Puerta de entrada al sur de Francia, la Drôme brilla con mil y un sabores. Es un destino ideal para recargar las pilas y darse un capricho. El sol brilla, la luminosidad se suma a la belleza de los paisajes. De los pueblos de montaña a los mercados locales, podrá trazar un itinerario de paradas con encanto en un entorno magnífico. Podrá elegir entre numerosos monumentos y lugares por descubrir, algunos muy populares como la Granja de Cocodrilos(Pierrelatte), el Palacio Ideal del Cartero Cheval(Hauterives) o la Ciudad del Chocolate(Tain l'Ermitage). También hay castillos, entre ellos el ineludible Château de Grignan, donde acabó su vida la marquesa de Sévigné y que acoge todos los veranos notables festivales nocturnos.
La Drôme ofrece un mosaico muy rico, desde el norte suave y montañoso, salpicado de huertos y pueblos encantadores, hasta la Drôme provenzal de olivares y tilos, viñedos y lavanda, desde el macizo salvaje del Vercors hasta el Diois, una pequeña joya alejada de las ciudades donde se experimentan modos de vida alternativos, con el telón de fondo de las casas ecológicas, los huertos orgánicos, el reciclaje y la economía circular... La convivencia y la solidaridad están a la orden del día, hasta el punto de que algunos deciden instalarse allí todo el año. Los demás siempre pueden acampar a orillas de la Drôme, bajo una yurta, alojarse en una casa en un árbol, hacer senderismo con burros, volar en parapente, seguir las huellas de los hugonotes, degustar un plato de charcutería local acompañado de un vinito de la tierra a la hora del almuerzo antes de elegir una mesa repleta de estrellas y grandes vinos por la noche.