La estación seca, una época ideal
Desde mediados de junio hasta mediados de agosto, el invierno hace estragos en todo el país. Pero esta estación, muy diferente de la europea, revela dos caras muy distintas. Durante el día, el sol está siempre fuera, con muy pocas nubes, y las temperaturas son muy suaves. En el norte del país -en Maun, Chobe y el Okavango, por ejemplo- se rondan los 25°C al mediodía. Sin embargo, cuando se pone el sol, la diferencia de temperatura es considerable, bajando a entre 5 y 10°C. En el sur -el corredor oriental, el Kalahari central y las salinas- hace más frío, y las noches suelen ser gélidas en junio, julio y agosto, con temperaturas de hasta 0 °C en el Kalahari. Así que conviene llevar jerseys, chaquetas, gorros, guantes y calcetines gruesos para soportar las heladas matinales. A partir de septiembre, las temperaturas suben y en octubre el aire se vuelve tan seco y caluroso que puede alcanzar los 40°C en el desierto. Es fácil avistar mamíferos alrededor de los pocos abrevaderos permanentes. Sin embargo, en el Kalahari Central, los abrevaderos son tan escasos que resulta difícil observar la fauna salvaje.
El verano austral, lluvia y calor a la orden del día
De noviembre a marzo, el verano austral se instala poco a poco en Botsuana, con las primeras lluvias que refrescan el ambiente. La avifauna vuelve en número, la vegetación reverdece de nuevo y los mamíferos, que aún no se han dispersado del todo, siguen siendo visibles. Sin embargo, hace calor y la humedad del aire oscila entre el 50 y el 80%. Las temperaturas se elevan hasta los 30°C, alcanzando un máximo en enero de unos 45°C en el Kalahari. Las lluvias son esporádicas e impredecibles, y a veces pueden interponerse semanas de sequía en la temporada supuestamente lluviosa. Sin embargo, cuando caen, no lo hacen a medias Caen con fuerza y a veces con violencia, sobre todo en enero y febrero. Pero es un espectáculo impresionante cuando los cielos tormentosos forman montañas de nubes sobre la meseta de Botsuana. Las precipitaciones son más abundantes en la región de Chobe, con hasta 650 mm al año, mientras que en el suroeste las lluvias son mínimas, con menos de 200 mm. Como la estación lluviosa es también la de la abundante vegetación, durante este periodo siguen produciéndose nacimientos, tanto de mamíferos como de aves. También es la época perfecta para la observación de aves, con la llegada de miles de aves migratorias.