ABADÍA DE FONTFROIDE
Abadía de Fontfroide en Narbona, increíblemente bien conservada, con numerosos eventos y su propia producción de vino
Visite la abadía de Fontfroide, un tesoro de la Edad Media, situada a quince minutos de Narbona, en el corazón del Parque Natural Regional de la Narbonnaise. Fundada a finales del siglo X, se unió a la Orden del Císter en 1145 y se convirtió en una de las abadías más poderosas de Europa. En la Edad Media, hasta ochenta monjes cistercienses vivían dentro del recinto, sin que se les permitiera salir. Solo los hermanos legos podían ir a trabajar a las granjas que sostenían el monasterio. Aunque también tenían la condición de religiosos y estaban vinculados por los votos monásticos, los hermanos legos formaban una segunda comunidad. Trabajaban para los monjes a cambio de alojamiento y comida y vivían en otra ala del monasterio. Fontfroide desempeñó un papel crucial en la cruzada contra los cátaros antes de entrar en un largo declive a partir del siglo XIV. El complejo monástico está magníficamente conservado, con su claustro y sala capitular del siglo XII, una suntuosa iglesia abacial y sus modernas vidrieras, o los edificios de los hermanos legos, así como las modificaciones llevadas a cabo en los siglos XVII y XVIII, que a veces le dan un aire de castillo. La abadía está rodeada de amplios jardines en terrazas. En 1908, Gustave y Madeleine Fayet la compraron e iniciaron un amplio proyecto de restauración. Tras siglos de austeridad, oración y silencio, la abadía se abrió poco a poco a la vida, al color y al placer gracias a la familia Fayet. Durante el renacimiento artístico de Fontfroide tomaron parte los artistas conocidos como Fontfroidianos, entre ellos Odilon Redon, Richard Burgsthal y muchos otros colegas de estos, como Déodat de Séverac, Ricardo Viñes y Aristide Maillol. El lugar llegó a ser una especie de Villa Médici que encierra ricos testimonios de dichas estadías, como el monumental tríptico de Odilon Redon, El día, la noche y el silencio, y las vidrieras de Richard Burgsthal. En la actualidad, los descendientes de Gustave y Madeleine Fayet se siguen encargando del complejo monástico y abren las puertas de la abadía a los visitantes: unos 160.000 al año. Mientras se exploran las distintas salas, bañadas por la luz del sol, adornadas con obras artísticas y llenas de murmullos y risas de familias curiosas de la región, es difícil imaginar la austeridad cisterciense que reinaba cuando los monjes aún ocupaban las instalaciones. La abadía se sumía entonces en un silencio total, solo interrumpido por la lectura de los textos sagrados. Durante la visita, guiada o no, los curiosos podrán sumergirse en el mundo de Fontfroide y explorar los más pequeños rincones para empaparse del ambiente de la abadía y conocer la vida cotidiana de los monjes cistercienses. Algunas características arquitectónicas que no debe perderse:
El claustro. Compuesto por varias galerías amplias y luminosas, es testigo de dos períodos de construcción distintos: los siglos XII y XIII. La parte inferior del claustro, más despojada, es de estilo románico, mientras que la parte superior, menos austera, es de estilo gótico. Los capiteles de las columnas, que datan de la época románica, están cubiertos de motivos vegetales, ya que la orden cisterciense prohibía las representaciones humanas o animales para no distraer a los monjes.
El callejón de los hermanos legos. Los hermanos legos debían utilizar este estrecho pasaje para asistir a la misa dominical, para no molestar a los monjes, que llegaban a la iglesia a través del claustro. La abadía de Fontfroide es una de las pocas abadías cistercienses cuyo callejón se conserva en su estado original. Se reconoce por su singular bóveda de medio cañón.
La rosaleda. Crecen ahora miles de rosas ahí donde los monjes estuvieron enterrados durante mucho tiempo. La magnífica rosaleda, situada sobre unas dos mil tumbas superpuestas, dispone del sello Jardín Notable, al igual que los jardines adyacentes.
A lo largo del año, los eventos musicales son una auténtica delicia: cantos gregorianos, conciertos clásicos, etc. La abadía de Fonfroide, además de su programa musical, acoge numerosos actos culturales a lo largo del año. En verano, las visitas nocturnas con luz y sonido hacen brillar la abadía. No se pierda el Festival Internacional de la Orquídea en otoño y el Festival de Plantas y Macizos en primavera. Consulte la agenda en línea para conocer los posibles eventos durante su visita. Otro punto a favor del lugar es su restaurante, la Table de Fontfroide, una referencia de la cocina mediterránea. A modo de anécdota, la abadía, gracias a su notable estado de conservación, es un lugar privilegiado para las películas ambientadas en la Edad Media. Algunas escenas de la película de Ridley Scott, El último duelo, estrenada en 2021, se rodaron aquí.
La caza del tesoro. En esta abadía milenaria, se guarda con fervor un increíble misterio: el secreto de la rosa perfecta. Gracias al equipo de la Hermandad de la Rosa, podrá descubrir los ingredientes que le permitirán cultivar esta famosa rosa que, según una antigua leyenda, podría conceder los deseos de quien la recoge.
El kit puede alquilarse en la recepción de la abadía. Duración de la visita: 1 h y 25 min.
Reserve las mejores actividades con Get Your Guide
Opiniones de los miembros sobre ABADÍA DE FONTFROIDE
A visiter si on aime la belle pierre
Reste relativement cher pour ce genre de visite ( 14 euros / personne)
Quand il y a une compétition de se genre il faudrait mieux fermer les lieux aux visiteurs, plutôt que mêler les 2 activités.
Une remarque pour nos amis handicapés: il leur est quasiment impossible de parcourir le circuit en fauteuil.
Visite fin mars 2024