Los mejores restaurantes New York

Este restaurante, que rinde homenaje a Josephine Baker, fue fundado por uno de sus doce hijos, su hijo adoptivo Jean-Claude Baker. El lugar transporta a los comensales a otro mundo, el de los locos años veinte parisinos, de los que Josephine sigue siendo sin duda la artista más emblemática. Techos de color azul noche, paredes de terciopelo rojo y carteles de época con el panteón de la estrella... Chez Josephine ofrece una cocina francesa clásica y bien elaborada, pero se viene menos por la comida que por el ambiente y las veladas al piano.

Orsay es un pequeño rincón de Francia en el corazón del Upper East Side... Esta brasserie de estilo parisino ofrece todos los clásicos de la gastronomía francesa, y lo hace con cariño: escargots, sopa de cebolla, salade lyonnaise o paté de hígado para empezar; croque-monsieur, steak tartare, pollo asado, steak au poivre o buey bourguignon para el plato principal; y para terminar con una nota dulce, una tarta Tatin servida deliciosamente caliente o un surtido de macarons caseros. A cualquier hora del día, el enorme restaurante está siempre lleno.

No te pierdas este restaurante regentado por un grupo de franceses muy simpáticos... En primer lugar, asegúrate de elegir dónde sentarte en función del tiempo que haga: la terraza te permite disfrutar del ambiente de Greenwich y el acogedor interior te irá bien en una noche de invierno, pero nosotros optamos por el tranquilo patio interior. En cuanto al menú, nos encantaron el tartar, las vieiras y el magret de pato añejo. Opta por un maridaje de vinos, que te permite probar un vino diferente con cada plato; de hecho, la lista de 300 vinos naturales es increíble

Este restaurante, abierto en 2020 por Mark Strausman, un chef de larga trayectoria, parece típico de Nueva York con su menú que oscila entre la cocina italiana y la judía centroeuropea. Desgraciadamente, sin embargo, no nos convenció mucho la insípida pasta con almejas ni la llamada bullabesa, que estaba muy falta de pescado, y menos aún el camarero que se equivocó de plato pero no hizo el cambio. Sin embargo, apreciamos la terraza donde se puede disfrutar del ambiente de Manhattan, a dos pasos de Madison Square Park.

Se trata de un bar y café italiano cuyo concepto es simplemente honrar el "arte de bere ", o el arte de beber. Cuando uno cruza la puerta del Bar Pisellino, se siente como si estuviera en un café de Roma o Florencia, ya que la decoración está fielmente reproducida. En el diminuto interior hay una imponente barra, detrás de la cual se preparan espressos y capuchinos, así como excelentes cócteles, entre ellos el inevitable spritz (¡servido de barril!) o el espresso martini. Para codearse con la clientela burguesa de Greenwich Village.

Genesis House es un santuario donde la gastronomía y los coches coreanos se unen para crear una experiencia increíblemente elegante. Se entra por una sala de exposición en la que se exhiben los coches de la lujosa marca Genesis. El restaurante, en el piso de arriba, es la versión neoyorquina de Onjium, un restaurante de Seúl con estrellas Michelin. Los platos, basados en recetas reales del siglo XIII, son tan deliciosos como inesperados. En cuanto al servicio, es atento y muy agudo. El gerente es francés y muy acogedor. La mejor selección de licores coreanos de la ciudad.

La historia de Tacombi comenzó en 2006 a bordo de una minivan en una playa de Yucatán. En 2010, la aventura continuó en Nueva York y Tacombi se convirtió en un auténtico éxito internacional. La Gran Manzana ya cuenta con una docena de restaurantes, y esto es sólo el principio. En el menú: quesadillas, burritas y, sobre todo, tacos, especialmente los famosos tacos al pastor. De hecho, se puede ver la trompeta de la carne girando, como en la elaboración de un kebab. Bueno, rápido, barato y al pie del Empire State Building... ¿Qué más se puede pedir?

Esta marca de Miami ofrece pastelería y viennoiseries italianas. Se pide en el mostrador antes de tomar asiento en el comedor. La organización es un poco caótica, pero el tiramisú y los bomboloni, entre otros, son tan buenos como bonitos. También se pueden pedir bocadillos, porciones de pizza y varios tipos de focaccia (jamón, queso, verduras, etc.). No está mal para un bocado rápido antes de un espectáculo en el Lincoln Center, o para tomar un café mientras se explora el barrio.

Un hawker es, en Singapur, un mercado que reúne todo tipo de puestos de comida. El concepto se ha llevado con bastante eficacia en este lugar que reúne a una veintena de vendedores que ofrecen diversos platos y bebidas asiáticos, especialmente del sudeste asiático: arroz frito, dim sums, sate, nasi lemak o el famoso Kopi (la versión singapurense del café). Cada cual puede pedir su plato en el puesto que prefiera y luego reunirse con sus amigos en una de las mesas de este mercado cubierto. No está mal para comer algo rápido mientras exploras Midtown.

Conocida como la Pequeña Odessa por su gran comunidad de inmigrantes judíos rusos, Brighton Beach alberga muchos restaurantes que sirven platos rusos imperiales. Esta cafetería sirve una cocina sencilla, abundante y tradicional de Georgia. En el horno de barro se cuecen los panes que son la base de muchos platos georgianos, como el delicioso Khachapuri, un pan relleno de queso y cubierto con un huevo. La sopa de buñuelos de carne, llamada Khinakli, es otro elemento básico del menú.

No es fácil encontrar un sitio donde comer por menos de 15 dólares en el Upper East Side, pero este encaja a la perfección... si te gusta la comida picante. El restaurante, que tiene varios locales en Nueva York, ha aparecido muchas veces en la pequeña pantalla y en la prensa. Sirve especialidades del oeste de China, incluidos los excelentes fideos caseros (la técnica consiste en estirar la masa a mano) servidos con estofado de cerdo o ternera. El menú incluye algunos platos no picantes.

Para saborear el ambiente del Upper West Side, nada mejor que almorzar en este diner lleno de clientes habituales y situado a una manzana de Central Park. Aquí, los clientes conocen a los camareros por su nombre de pila y les dan generosas propinas. En cuanto al menú, no es muy sorprendente, ya que encontrará las habituales tortillas y otros bocadillos tan copiosos que le costará acabarse el plato. Mejor compartir las tortitas y las tostadas francesas. Acláralo todo con una buena taza de café filtrado, y listo.

Es uno de los lugares más populares del barrio para tomar un buen desayuno americano. Puedes empaparte del ambiente de cafetería antigua sentándote en uno de los bancos o admirando la decoración kitsch (como debe ser). El menú no cambia, durante todo el día se ofrecen copiosas especialidades de desayuno: tortillas o huevos con pastrami, corned beef o pasteles de pescado, y siempre acompañados de patatas y tostadas con mermelada. También gofres, hamburguesas, torrijas, etc. Eficaz y barato.

El Bonnie, con su fresco patio, es uno de los locales más animados del barrio de Astoria. Para cenar, platos americanos bien preparados: hamburguesas, sándwiches, ensaladas, macarrones con queso, etc. Los fines de semana, los locales acuden en masa al imperdible brunch, donde los platos a base de huevo se acompañan con cócteles o café ilimitados. Al final de la tarde, sobre todo los fines de semana, el ambiente se caldea, las luces se atenúan, la gente habla en voz alta o escucha música en directoen la trastienda.

El restaurante más antiguo de Chinatown, abierto ininterrumpidamente desde 1920. La calle en la que se encuentra, Doyers Street, también es única, ya que es curva, algo muy poco frecuente en Manhattan. Pero volvamos a Nom Wah Tea Parlor: el restaurante sirve dim sum, deliciosos raviolis al vapor, entre otras especialidades de la cocina cantonesa. No es nada lujoso ni gourmet, pero Nom Wah Tea Parlor es uno de esos lugares que todo neoyorquino decente debería conocer. Decenas de películas y programas de televisión se han rodado aquí y en Doyers Street.

Hector's ha sido un fijo en el Meatpacking District desde los años 50. Con su decoración anticuada y sus platos sencillos y contundentes, este restaurante es un mundo aparte de los lugares que han florecido en el distrito en los últimos años. Las tortillas, las hamburguesas, los batidos y las tortitas cumplen su función sin ser increíbles, el entorno no es moderno y el servicio es eficiente y rápido. La experiencia, por otro lado, es auténticamente neoyorquina y merece la pena las distracciones. Por la noche, aquí se reúnen los hambrientos fiesteros del barrio.

Este es un gran lugar, con otra dirección en Williamsburg, ideal para relajarse en un ambiente medio hippie, medio amigable, con un montón de cervezas hechas en Brooklyn.Los lunes, las alas de pollo son sólo 25 centavos cada una cuando se pide una bebida. Durante la semana, la hora feliz también merece la pena. En cuanto a la comida, no se andan con chiquitas: prueba el Slab Bacon, una patata de bolsa cubierta con queso de raclette y una enorme loncha de bacon. Mekelburg's tiene una terraza, un pequeño supermercado gourmet y un bar.

Si visita el revitalizado distrito de Seaport, no puede dejar de hacer una parada gastronómica en el Tin Building. El edificio, que albergó uno de los mayores mercados de pescado del país, es ahora un destino culinario. Diseñado por el chef estrella Jean-George Vongerichten, propietario de múltiples restaurantes en EE.UU. y en todo el mundo, este templo de la gastronomía de dos plantas cuenta con una docena de restaurantes y puestos, donde se puede comer tortitas, sushi, tacos, sándwiches o pasteles, así como comprar dulces vintage o productos gourmet.

El chef Daniel Boulud, una auténtica estrella de la restauración neoyorquina, ha vuelto a dar un golpe de efecto Con Le Gratin, su restaurante inspirado en los bouchons de Lyon, rinde un magnífico homenaje a sus raíces. Es aquí donde se comen las mejores quenelles de la ciudad. El gratinado dauphinois, la ensalada de hígado de ave y los crujientes de caracoles y manitas de cerdo tienen poco que envidiarles... También le conquistará el entorno, que recuerda a las antiguas brasseries de estilo francés. Te vas satisfecho y lleno.

Recién llegado a la escena culinaria de Williamsburg, Bistro So ofrece lo mejor de la gastronomía francesa tradicional: para empezar, escargots, sopa de cebolla y foie gras junto a algunas sorpresas como pastel de cangrejo. Para el plato principal, de nuevo la tradición, con buey bourguignon, steak tartare y ravioles Royans con queso comté. Si la carta recuerda a la de las brasseries parisinas, la decoración está muy en consonancia con los nuevos tiempos, a pesar de algunas referencias a los códigos tradicionales (bancos de skai, pizarra en la pared, etc.).

Si tienes antojo de marisco mientras estás en Nueva York, nada mejor que reservar una mesa en Pilot. Este excelente restaurante de pescado está situado en la cubierta de un barco, que está anclado justo delante del horizonte de Manhattan. Con unas vistas impresionantes de día o de noche, puede disfrutar de las ostras del Estado de Nueva York (u otras) con un cóctel en el bar, o sentarse a degustar un plato de cangrejo, vieiras o langosta. La comida es tan exquisita como las vistas