La cestería, un arte tradicional perpetuado

Cestas, esteras, sillones, taburetes, sillas de mesa y otros objetos tejidos con plantas o lianas: la cestería sigue siendo un arte tradicional en la República del Congo, practicado todavía hoy por los hombres. Rara vez está coloreada, y casi siempre en tonos naturales, como ocurre en muchos países africanos. Estos objetos trenzados se encuentran por todo el país, sobre todo en los mercados locales. En Brazzaville, en el barrio de Bifouiti, en el primer distrito de la capital, un taller al aire libre expone desde 1972 el trabajo de los cesteros locales. Auténtico escaparate turístico, es un placer pasear entre las originales creaciones de los artesanos, con los que es fácil entablar conversación. Es una gran oportunidad para descubrir las técnicas de fabricación de las cestas, las plantas utilizadas y apreciar la destreza de los cesteros.

Máscaras, piezas únicas

Como en muchos países africanos donde el animismo sigue profundamente arraigado, las máscaras se han utilizado en ceremonias y rituales tradicionales durante generaciones. Están impregnadas de un elemento de misterio y magia, vinculado a un espíritu encarnado por el portador de la máscara. Fabricadas con madera blanda y ligera para facilitar su uso durante las ceremonias, lo que explica su fragilidad, pueden resistir la humedad y las termitas durante poco más de cien años. Las máscaras pueden colorearse con pigmentos (rojo), caolín (blanco) y carbón (negro), colores que tienen un significado: el blanco encarna el espíritu de un difunto, mientras que el rojo representa la vida y el negro puede simbolizar la justicia, pero también ser un elemento puramente estético. Por regla general, la máscara se fabrica para impresionar e inspirar miedo, y el portador grita para atemorizar al público. Se utiliza para regular la vida social de los aldeanos, acompañar funerales, controlar espíritus malignos, etc. Cada etnia tiene sus propias máscaras, que se distinguen por su forma, color y, a veces, iconografía. Las máscaras batéké se reconocen por sus motivos geométricos y su forma redonda o alargada; las punu, por su capa blanca de caolín y sus ojos en forma de almendra; las bakouélé, por su forma de corazón ahuecado. Por supuesto, las máscaras más raras y preciosas se exponen en galerías y museos, o están en manos de coleccionistas privados, principalmente en Europa o al otro lado del Atlántico. Sin embargo, se pueden encontrar máscaras contemporáneas en mercados de artesanía, como los de la Meseta de Brazzaville y Pointe-Noire.

Hermosos minerales

Conocida por su riqueza mineral, la República del Congo alberga piedras preciosas y minerales coloreados con virtudes naturales, y a los aficionados les resultará difícil no ceder a la tentación de traerse unas cuantas piedras ornamentales, joyas engastadas o esculturas notables. Los mercados artesanales son el lugar perfecto para hacerse con bellas piedras extraídas localmente, como la uvarovita, un raro granate verde, y la dioptasa, una piedra verde brillante extraída de la mina de Renéville, en el departamento de Pool. La región también es famosa por su mina Mindouli, que contiene muchos minerales de cobre, como crisocola, azurita azul y malaquita. Estas piedras de colores intensos, una vez esculpidas por hábiles artesanos, crean piezas singulares que alegran salones y otras estancias del hogar.

La cera, un tejido colorido y de moda

Originario de Javan, el estampado producido en los Países Bajos ha conquistado a numerosos países africanos, entre ellos la República del Congo, que también lo ha adoptado en todas sus formas. Desde la ropa hasta los accesorios, pasando por el menaje del hogar, ¡está en todas partes! En los puestos de la ciudad, estas telas de vivos colores, cuidadosamente dobladas y ordenadas, hacen las delicias de las mujeres congoleñas que vienen a elegir los tejidos más bonitos para su futuro armario a medida, que les confeccionará su modista. Si tienes un poco de tiempo, puedes hacer lo mismo a un precio razonable. Pide ayuda a tus conocidos para encontrar una buena modista. En Brazzaville y Pointe-Noire, también puedes hacerte con bonitos accesorios, como cajas de almacenaje, cojines y otros artículos de cera de fantasía, en las pocas tiendas conceptuales de estas ciudades.

Otras ideas para regalar

Son muchos los pintores congoleños cuya reputación ha traspasado las fronteras de la República del Congo. Entre ellos destacan Philippe Ouassa, Michel Hengo, Marcel Gotène, Gastineau Massamba y Van Andréa. Los amantes del arte se deleitarán en Brazzaville con las numerosas galerías de arte repartidas por la capital, los talleres Sahm, la escuela de pintura Poto-Poto y el Musée Galerie du Bassin du Congo. Además de apreciar las obras de artistas congoleños de renombre y prometedores, los más pudientes podrán comprar un cuadro que les haya enamorado. A los golosos no les faltarán productos locales en la maleta, como las deliciosas mermeladas caseras de Mamirene. Sin aditivos ni conservantes, estas mermeladas se elaboran con frutas locales de temporada, desde cerezas Mayombe hasta safou, piña y mango. Vendidas en varios puntos de venta de Brazzaville y Pointe-Noire, las mermeladas se cubren con una tela de lino para distinguirlas de las mermeladas industriales. Imposible resistirse: Mamirene, que también es chocolatera artesana, también ofrece chocolate hecho a mano. En cuanto a cosméticos, la marca Saboni es una de las mejores del país. Esta empresa familiar, que retomó su actividad en 2018, elabora cosmética natural a partir de sus propias plantaciones, reduciendo su impacto en el medio ambiente. Jabones con aloe vera o moringa, macerados oleosos, esponjas vegetales (estropajo) o aceite de palmiste, los distintos productos se venden principalmente en Pointe-Noire, en varios puntos de venta, incluidas farmacias.