Es alrededor de un monasterio fundado en el siglo V que se desarrolló un pueblo durante el período merovingio, tomando el nombre de un antiguo esclavo, autor de milagros, luego se convirtió en abad del lugar, Pourçain. Hacia el siglo X, el priorato de Saint-Pourçain adquirió una importancia considerable, muchas parroquias de la región dependían de él, y el prior era el señor de la ciudad. En el siglo XIV, la ciudad fue fortificada y se desarrolló gracias al comercio del vino. Luego es sometida a las guerras de religión, tomada, recuperada, saqueada. En el siglo XVII, la ciudad se desarrolló, aunque a principios del siglo XVIII la hambruna y los duros inviernos frenaron su evolución, fue sin embargo fuente de diversas iniciativas en materia de reparaciones y construcciones civiles, cuarteles, hospital, pavimentación de calles... El siglo XIX terminó con la crisis del vino debido a la invasión de la filoxera. A pesar de la replantación de las viñas, no fue hasta la década de 1960 que el vino recuperó su reputación. Numerosos eventos y festivales en torno al vino siguen siendo el atractivo de la ciudad.
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