Una historia sin cine

Es difícil trazar la historia del cine en la RDC antes de 1960, debido al dominio que los colonialistas belgas ejercían sobre todas las proyecciones cinematográficas del país. Antes de la independencia, las fuerzas de ocupación se limitaban a prohibir a la población colonizada ver películas. Desde entonces, y debido a que los años 60 también fueron un periodo de inestabilidad, hasta 1971 no se rodó el primer cortometraje congoleño, Moseka, de Roger Kwami Mambu Zinga. Un joven cineasta formado en Bélgica, que más tarde ocuparía altos cargos culturales, y que ganó un premio en el Fespaco de 1972 por esta primera película. La vie est belle , de Mweze Ngangura, primer largometraje congoleño, se estrenó en 1987. Se trata de un romance ambientado con la música de Papa Wemba, a su vez protagonista de la película. Al igual que Roger Kwami, Ngangura se formó en Bélgica, y luego viajó entre Bruselas, Kinshasa y otras partes de África, realizando ficciones y documentales. Pièces d'identité (1998), que rodó en Camerún y en el distrito bruselense de Matongé, ganó en 1999 el Gran Premio FESPACO de Uagadugú.

Es difícil establecer un vínculo real entre las diferentes trayectorias y temas abordados por estos cineastas, aparte del estigma de la colonización. ¿Cómo reconstruirse, encontrarse y construir nuevas identidades a pesar de las divisiones, las disparidades de riqueza y las tensiones que siguen existiendo? Para responder a estas preguntas, la directora Monique Mbeka Phoba ha realizado varios cortometrajes y largometrajes desde 1991, centrados en temas como el exilio, el género, la política interior y la independencia. Entre ellos, Un rêve d'indépendance (1999) fue premiado en el festival Vues d'Afrique de Montreal, y la cineasta y su obra han sido también objeto de varias retrospectivas recientes.

Paralelamente a estas iniciativas, cineastas como Djo Munga están poniendo en marcha escuelas de cine para fomentar las vocaciones y construir el cada vez más pujante séptimo arte congoleño.

Rodar en el Congo: ¿deber o afición europea?

Aunque el cine congoleño sigue luchando por producirse y distribuirse fuera de sus fronteras, la RDC es objeto de numerosas películas y documentales belgas e internacionales. Entre ellos figuran cineastas belgas como Thierry Michel y Marc-Henri Wajnberg, así como ingleses como Orlando von Einsiedel, director de Virunga (2014). Estas películas no carecen de interés, pero no dejan de ser puntos de vista occidentales. Aun así, han contribuido a dar a conocer la lucha de algunos congoleños, como el doctor Denis Mukwege, alias El hombre que repara a las mujeres (2015). Gracias a la resonancia que dio a la titánica labor realizada por el doctor y su equipo, la película le valió a Mukwege el Premio Nobel de la Paz en 2018. A pesar de todo, por desgracia, una mirada neocolonialista y paternalista tiñe a veces algunas de estas producciones. Así que mírala con ojo avizor.