotizan a un fondo de pensiones adicional. Pero para el 60% de los mexicanos que trabajan en el sector informal, la situación es aún más precaria. Sin embargo, se ha creado un programa de medicina social, el Seguro Popular, para proteger a los miembros más vulnerables de la población. Los hospitales públicos cuentan con personal médico competente pero mal pagado, y las instalaciones están a menudo deterioradas, con colas interminables. Las clínicas privadas ofrecen una atención de calidad, pero las tarifas son muy elevadas y menos del 10% de la población puede beneficiarse de ellas. La sanidad privada en México es un auténtico negocio, y un indicador más de las profundas desigualdades del país.

Matrimonio gay: un México de dos velocidades

Ciudad de México fue la primera ciudad de América Latina en permitir las uniones civiles entre personas del mismo sexo en 2007 y en legalizar el matrimonio gay en 2010. Un terremoto mediático en su momento! En los últimos años, más de la mitad de los estados mexicanos han adaptado su legislación para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y conceder a las personas en unión civil los mismos derechos que a los casados. Por desgracia, la discriminación, las amenazas y la violencia física contra la comunidad LGBTI siguen siendo frecuentes. Es raro ver a parejas homosexuales dando muestras de afecto en la calle, excepto en ciertas zonas de Ciudad de México, Guadalajara, Acapulco o Cancún, o en el balneario de Puerto Vallarta, que tiene fama de ser gay friendly.

Un día sin mujeres!

Las mujeres son cada vez más independientes en México. No dudan en entrar en política, por ejemplo, y por primera vez una mujer, Claudia Sheinbaum, fue elegida alcaldesa de Ciudad de México en 2018 y es candidata a las elecciones presidenciales de 2024. La brecha de género también se ha reducido en la educación, pero las mujeres siguen ocupando puestos menos cualificados y ganando salarios más bajos por cualificaciones y trabajos equivalentes. Sobre todo en las ciudades, los valores conservadores sobre el lugar de la mujer en la sociedad están empezando a cambiar. Hace sólo unos años, era impensable que una mujer dejara la casa de sus padres y formara una pareja sin estar casada, o que no quisiera tener hijos. Pero el machismo sigue muy vivo en México. El trabajo doméstico sigue siendo en gran medida responsabilidad de la mujer, mientras que el hombre es el "cabeza de familia" que debe mantener económicamente el hogar. Algunos lugares, como las cantinas, están estrictamente reservados a los hombres. Recientemente, sin embargo, algunos de estos bares han abierto sus puertas a las mujeres. En México, el aborto sigue considerándose un delito y sólo se permite en caso de violación. Sólo Ciudad de México (desde 2007) y el estado de Oaxaca (desde 2019) han legalizado el aborto, hasta la semana 12 de embarazo. En el resto del país, muchas mujeres recurren a "remedios" caseros para abortar ilegalmente, arriesgando su vida en el proceso.

Además, aunque los mexicanos son en general galantes y considerados, la violencia contra las mujeres es habitual, debido a una cultura machista y patriarcal omnipresente. Hablamos de violencia doméstica, física, emocional, sexual y económica. Sobre todo, hablamos de feminicidio: el asesinato de mujeres por el simple hecho de serlo. México ostenta récords en esta materia. Los nombres de ciudades como Ciudad Juárez, donde cientos de mujeres han sido violadas, torturadas y asesinadas desde los años 90, producen escalofríos. En 2020 fueron asesinadas casi 10 mujeres al día en todo el país, un tercio de las cuales resultaron ser feminicidas. La mayoría de las víctimas provienen de los sectores más vulnerables de la sociedad: mujeres migrantes, indígenas, niñas y adolescentes en situación de pobreza, etc. Ante el desinterés del Estado y la impunidad (50% de los feminicidios no se resuelven, 99% en algunos estados), grupos de mujeres se manifiestan periódicamente para exigir justicia. En 2020, el 9 de marzo (un día después del Día Internacional de la Mujer), tras la convocatoria de un grupo de activistas feministas, un gran número de mujeres tomaron las calles, oficinas, transportes, escuelas, cafeterías, centros comerciales, etc., para protestar contra el machismo que mata. la respuesta a #UNDÍASINNOSOTRAS fue impresionante, en todas las clases sociales, procedencias y orientaciones religiosas y políticas.