Los diferentes tipos de dunas en Namibia

Las dunas del desierto del Namib son famosas por sus fascinantes formas geométricas. Hay varios tipos diferentes. Los barjanes se forman por la acumulación de depósitos de arena impulsados por el viento. Este empuja la arena hacia atrás y genera pequeñas avalanchas en las crestas. La duna conserva entonces su masa, aunque la arena que la compone se desplace constantemente por el desierto. Este fenómeno de migración se observa más fácilmente en la cima, donde la arena alcanza una mayor velocidad (donde encuentra menor resistencia al viento), de ahí las líneas que deja en las dunas. Los barjanes pueden alcanzar una velocidad de cincuenta metros por año. Para una duna de tres metros, eso supone nada menos que quince metros al año.

Las seifs («espada», en árabe) son dunas lineales, algo sinuosas. Se reconocen fácilmente por sus dos pendientes resbaladizas que forman una punta en la cima. Estas dunas son el resultado de vientos cruzados que golpean la arena desde el lado, creando montículos de este tipo que contrastan con las formas más suaves de los barjanes.
En el desierto del Namib hay de otros tipos, como las dunas en estrella (o ghourds), resultado de vientos multidireccionales que golpean la arena desde todos los lados. Este tipo de formación de tres lados (o más) puede verse en las afueras de Sossusvlei.

Debido a su proximidad al mar, en el desierto de Namib también pueden formarse dunas parabólicas. Son típicas de los desiertos costeros y se reconocen por la aparición de vegetación en los extremos de la formación arenosa, que rompe su homogeneidad: una parte de la duna queda retenida por la vegetación mientras otra sigue avanzando, empujada por un viento que sopla en la dirección dominante.

Sossusvlei

Las dunas de Sossusvlei representan por sí solas el ejemplo perfecto de un desierto africano no alterado por el hombre, tal cual, en estado salvaje, demostrando toda su indomable belleza. Se trata de uno de los lugares más espectaculares y visitados del África austral, y con razón: en este desierto de más de 55 millones de años, las dunas más altas de África, con sus colores rojizos (debido a la presencia de óxido de hierro en la arena) y su impresionante topología, dan la impresión de estar en otro planeta. El contraste con las inmensas extensiones de sal y arcilla del Parque Nacional de Namib-Naukluft, al sur del desierto del Namib, salta inmediatamente a la vista. Esta impresionante formación arenosa se extiende a lo largo de sesenta kilómetros de este a oeste, justo en el corazón de Sesriem.
Para los amantes de los bellos paisajes y los desafíos físicos, este lugar es un sueño hecho realidad. Sossusvlei sigue siendo una de las principales atracciones de Namibia. El desierto del Namib está catalogado por la Unesco como Patrimonio Mundial. Alberga las dunas más altas del mundo, formadas por la acumulación de granos de arena arrastrados por el viento desde el centro del continente africano. El nombre de «Sossusvlei» procede de una mezcla de dos lenguas, el nama y el afrikáans, y puede traducirse como «sin salida» (sossus en nama) y «marisma» (vlei en afrikáans). Es una referencia directa a las extensiones de sal y arcilla que cubren el final del curso del río Tsauchab (del que hablaremos más adelante).
El río termina su curso debido a las inmensas dunas que bloquean su camino. En el corazón del parque nacional, recomendamos dos de las dunas más famosas de la zona:

Big Daddy. También conocida como «Crazy Daddy», no solo es la duna más alta de Sossusvlei sino también una de las más altas del mundo, con 325 metros (pero no la más alta de la zona, que es la Duna 7, con 388 metros). Prepárese para levantarse al alba si quiere contemplar un magnífico amanecer desde su cima. Solo hay que caminar unos minutos para llegar a su escarpada punta, y el esfuerzo merece la pena. En la cima le esperan unas vistas impresionantes: los colores se funden en una paleta increíble, como en ningún otro lugar. Los reflejos dorados sobre la arena de color naranja oscuro, el blanco de la sal que cubre las cuencas y las dunas cinceladas hasta donde alcanza la vista le transmitirán una profunda sensación de serenidad. ¡Sin duda, un viaje a otro mundo!

Duna 45. Situada a 45 kilómetros de la entrada al Parque de Namib-Naukluft, esta duna es con diferencia la más frecuentada por los visitantes, y es fácil comprender por qué es tan fotografiada. Con sus colores especialmente espectaculares, sigue siendo la opción ideal para disfrutar de una tranquila puesta de sol. A tan solo 300 metros de la carretera, es una de las más fáciles de escalar, lo que la hace especialmente atractiva. Con sus 170 metros de altura, ofrece un panorama encantador a cualquier viajero que se proponga escalarla. Una gigantesca cresta de arena separa sus dos caras (una bañada por una cálida luz y la otra sumida en la sombra) y crea un escenario lunar, único en su género.

El tesoro escondido de Sossusvlei. Además de las fantásticas dunas rojas que contribuyen a la magia del lugar, hay otro fenómeno digno de mención que podrá conocer si practica senderismo por la zona. A sesenta kilómetros al este del océano Atlántico se encuentra el río Tsauchab, aunque con un pequeño problema: el desierto del Namib impide que el río fluya. Sin embargo, en la época de lluvias el agua consigue llegar hasta esta zona del desierto, ofreciendo a los espectadores un fenómeno soberbio que contemplar. Si se viaja en la época adecuada, se puede ver toda una franja del desierto bajo el agua, ¡a veces durante todo un año!

Dead Vlei. En el corazón de Sossusvlei, tras descender la cima del Big Daddy, el Dead Vlei se revela como una recompensa para el viajero curioso. Se trata de una visita obligada en el desierto del Namib, con sus impresionantes paisajes grandiosos y su atmósfera cautivadora. «Dead Vlai» es un término en afrikáans que podría traducirse como «marisma muerta», muy apropiado: las dunas más altas del mundo han formado esta cuenca de arcilla blanca resquebrajada y sal, un paraje en el que llaman la atención las acacias desecadas en el enclave en el que llevan años atrapadas. Esto fue antaño una marisma donde, hace más de novecientos años, este tipo de vegetación pudo desarrollarse. La formación de dunas alrededor de la zona impidió muy pronto la circulación del agua y, como consecuencia, secó la marisma. El resultado es una zona única de aspecto mórbido. Desde entonces, Dead Vlei se ha convertido en un destino popular para los visitantes de Namibia, famoso por sus increíbles colores y contrastes: el blanco del suelo, el azul del cielo, el negro de los árboles y el resplandor de las dunas ofrecen una estampa impresionante. ¡Un auténtico pedacito de paraíso para los fotógrafos en ciernes!

Si le suena este tipo de paisaje, es natural, ya que ha inspirado a muchos publicistas y cineastas, que lo han utilizado en varias películas (entre las que destacan La celda y The Fall: el sueño de Alexandria, ambas dirigidas por Tarsem Singh).
Dead Vlei impresiona por su belleza y su aura surrealista, pero es sobre todo un lugar que hay que ganarse.

Afortunadamente, en función del presupuesto y la motivación del viajero, existen varias opciones para contemplar este lugar de difícil acceso: un paseo de cuatro kilómetros rodeando Big Daddy por la derecha; una caminata directamente hasta Big Daddy, que es la opción más cansada pero que esconde una agradable sorpresa una vez en la cima: correr ladera abajo para llegar a la marisma desecada que hay debajo; o una excursión en 4x4, la opción más descansada, pero que también merece la pena.
Sea cual sea la alternativa que elija, al otro lado le espera un paisaje impresionante.

Cañón de Sesriem

Hay más cosas en la vida que las dunas. De hecho, si se toma el tiempo de alejarse un poco de estos imponentes edificios de arena, podrá toparse con una maravillosa sorpresa. Esculpido por el río Tsauchab hace varios millones de años, el cañón del Tsauchab es un lugar realmente impactante, aunque mucho menos visitado que las dos famosas dunas antes mencionadas. Es normal: no es el lugar que más llama la atención del viajero que entra en el parque por primera vez y sigue la corriente de curiosos que se reúnen en torno a la Duna 45 y a la Big Daddy. Pero el tamaño del cañón impresiona: tiene un kilómetro de largo y treinta metros de profundidad, y es tan fácil de explorar que merece toda su atención. Las formaciones rocosas resultan fascinantes, una vez que uno se toma la molestia de adentrarse en ellas. Situado a tan solo cinco kilómetros de la entrada del Parque Nacional de Namib-Naukluft, el cañón es un interesante punto de parada, que se puede hacer antes de que el sol pegue demasiado fuerte durante el día o bien a última hora de la tarde, en una hora de poca afluencia, mientras se espera a que el sol se escape detrás de una de las famosas dunas.
Cabe señalar que el cañón toma su nombre de los primeros exploradores afrikáneres, que utilizaban seis correas de cuero (riem) trenzadas para crear una larga cuerda con la que bajar sus cubos a suficiente profundidad para extraer agua del fondo de la garganta.