Los comienzos
En 1955, un grupo de cineastas africanos, encabezados por los senegaleses Paulin Soumanou Vieyra y Mamadou Sarr, rodaron Afrique-sur-Seine y pusieron así (quizá por primera vez) a África en el punto de mira del cine. Un pequeño éxito, que comienza con imágenes de niños despreocupados jugando y retozando en el río antes de transportar al público a París, llevándole en autobús o en Vespa por las principales arterias reconocibles en las postales. Tomamos una copa en la terraza de un café, terminamos la velada bailando salsa, mientras nos preguntamos y comentamos la vida de los africanos en esta "capital del mundo, del África negra", como comenta el propio Vieyra. Dos años más tarde, el grupo volvió a hacerlo con Un homme, une vie, un idéal. Se habían sentado las bases y se habían despertado las ansias cinematográficas de los senegaleses. Lo que quedaba era hacer películas africanas sobre África. El boom de la producción de los años sesenta, que dio al país recién independizado el título de Saint-Germain del continente, se encargó de ello. Paulin Soumanou Vieyra y otras futuras figuras como Abacar Samb Makharam, Yves Badara Diagne y Momar Thiam entraron poco a poco en danza. Blaise Senghor, fundador de la Unión Cinematográfica Africana (UCINA), coprodujo, entre otras, Grand Magal à Touba, película que ganó el Oso de Plata en Berlín. Estos brillantes años sesenta también vieron revelarse el talento cinematográfico del escritor Ousmane Sembène, nombrado miembro del jurado del Festival de Cannes en 1967. Sembène y su Noire de... marcaron sin duda esta década, y su "meyotage" (el ingenio del director para financiar sus películas) fue la suerte de muchos aficionados que empezaron a hacerse un nombre.
Desde los años 70 hasta hoy
La década de 1970 marcó un punto de inflexión para el cine senegalés. La escuela de Sembène dio paso a nuevas visiones, como la de Djibril Diop Mambéty, cuyo Touki Bouki dejó una fuerte impronta. Aparecieron las estructuras. El pequeño mundo de los cineastas se organiza: nacen los Cinéastes sénégalais associés (CINESEAS) y el Bureau de la cinématographie. Por último, el propio Estado pone en marcha una serie de iniciativas destinadas a impulsar las producciones nacionales. En 1972 se creó la Société nationale de la cinématographie (SNC), seguida de la Société d'importation, de distribution et d'exploitation cinématographique (SIDEC, 1973). Sin embargo, aunque todos estos nombres reflejan un deseo de hacerlo bien, ninguna de las organizaciones consiguió cumplir las promesas hechas al séptimo arte senegalés. En 1978, el Fonds de soutien à l'industrie cinématographique (FOSIC) intentó sustituir al SNC, y en 1984 le tocó el turno a la Société nouvelle de production cinématographique (SNPC), pero fue en vano. El gobierno se retiró en 1990, propuso un plan de recuperación en 1994, y el patrón parece repetirse una vez más. Los cineastas recurren ahora a fondos internacionales, en particular al Fondo Panafricano para el Cine y el Audiovisual, lanzado en 2010 por la Federación Panafricana de Cine, con el apoyo de la OIF. En Dakar, donde los cinéfilos podían elegir entre una cuarentena de salas a principios de los años ochenta, solo unos pocos siguen proyectando películas: el Institut français, el Goethe Institut y Au cinéma ce soir, una asociación que proyecta en el Théâtre Sorano unos días al mes las mismas películas, más o menos, que las que se proyectan en París. Tras 25 años de ausencia del cine senegalés, la capital cuenta ahora con tres complejos cinematográficos, entre ellos el Canal Olympia Teranga, cerca del Grand Théâtre, y el cine Pathé Dakar, en Mermoz, que ofrece proyección láser y sonido de alta calidad. Privados del séptimo arte durante demasiado tiempo, los senegaleses vuelven a acudir en masa a las salas de cine.
Alain Gomis y la renovación
Así pues, corren tiempos difíciles, pero no parece que se haya pasado página definitivamente, ya que, a pesar de la falta de medios y de visibilidad, surgen algunos nombres: Moussa Sène Absa, Mansour Sora Wade, Joseph Gaï Ramaka, Moussa Touré, Alain Gomis... Este último, nacido en Francia en 1972 de padre senegalés y madre francesa, comenzó su carrera en la industria audiovisual como animador de talleres de vídeo para la ciudad de Nanterre. En 2001 realizó su primer largometraje, L'Afrance, que le introdujo en el mundo del séptimo arte. Le siguieron Petite Lumière (2003), Ahmed (2006) y Andalucía (2008). 2012 marcó un importante regreso para Gomis, que vio cómo su largometraje Tey en wolof(Aujourd'hui, en francés) era seleccionado para el prestigioso Festival de Berlín (que ganó el Etalón de Oro en FESPACO al año siguiente). 2012 también fue un buen año para Moussa Touré, que presentó su película La Pirogue en el Festival de Cannes, en la categoría "Un certain regard". En 2017, Gomis dio un paso más en su carrera cinematográfica al ganar el Gran Premio del Jurado en la 67ª Berlinale con su última obra, Félicité. Estrenado en cines a finales de marzo de 2017, este largometraje narra la lucha de una madre, cantante en un bar de Kinshasa, por pagar la operación de su hijo, víctima de un accidente de moto. En mayo de 2019, la directora franco-senegalesa Mati Diop fue galardonada con el Gran Premio del Festival de Cannes por su profundamente conmovedora película Atlantique, sobre la inmigración. El año 2020 marca la cuarta edición del Festival de Cine de Mujeres Africanas, el primer evento cinematográfico senegalés dedicado enteramente a las mujeres. El festival de este año se celebró en Dakar y se centró en "Mujeres en resistencia", continuando con la contribución del festival a la igualdad de derechos entre mujeres y hombres en Senegal. Ese mismo año, Tiziana Manfredi y Marco Lena confirmaron el hallazgo de unas 5.900 bobinas de películas senegalesas, encontradas en 2009. De visita en Senegal para obtener un permiso de rodaje, los investigadores italianos descubrieron este tesoro escondido en un edificio abandonado. Diez años de formación después, y con la ayuda de Hugues Diaz, Director de Cinematografía de Senegal, Manfredi y Lena restauraron y procesaron lo que parece ser la totalidad de los archivos audiovisuales del país (de los años 60 a los 80). Un descubrimiento increíble para el cine senegalés.