Educación y sanidad: las dos puntas de lanza de Cuba
Educación en Cuba. La escolarización en Cuba es obligatoria hasta los 16 años. Los niños comienzan la enseñanza primaria a los 5 años y la abandonan a los 11. A continuación, cursan tres años de enseñanza secundaria y otros tres de enseñanza preuniversitaria. Siguen tres años de educación secundaria y otros tres de educación preuniversitaria. Al final del primer ciclo de secundaria, los que deciden no continuar con el plan de estudios general hasta el preuniversitario (bachillerato) pueden elegir una formación profesional: agricultura, comercio, economía, lenguas extranjeras o turismo. Los estudiantes con el preuniversitario deben presentarse a continuación a un examen de ingreso, cuyo suspenso implica el servicio militar obligatorio durante dos años. Los que consiguen entrar en la universidad (hay facultades e institutos de enseñanza por toda la isla) suelen permanecer en ella cinco años, aunque las escuelas técnicas ofrecen cursos de tres años, sobre todo en hostelería, informática, enfermería y diseño industrial. Al mismo tiempo, se imparte educación especial a niños sordomudos o con discapacidades físicas, y cada niño recibe tratamiento gratuito adaptado a su discapacidad.
La medicina cubana. El otro gran orgullo de Cuba es su sistema sanitario. Desde la revolución en 1959, el desarrollo de la medicina ha sido una de las principales prioridades del régimen, situando a Cuba a la vanguardia de la sanidad: la isla de Fidel tiene el mayor número de médicos per cápita del mundo. Hay que decir que los cursos son gratuitos, impartidos por más de 40.000 profesores en 24 facultades de toda la isla, y están abiertos a estudiantes extranjeros desde 1999. El objetivo declarado del régimen es ayudar a los países desfavorecidos que no pueden atender a su población. Desde 1963 (Argelia), los médicos cubanos participan activamente en campañas humanitarias, y se calcula que actualmente hay unos 30.000 de ellos trabajando en unos sesenta países desfavorecidos.
En cuanto al sistema sanitario local, los cubanos pueden consultar gratuitamente a un médico, y los medicamentos que puedan necesitar son muy asequibles (lo que no ocurre con los extranjeros de paso). Sin embargo, algunos medicamentos no están disponibles en la isla, debido al embargo estadounidense, que disuade a ciertos laboratorios de trabajar con Cuba. Por ejemplo, no encontrará la píldora del día después. Gracias a este sistema sanitario de gran eficacia, la esperanza de vida cubana es particularmente alta - 80,1 años, frente a 80,9 años en Estados Unidos (2024) - y una tasa de mortalidad infantil muy baja: 4 ‰, inferior a la del vecino Estados Unidos. Estas estadísticas sitúan a Cuba en la media de los países más desarrollados. En cuanto a las infraestructuras hospitalarias, están bastante bien mantenidas y son muy limpias, aunque a menudo faltan equipos, debido también al embargo estadounidense, lo que puede plantear serios problemas en caso de cirugía mayor.
Dificultades cotidianas
Alojamiento. Aunque los cubanos están bastante bien en términos de educación y salud, no ocurre lo mismo en otros aspectos de la vida cotidiana. La vivienda, para empezar, puede resultar problemática. Los cerca de tres millones de habitantes de La Habana viven en condiciones de hacinamiento, a menudo entre varias generaciones. Este hacinamiento puede crear inconvenientes e incluso conflictos familiares. De hecho, la tasa de divorcios en Cuba se acerca al 60%, la más alta del mundo. Además, es difícil que una pareja joven encuentre intimidad cuando acaba de empezar... Por tanto, la discreción está a la orden del día. Para remediarlo, han surgido establecimientos similares a las casas particulares: los hospedajes acogen a las parejas por unas horas y un puñado de pesos.
Mudarse tampoco es fácil. Por ley, si un cubano quiere cambiar de casa, tiene que permutar la suya por otra. Sin embargo, la nueva vivienda debe ser idéntica. Esta acción se denomina permutar, y no es raro, sobre todo en La Habana, ver carteles de "se permuta" colgados de los edificios del centro de la ciudad. En caso de permuta desigual, la persona que compra una vivienda más grande suele pagar cierta cantidad de dinero a la otra parte.
El transporte. Desplazarse es otra de las grandes preocupaciones diarias de los cubanos. Las dos formas principales de desplazarse son el autobús (¡que está abarrotado!) y el autostop. El autostop a la cubana consiste en pararse a un lado de la carretera y hacer señas con la mano a los conductores. Naturalmente, las chicas guapas tienen más éxito en esta maniobra, y la competencia es bastante desleal. Aunque comprar un coche estuvo prohibido hasta 2011, ahora es posible. Sin embargo, pocos cubanos tienen los medios para dar el paso. Se necesitan años de ahorro para hacerlo. Al mismo tiempo, el suministro de gasolina es un problema recurrente, más aún ahora que Venezuela, un país amigo, está sumida en una crisis política y económica. En caso de escasez de combustible, tiene prioridad la compañía de autobuses Viazul, reservada a los turistas.
Otra opción para largos viajes por la isla es... ¡el tren! De hecho, Cuba fue elprimer país de América Latina y el sexto del mundo (antes de España) en dotarse de líneas ferroviarias En total, más de 8.000 km de vías (5.000 km dedicados al transporte de pasajeros) unen las principales ciudades del país, de Occidente a Oriente. Sin embargo, a pesar de la llegada en 2019 de nuevos trenes encargados masivamente a China, la infraestructura de la red ferroviaria es muy antigua y necesita una renovación importante. Los trenes circulan, pero muy despacio, y la puntualidad no es el punto fuerte de los servicios ferroviarios cubanos.
Comida. En cuanto a la alimentación, la libreta de racionamiento, a disposición de todos los cubanos, sigue permitiendo a todo el mundo comer decentemente. La libreta permite comprar alimentos básicos a precios irrisorios. Durante un mes, cada cubano tiene derecho a una cierta cantidad de arroz, frijoles, azúcar, huevos, aceite de cocina, tabaco, etc. Sin embargo, esta cantidad de alimentos sólo es realmente suficiente para alimentar a la población. Sin embargo, esta cantidad de alimentos sólo cubre realmente el 30% de las necesidades alimentarias de una persona normal, o incluso menos... Es difícil alimentar a toda una familia en estas condiciones. Para colmo, hay que recurrir al mercado negro para hacerse con algunas gangas, aunque cada vez más escasas desde la devaluación de la moneda en 2021 y la consiguiente inflación. Los cubanos que pueden permitírselo pueden acudir a los supermercados, mucho más caros, pero que ofrecen productos de mejor calidad.
Comunicaciones. En cuanto a las comunicaciones, Internet no es libre ni gratuito en Cuba. Sin embargo, las cosas han cambiado en los últimos años, y cada vez son más los hogares cubanos equipados con una conexión a internet de velocidad suficiente. Además, desde 2015 existe una red wifi pública de ETECSA a la que cubanos y turistas pueden conectarse desde sus smartphones u ordenadores. Las personas pueden conectarse a la red pública desde determinadas zonas urbanas: en las inmediaciones de los principales hoteles y oficinas de ETECSA, así como en las principales plazas de las ciudades. Por último, los paquetes 3G están disponibles desde hace algunos años y son asequibles para la gran mayoría de la población cubana. De hecho, la democratización del uso de Internet fue uno de los factores que facilitaron las grandes manifestaciones del 11 de julio de 2021.
Evolución de las costumbres cubanas
La libertad de expresión no es necesariamente bienvenida en Cuba: toda la prensa está escrupulosamente controlada por el régimen, para garantizar que sólo se represente el punto de vista del partido único. Basta con echar un vistazo al editorial de Granma. Esto puede significar el encarcelamiento sin contemplaciones de cualquier cubano que desee claramente iniciar una rebelión o crear un partido disidente. Aunque pocos confían en los turistas que visitan el país sobre el tema, la gran mayoría de los cubanos sienten un miedo real al Estado. En cierto modo, en Cuba todo el mundo vigila a todo el mundo, y los CDR (Comités de la Revolución que gestionan los barrios en las ciudades) se encargan de que esta vigilancia se lleve a cabo de manera oficial.
En cuanto a matrimonios y divorcios, la situación cubana es bastante inusual. La promiscuidad de los pisos de La Habana crea conflictos que a menudo desembocan en divorcios. Cuba está a la cabeza del mundo, ¡con una tasa del 60%! Autorizado 15 días después del matrimonio, el divorcio cuesta 100 pesos cubanos. ¡Tanto es así que no es raro encontrar jóvenes cubanos que ya han tenido su tercera o cuarta experiencia matrimonial! Esta situación se explica en parte por la dificultad que tienen los recién casados para encontrar alojamiento, por lo que generalmente se ven obligados a irse a vivir con los padres del otro. La emancipación de la mujer, unida a la pérdida de influencia de la Iglesia católica, es otro factor de agitación familiar. Para muchos cubanos, el matrimonio con un extranjero representa una salida.
¿Cuál es la situación de la comunidad homosexual en Cuba? Hace 40 años existía una verdadera discriminación contra lesbianas y gays. Hasta 1997 no se abolieron las últimas referencias homófobas en la legislación cubana. Mariela Castro Espín, hija de Raúl, fue la responsable de la ley que prohíbe toda discriminación contra gays, lesbianas, bisexuales y transexuales en el empleo y la vivienda. La misma ley autoriza la cirugía de reasignación de sexo, acompañada de documentos de identidad acordes con el género alterado. Los servicios sanitarios cubren incluso los gastos. Dos personas del mismo sexo no pueden casarse ni adoptar, pero sí es posible una unión civil. Además, desde 2015 se celebra en Cuba el Día Internacional contra la Homofobia (17 de mayo). A pesar de este derroche oficial de tolerancia, el machismo latino tiene un filo duro.