El período precolombino

Los primeros pueblos dejaron muchos restos arqueológicos excepcionales en la Patagonia, en la provincia de Santa Cruz, como la Cueva de las Manos. La visita a la cueva es un complemento perfecto de la visita al Piedra Museo y al yacimiento de Los Toldos. La famosa Cueva de las Manos es uno de los yacimientos de arte rupestre más antiguos. Estas pinturas se produjeron a lo largo de varios miles de años, entre el siglo XII a.C. y el siglo XI, y pueden dividirse en 3 periodos: el arcaico, con las 800 manos pintadas en negativo y acompañadas de motivos geométricos elementales; la escena de caza, que incluye figuras humanas; y el último, más abstracto, con abundancia de figuras geométricas y simbólicas. En el museo de Pico Truncado se exponen objetos y copias de las pinturas rupestres de Piedra Museo. Otras pinturas rupestres pueden verse en las cercanas cuevas del río Shehuen. A 150 km de San Julián, las cuevas dela Estancia La María ofrecen una gran variedad de pinturas prehistóricas. Algunas de ellas son coloridas, testimonio de una verdadera maestría técnica en la producción de pigmentos. Los motivos son igualmente variados, representando animales, manos y símbolos indígenas.

Los pueblos sedentarios empezaron a practicar la cerámica hace 3.000 años. Los pueblos así formados honraban a un antepasado fundador, el huanca, representado por una estatua de piedra con rasgos humanos o zoomorfos. Estos pueblos prosperaron y desarrollaron habilidades como la cerámica, la metalurgia y la talla de piedra. Las máscaras de piedra y las urnas de cerámica eran esenciales en sus rituales funerarios. En el Museo Inca Huasi de La Rioja se pueden contemplar magníficos ejemplos, así como piezas diaguitas.

Período colonial

Al igual que en Europa, el periodo colonial se caracterizó por el predominio del arte religioso. Las obras que adornaban los lugares de culto se encargaban principalmente a artistas italianos y españoles, que las producían in situ o las enviaban a Argentina. La Compañía de Jesús desempeñó un papel fundamental en la difusión del arte cristiano en Latinoamérica, hasta que fue expulsada a finales del siglo XVIII. Entre sus maestros figuran Andrés Bianchi (1677-1740) y Florián Paucke (1719-1789), cuyas memorias en forma de acuarelas relatan la Argentina colonial, su indumentaria, sus costumbres, sus indígenas, su flora y su fauna... Un testimonio precioso.

Desde la independencia hasta el comienzo del siglo XX

Ni que decir tiene que la agitación política y social de finales del siglo XVIII y principios del XIX influyó profundamente en el arte argentino. Los retratos y paisajes de la tierra primaron sobre el arte religioso. Durante este periodo, muchos artistas extranjeros visitaron Argentina y esbozaron la vida de la época. Las acuarelas de Emeric Essex Vidal (1791-1861) figuran entre las más apasionantes del continente. Carlos Enrique Pellegrini (1800-1875) dejó profundos lienzos de Buenos Aires y escenas callejeras costumbristas. Adolfo d'Hastrel (1805-1875) publicó un libro de dibujos y acuarelas sobre el Río de la Plata. Al mismo tiempo, artistas argentinos ofrecían su visión de su país. Carlos Morel (1813-1894) reunió una serie de litografías sobre el Río de la Plata y realizó retratos y grabados de la época. Prilidiano Pueyrredón (1823-1873), uno de los pintores argentinos más notables del siglo XIX, se propuso inmortalizar las costumbres rurales. Provocó un escándalo con El Baño, un desnudo expuesto en el Museo nacional de Bellas Artes. La ecléctica colección del MNBA y su filial de Neuquén incluye obras de Rembrandt, Rubens, Renoir, Cézanne, Rodin, Chagall, Gauguin, Goya y Van Gogh(Le Moulin de la Galette), Monet(Le Pont d'Argenteuil) y Picasso, junto a pintores y escultores argentinos como Cándido López, Castagnino, Benito Quinquela Martín, Fernando Fader, Xul Solar, Thibon de Libian, Lucio Fontana, Enrique Alonso y Raquel Forner. El Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, fundado en 1938 en el Parque de Palermo, alberga 4.000 obras argentinas desde el siglo XIX hasta nuestros días. Un jardín de esculturas complementa la galería de fotografía y las galerías de pinturas, grabados y dibujos.

Las vanguardias del siglo XX

El siglo XX fue testigo de una serie de acontecimientos trágicos: represión, ejecuciones, inestabilidad política, presidentes autoproclamados y crisis monetaria. A pesar de este contexto turbulento, el impresionismo fue introducido en 1902 por el pintor Martín Malharro, seguido por Faustino Brughetti y Ramón Silva. Poco después entra en escena el grupo Nexus, que trabaja para establecer una identidad artística argentina en la pintura.

Así comenzó a gestarse la primera ola de la vanguardia, impulsada por las oleadas de libertad política que sacudían el continente. Destacaron tres movimientos: el grupo Florida o París, liderado por el más emblemático de los pintores argentinos, Antonio Berni. A su alrededor estaban Norah Borges, Horacio Butler y sus interesantes pinturas del delta del Tigris, Xul Solar y el cubista Emilio Pettoruti, entre otros, todos vinculados por la búsqueda formal y el interés por las vanguardias europeas como el surrealismo y el dadaísmo. El Museo Xul Solar presenta la obra del más excéntrico de todos ellos, que también fue escultor esotérico. El segundo grupo, conocido como Boedo, se centró en temas sociales. José Arato, Adolfo Bellocq y el escultor Agustín Riganelli expusieron en fábricas y barrios pobres. Por último, el grupo La Boca, fuertemente influido por la inmigración italiana, se centró en el trabajo y la vida de los inmigrantes.

Una segunda oleada surgió de la evolución de los artistas de la primera vanguardia. Entre ellos figuraban el grupo Orión, de inspiración surrealista, los pintores sensibles que transmitían emociones fuertes a través del juego cromático, los naïfs, que se apartaban de las preocupaciones sociales, y el neorrealismo, prolongación de Boedo.

Nuevas escuelas de arte

Tras la exclusión política de ciertos profesores de las escuelas de arte, en 1948 se abrió la Escuela de Muralistas de Tucumán, en el barrio obrero de Villa Quinteros. La política académica cambió. La escultura, el grabado, la ingeniería de materiales y el dibujo se enseñaron junto a esta práctica, que tuvo la ventaja de liberarse de los espacios de exposición restringidos para acercarse a la gente, siendo su vocación primaria la política.

En la provincia de Córdoba surgieron varios estilos, que iban del realismo al hiperrealismo, del expresionismo moderado a lenguajes más oníricos. En las Bienales de Córdoba se puede admirar a artistas locales como las escultoras Marcela Argañaraz y Clara Ferrer Serrano, el surrealista Pedro Pont Vergés y Antonio Seguí y José Aguilera.

Nacido en Argentina en 1899, Lucio Fontana comenzó su carrera como escultor, pasión que heredó de su padre. En 1940, de vuelta en Buenos Aires, creó una escuela pública con el pintor Jorge Larco: la Academia Altamira. Allí escribió en 1946 el Manifiesto Blanco, que sentaba las bases del futuro del arte a través de las nociones de tiempo y espacio. En 1949, Fontana pintó sus primeros monocromos, antes de perforar sus lienzos con agujeros e incisiones. Actualmente es el artista argentino más cotizado, tras la venta en Nueva York de Concetto spaziale. La fine di Dio, por 29,2 millones de dólares.

Abstracción, Madi, Op Art

Emilio Pettoruti suele ser considerado el precursor de la pintura abstracta en Argentina. Amante de la geometría y del arte renacentista, se marchó a estudiar a Europa. A su regreso, en 1924, causó sensación al exponer sus obras futuristas en el Witcomb Hall.

Nacido del arte abstracto, el movimiento Madi se formó en 1946 en Buenos Aires en torno a Carmelo Arden Quin, con el objetivo de reunir todas las tendencias del arte moderno. Único movimiento de alcance internacional, reunió al uruguayo Rhod Rothfuss, al alemán Martín Blaszko y al japonés Satoru Satō.

A partir de los años 50, el neosurrealismo argentino ofreció una vía de escape a las angustias generadas por las tensiones políticas y sociales. Inspirándose en el surrealismo, los artistas Osvaldo Borda, Jorge Tapia, Guillermo Roux y Roberto Aizenberg combinaron la vida onírica con la metafísica.

Al mismo tiempo, los miembros del grupo Espartaco veían en sus pinturas un medio de implicarse en las luchas sociales, a través de formas estéticas impregnadas de tradiciones latinoamericanas.

Estas corrientes divergentes allanaron el camino al arte óptico, liderado por Gyula Kosice, del grupo Madi, que contribuyó a asentar la reputación de Vasarely en América Latina. Los happenings de Marta Minujín, Rodolfo Azaro y León Ferrari encontraron su lugar en el Instituto Di Tella, donde se invitaba a los artistas a expresarse con total libertad, aboliendo las fronteras entre arte, trabajo y vida. Si bien el Instituto Di Tella ya no existe, la galería Ruth Benzacar es una institución en el mundo del arte contemporáneo desde hace unos cincuenta años. Situada en el barrio obrero de Villa Crespo, esta galería pionera sigue promoviendo a artistas argentinos emergentes.

Hoy en día

El arte latinoamericano del siglo XX se reúne en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Además de su rica colección, el museo presenta exposiciones de fotógrafos argentinos. Sara Facio, nacida en 1932, cubrió con su cámara la agitación de la época de Perón y ayudó a establecer el medio como una forma de arte en Argentina. Viajera empedernida, realizó sorprendentes retratos de sus contemporáneos, como Julio Cortázar y José Luis Borges. Sara Facio fue también la artífice de la apertura de la Fotogalería del Teatro Municipal General San Martín, el principal espacio expositivo dedicado a la fotografía en Argentina. Su contemporánea, Alicia D'Amico (1933-2001), dedicó su vida a la fotografía, centrándose en temas feministas y en el papel de la mujer en la fotografía. Fiel al blanco y negro, compuso imágenes equilibradas y precisas.

Nacido en 1966, el fotógrafo Eduardo Carrera ofrece una visión diferente de Argentina. De la dictadura que sufrió su país, prefiere captar los signos de la violencia fuera de cámara, en paisajes desolados, rostros desorientados y objetos abandonados.

Desde hace treinta años, las últimas novedades del panorama artístico se dan cita en la feria ArteBA, que se celebra cada mes de mayo en Buenos Aires. Sin embargo, Argentina se apoya en iniciativas privadas para formar a las nuevas generaciones y difundir su arte. Los artistas forman colectivos y los estudiantes reciben formación de mentores. Algunas figuras destacadas del mundo del arte organizan residencias internacionales destinadas a impulsar la escena emergente.