Depuis 2010, les Cubains sont autorisés à posséder un téléphone portable © visualspace - iStockphoto.com .jpg
Casa particulares, La Havane © Jerome LABOUYRIE - Shutterstock.com.jpg

Raúl Castro se enfrenta a la crisis económica

Tras la muerte de Fidel Castro, el 25 de noviembre de 2016, comenzaron a circular rumores de cambios en la sociedad cubana. En realidad, Fidel ya había entregado las riendas del poder a su hermano Raúl mucho antes de su muerte, quien había mantenido el mismo rumbo político, aunque atento a las demandas de la juventud y los intelectuales cubanos. Aunque no se han producido verdaderos cambios políticos en los últimos diez años, se han concedido ciertos derechos a la población. Por ejemplo, desde 2010 se permite a los cubanos tener teléfonos móviles, ordenadores, reproductores de DVD, coches y pisos. Son medidas engañosas, ya que todos estos bienes siguen siendo económicamente inaccesibles para la mayoría. Desde hace poco, los cubanos pueden conectarse a Internet (wifi y red 3G) y comunicarse libremente con el resto del mundo, algo impensable hace 15 años.

A principios de la década de 2010 se pusieron en marcha algunas reformas más importantes para fomentar el desarrollo del sector privado. Ante la crisis económica mundial, el Gobierno, obligado a despedir a 500 000 funcionarios entre 2010 y 2011, decidió fomentar el autoempleo. A partir de 2011, se concedieron miles de licencias a particulares, lo que les permitió abrir su propio negocio (sin embargo, una ley que limita la creación de un negocio por persona limitará rápidamente esta libertad empresarial). Muchos restauradores han podido abrir establecimientos. Se han creado nuevas casas particulares y muchos conductores han podido crear sus propios negocios. En Cuba se ha producido un crecimiento exponencial de las minicentrales, con 178 puestos de trabajo oficialmente posibles en el sector privado. Mediante la recaudación de impuestos sobre los ingresos de estos, el gobierno ha podido reponer las arcas: en 2016, en el congreso del partido, Raúl Castro se congratuló de una ligera mejora del crecimiento (+4% en 2015). Si el sector privado ha permitido generar riqueza, es porque depende esencialmente del turismo, al que le fue bastante bien en Cuba durante la década de 2010. Pero cuando la crisis de Covid-19 llegó al mundo, la situación cambió.

Post-Castro y la pandemia

En abril de 2018, Miguel Díaz-Canel (57), mano derecha de Raúl Castro, fue elegido con el 99,83% de los votos por la Asamblea Nacional. No es de extrañar, ya que era el único candidato. Ingeniero de formación, Miguel Díaz-Canel ha ocupado diversos cargos en la administración y en el Partido Comunista de Cuba. Sin embargo, este cambio de presidencia sigue siendo un cambio de fachada, ya que hasta 2021, Raúl Castro sigue siendo el primer secretario del Partido Comunista, "el máximo órgano de gobierno de la sociedad cubana". No será hasta el 19 de abril de 2021 cuando Miguel Díaz-Canel suceda a Raúl Castro como primer secretario del partido. Mientras tanto, una nueva Constitución, aprobada por el 86% de los ciudadanos cubanos a principios de 2019, revaloriza el sector privado sin añadir nada a las reformas de 2011. Los únicos cambios reales son la incorporación de un primer ministro y la limitación de los mandatos presidenciales a un máximo de dos. Las empresas estatales siguen siendo todas poderosas y son los principales actores económicos e industriales. En la práctica, la economía - aparte del mercado negro - sigue dominada por el capitalismo de Estado.

Cuando la pandemia global llegó al mundo a principios de 2019, Cuba cerró inmediatamente sus fronteras, para reabrirlas un año y medio después, el 15 de noviembre de 2021. Durante este periodo, los numerosos cubanos que obtienen la mayor parte de sus ingresos del turismo se encontraron sin dinero, acentuando aún más una situación ya precaria. La olla a presión estalló en el verano de 2021, cuando los días 11 y 12 de julio miles de cubanos se manifestaron al grito de "Tenemos hambre" y "Abajo la dictadura". Este movimiento popular, el mayor en Cuba desde la revolución de Fidel Castro, provocó el encarcelamiento de más de 700 ciudadanos cubanos en los meses siguientes.

Las relaciones con el vecino Estados Unidos siguen siendo tensas

Acercamiento bajo la administración de Obama. El embargo estadounidense a Cuba, vigente desde 1962, sigue en vigor en 2022. Sin embargo, Obama ha acercado a los dos países. En enero de 2011, autorizó los viajes de estadounidenses a Cuba con fines académicos, culturales, religiosos y deportivos. También ese mismo año, Obama levantó las restricciones de viaje para los cubano-americanos que quisieran visitar a sus familiares en Cuba, permitiendo a los exiliados cubanos visitar la isla tantas veces como quisieran. También se han eliminado los límites de los pagos a las cuentas cubanas. Finalmente, el 17 de diciembre de 2014 se restablecieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, bajo el impulso de Obama y Raúl Castro. El 20 de julio de 2015, se abre una embajada cubana en Washington y una embajada estadounidense en La Habana. Obama finalmente visitó Cuba en marzo de 2016, en una histórica visita de tres días. Dice que quiere continuar con esta política de apertura. Relajó el embargo económico, sin derogarlo.

En enero de 2017, la llegada de Donald Trump al poder supuso un serio freno al calentamiento de las relaciones con Cuba. El levantamiento del embargo se convirtió en una utopía. Aunque no prohibió los viajes a Cuba de los ciudadanos estadounidenses, el presidente republicano introdujo medidas restrictivas. Así, los estadounidenses sólo pueden viajar a la isla a través de una agencia americana que garantice que los viajeros contribuyen al enriquecimiento de la población, pero en ningún caso al Estado cubano. Una forma de fomentar la empresa privada al tiempo que afirma su oposición al régimen cubano. A finales de 2017, la crisis diplomática conocida como los "ataques acústicos" frenó seriamente el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. Varios diplomáticos de la embajada estadounidense en La Habana se vieron afectados por mareos, problemas cognitivos y auditivos, sin que nadie pudiera explicar el motivo del síndrome de La Habana. Estados Unidos, sospechando que se trata de un atentado contra el Estado cubano, repatría a parte de su personal diplomático y expulsa a los diplomáticos cubanos del territorio estadounidense como represalia. Hasta la fecha, ninguna investigación ha podido dilucidar ni el síndrome ni el responsable. Y como a Cuba no le interesa deteriorar sus relaciones con Estados Unidos, en Cuba se susurra que estos ataques acústicos fueron realizados por otra potencia extranjera, quizás China.

Joe Biden, que sucederá a Trump en 2021 y que pasó 8 años como vicepresidente de Obama, parece sorprendentemente reacio a restablecer las relaciones amistosas con la vecina Cuba. Los comentaristas dicen que probablemente prefiere preservar sus intereses electorales en Florida, donde la comunidad cubano-americana anticastrista es muy influyente. Si a finales de 2021, la administración Biden seguía evaluando la posibilidad de retirar a Cuba de su lista negra (países que apoyan el terrorismo), en la primavera de 2022, parecía que las cosas se movían en sentido contrario. De hecho, en el momento de redactar este informe, cualquier persona que haya visitado Cuba tiene su ESTA (visado temporal de turista) invalidada de forma automática y permanente. La única forma de viajar a Estados Unidos después de visitar Cuba es ahora solicitar un (largo y tedioso) visado de turista de 10 años... Asimismo, a cualquier barco (mercante o de recreo) que transite por aguas cubanas se le niega el acceso a la costa estadounidense durante seis meses. En resumen, se trata de medidas económicas coercitivas indirectas.

El caso de Guantánamo

Posesión estadounidense desde hace más de un siglo, la base naval de Guantánamo (en el extremo sureste del territorio cubano) cuenta desde 2002 con una prisión donde Estados Unidos mantiene a los detenidos de la guerra contra el terrorismo. Una verdadera anomalía, esta base sigue agitando la geopolítica de Cuba. En 2006, el Tribunal Supremo de Estados Unidos ilegalizó los primeros tribunales especiales que debían juzgar a los "terroristas" detenidos en la base de Guantánamo. La legislación aprobada por el Congreso de Estados Unidos estableció inmediatamente nuevos tribunales especiales y prohibió a los detenidos interponer recursos civiles para impugnar su detención. El 12 de junio de 2008, el Tribunal Supremo (máxima instancia judicial de Estados Unidos) renovó su desaprobación en base alhabeas corpus: este procedimiento permite a un juez de derecho común pronunciarse sobre la legalidad de la detención de una persona y, en su caso, ordenar su puesta en libertad. Por lo tanto, da a los detenidos, que pueden ser llevados ante un tribunal especial, la oportunidad de presentar un caso civil sobre la cuestión de su detención, que se considera ilegal según el derecho internacional.

El 22 de enero de 2009, pocos días después de su toma de posesión, el presidente Barack Obama dejó claro que quería acabar con el campo de Guantánamo al firmar una orden ejecutiva que anunciaba su cierre en 2010. Los juicios de los prisioneros debían suspenderse hasta que fueran trasladados a un nuevo campo. Pero pronto, las tensiones entre la administración Obama y las comisiones militares de Guantánamo fueron tales que el cierre de la prisión se pospuso indefinidamente... Si durante su campaña electoral Joe Biden, el actual presidente de Estados Unidos, había prometido acabar con esta prisión de reputación más que dudosa en materia de derechos humanos, en 2022, es decir, 20 años después de su apertura, no se ha mostrado ninguna voluntad política de cerrar el campo de detención.