Restaurantes cocina del mundo Emilia-Romaña

Este restaurante, situado en el corazón histórico de Módena, cerca de la plaza principal junto al Duomo, es muy popular entre turistas y lugareños por igual, tanto en verano como en invierno. Dos acogedoras salas -una es más bien para grupos- están decoradas con jamones de Parma colgados del techo, botellas de vino tinto (con su nombre "uva dorada", se podría pensar) y plantas verdes. La cocina emiliana que se ofrece consiste principalmente en pasta casera servida en cassolettes. El tiramisú está de muerte, al igual que los demás postres expuestos.

Una dirección acogedora, el punto de encuentro para un momento agradable en un ambiente cálido. Muy conocido en Parma, ofrece una cocina tradicional local con platos equilibrados y bien presentados. La brigada de cocina interpreta a la perfección el maridaje entre tradición, innovación y transformación de recetas para gran placer de los buenos tenedores. En el centro de este éxito se encuentran las materias primas locales, su frescura y su preparación. Todo ello acompañado de una excelente carta de vinos. Un lugar lleno de vida.

Un lugar de romanticismo y encanto irresistibles donde la historia parece haberse detenido en la Edad Media. El restaurante, que forma parte del Castillo de Gropparello, ha adaptado perfectamente su cocina al contexto histórico, proponiendo una cocina tradicional local para aprovechar al máximo los productos frescos y de temporada del lugar. El resultado son platos deliciosos, auténticos y equilibrados; un homenaje a la tradición y la excelencia culinaria de esta región, donde el ambiente acogedor contribuye sin duda al disfrute de la cocina.

A este mesón de barrio acuden los lugareños. Sus dos salas y la terraza bajo los pórticos suelen estar llenos, lo que es una buena señal. Se ofrece aquí una excelente cocina regional, elaborada con productos de calidad, preparada con destreza y respeto a la tradición. La carta propone los clásicos de la gastronomía boloñesa, con unos ricos platos por descubrir, como los raviolis con baccalà, tomates cherry y alcaparras o el stinco di maiale (codillo de cerdo) confitado al horno con verduras.

Una dirección con tradición e innovación Una existencia que se remonta a más de un siglo. Hoy en día, la cocina está dirigida por el propietario Marco Dallabona, un chef de renombre que ha sabido añadir la dosis justa de innovación y originalidad a la cocina tradicional local para obtener platos generosos en sabor, elegantes en su presentación y equilibrados en su composición. La amable acogida del personal de esta antigua casa, cálida y elegante, hace de ella un lugar de visita obligada.

Esta marca nacional tiene varias direcciones en la región, y es una visita obligada en Parma, en pleno centro histórico. Súper original, tiene una decoración de bicicletas y libros colgados en las paredes, plantas verdes y luces de neón de colores para un universo ácido un poco loco. En la carta, hay una original selección de masas de pizza: clásica, multicereales, o negra, en carbón vegetal más ligero y digerible. La composición de las pizzas es clásica o "pop", son bastante atrevidas en sus combinaciones, pero siempre con mucho gusto, ¡nos encanta!

Este es un lugar de los que nos encantan: una acogida cálida y donde la comida no decepciona. No podía ser de otra manera cuando la filosofía del propietario es que, para ser un buen restaurador, ¡hay que amar la comida y amar el vino! Le apasiona su trabajo y su tierra. La carta ofrece todos los sabores de la Romaña y la excelencia de sus productos, con una selección de vinos que permite descubrir las mejores cosechas de la región. Ofrece también pasta fresca y casera, carne de cerdo o ternera de la Romaña, además de quesos locales.

Bajo los arcos de la medieval vía Sant'Eufemia, este agradable establecimiento está siempre lleno. Deliciosos pasteles para el desayuno o la merienda, platos del día, ensaladas y pastas caseras para el almuerzo, generosas bandejas de embutidos y quesos a cualquier hora del día, cervezas caseras y vinos locales y nacionales, el establecimiento acoge a gourmets, epicúreos y paseantes de todo tipo, desde la mañana hasta la noche. Un lugar muy concurrido, con un ambiente cordial. Aperitivo entre las 19 y las 20 h, con buenos bocados para acompañar la bebida.

Este discreto establecimiento es un punto de referencia para los sibaritas. Aquí las recetas tradicionales se reinterpretan sutilmente, prestando especial atención a los productos de temporada, en una búsqueda constante de la armonía del sabor. Todo es rigurosamente casero, desde la pasta fresca hasta los panes y los postres. La presentación de los platos es elegante, la carne está en su punto y se redescubren los sabores de antaño. ¡Algunos platos se pueden pedir en raciones pequeñas para así degustar más cosas!

Situada en el centro histórico y a dos pasos de la catedral, Osteria Degli Ulivi ofrece una tradicional cocina local con algunos clásicos de la cocina pugliese, la tierra natal del propietario. Un cálido y cómodo restaurante en un edificio histórico, donde la cocina a la vista le da un toque moderno. Las recetas que ofrece dicen mucho de la ciudad y de su tierra. Una cocina auténtica que destaca la calidad de sus productos, acompañada de una amplia carta de vinos. Un lugar agradable y acogedor para pasar la noche.

Aquí no se le servirán una pizza, sino una pinsa, que se diferencia de su prima hermana por su masa compuesta por una mezcla de tres harinas, lo que la hace especialmente digerible. Además de los clásicos acompañamientos (margherita, marinara), se puede disfrutar de una pinsa gourmet, con queso parmesano, mortadela y un chorrito de balsámico. Y si va acompañado, ¿por qué no pedir un surtido para compartir? Una dirección económica y sin pretensiones en un ambiente relajado, frente al palacio Ducal.

La histórica pizzería de Nápoles ha abierto un establecimiento en Bolonia, para el deleite de los amantes del patrimonio culinario napolitano. Aquí podrá disfrutar de una margherita o de una marinara fina y elástica con una corteza inflada, en la más pura tradición partenopea. A no ser que prefiera la pizza fritta, un disco de masa cubierto de queso y salami, cerrado en media luna y frito. ¡Un auténtico placer!

Este mesón, hallado en el centro histórico, es uno de los más populares de la ciudad. Una reputación que se mantiene intacta desde hace años gracias al origen y la calidad de los alimentos utilizados. La entrada al restaurante es característica, ya que el establecimiento ha conservado la decoración original de la tienda de comestibles, con su punto de venta de embutidos, quesos y productos locales. La cocina es tradicional, con pasta y ñoquis caseros, y los platos de carne y pescado están preparados con maestría. Es difícil no ceder a la tentación de los pasteles caseros.

Esta dirección característica cuenta la historia de los sabores de la cocina boloñesa a través de sus recetas y de los numerosos platos tradicionales que ofrece. Destaca la calidad de las materias primas utilizadas, orgullo del propietario, que compra exclusivamente a pequeños productores locales. La exposición fotográfica de sus proveedores en las paredes da fe de ello. El resultado es una cocina equilibrada y con carácter, de aromas intensos. Una vez que conozca esta dirección, ¡querrá volver!