Datos demográficos

La pirámide de edad de la población japonesa es la de un país envejecido, aunque la edad media en Tōkyō es ligeramente inferior a ladel resto del país. El país tiene una de las esperanzas de vida más altas del mundo (87,2 años para las mujeres y 81,5 años para los hombres). Es más, la caída de la natalidad está provocando un descenso de la población. El punto de inflexión llegó en 2005. Por primera vez desde 1899, la población japonesa descendió respecto al año anterior. En 2024, más del 29% de la población tendrá más de 65 años, un récord mundial. Japón tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, con 1,26 hijos por mujer y unos 6,1 nacimientos al año por cada 1.000 habitantes. El País del Sol Naciente es ahora uno de los países más envejecidos del mundo, junto con Italia y Alemania. Los centros urbanos están habitados por una población más joven, a menudo soltera, mientras que las familias y los ancianos se encuentran en la periferia urbana. En general, el campo japonés envejece considerablemente, con un éxodo rural de los jóvenes a las ciudades (en busca de trabajo). En Tōhoku, este fenómeno es especialmente visible: algunas comunidades rurales de Akita y Yamagata cuentan ya con más de un 30% de personas mayores. Muchos departamentos intentan ahora impulsar la natalidad ofreciendo ayudas económicas a las familias que desean tener un tercer hijo.

Nacimiento

Las japonesas tienen una media de 1,26 hijos, frente a 1,62 en Francia. Esta tasa no basta para garantizar la renovación de las generaciones. Sin una inmigración significativa en los próximos años, la población japonesa seguirá disminuyendo. Desde hace varios años, el gobierno anima a las parejas a tener hijos ofreciendo a los padres una prima. Algunas prefecturas, como Fukushima e Iwate, también ofrecen incentivos para volver al campo, en forma de viviendas subvencionadas o ayudas a la creación de empresas.

Composición

La población japonesa es una de las más homogéneas del mundo. Según fuentes oficiales, 3.768.977 extranjeros residían en Japón a finales de 2024, lo que representa alrededor del 3% de la población. En comparación, alrededor del 10% de la población de los países industrializados está formada por inmigrantes. Japón ha registrado dos oleadas de inmigración en su historia: la primera procedente de China y Corea durante el periodo colonial, y la segunda de América Latina, Filipinas, Vietnam y Tailandia en la década de 1980. Hoy, los coreanos constituyen la mayor comunidad extranjera de Japón. Y no es tan fácil convertirse en japonés. El derecho a la tierra no prevalece necesariamente. En la actualidad, y desde la década de 1990, se aplica una política de inmigración "selectiva". Las autoridades nunca han ocultado su intención de mantener una nación étnica y culturalmente homogénea. Y para mantener la proporción actual de su población activa en el conjunto de la población, no tienen más remedio que atraer extranjeros. En los últimos años se han reforzado las medidas para que determinados perfiles profesionales (sanidad, construcción, hostelería) puedan quedarse más tiempo, pero los cupos siguen siendo limitados.

Idioma

En Japón, más de 120 millones de personas hablan... japonés. Los otros millones, inmigrantes, intentan aprender, con mayor o menor éxito. Aparte del japonés, el coreano, el mandarín y el inglés son los idiomas que más se oyen, aunque siguen siendo marginales. Algunos dialectos son hablados por personas, principalmente de otras partes del archipiélago. El japonés se desarrolló, entre otras cosas, sobre y en torno a los dialectos de la región de Kansai (Kyōto, la antigua capital). A partir del siglo XVII, se construyó en torno al dialecto principal de la región de Kantō y, por tanto, el que se hablaba en Tōkyō. La creciente influencia política de Edo permitió que este dialecto influyera en el japonés tal y como se habla hoy en día. Para encontrar todos los signos necesarios para escribir japonés, es necesario conocer tres sistemas: kanji (caracteres tomados del chino), katakana y hiragana. Los dos últimos son simplemente alfabetos silábicos. Tradicionalmente, el japonés se escribe de arriba abajo y de derecha a izquierda, sin espacios entre las palabras. Este tipo de formato se denomina tategaki. Se cree que la escritura japonesa se remonta al año 400 a.C. Influenciada por los caracteres chinos, no se completó hasta el siglo VIII, y luego en el XIX, con la creación del katakana por Kibi-no-mabi, y el hiragana inventado por el santo budista Kōbō-daishi.