Un pequeño recordatorio del Islam histórico

El Islam, palabra que significa "rendirse a Dios", nació de la voluntad de su creador Mahoma, que procedía de la gran familia mecana (Arabia Saudí) de Hâshim, de la tribu Quraysh. Siendo huérfano, Mahoma fue adoptado sucesivamente por su abuelo y su tío. De joven se hizo pastor y más tarde fue contratado por Khadija, una rica mercader viuda que organizaba caravanas por el desierto. Más tarde se casó con ella y tuvieron cuatro hijas, entre ellas Fátima, que se convirtió en la esposa de Alí. Hacia los 40 años, Mahoma fue tocado por la gracia del arcángel Gabriel, que le dictó las palabras del Corán. Propugnaba la fe en un Dios único, Alá, y la renuncia a una vida egoísta y fácil. También sintió que debía advertir a los gobernantes de La Meca de esta revelación. Estos le consideraban un alborotador que pretendía pervertir el orden público adoctrinando a las clases más pobres. Mahoma se vio obligado a exiliarse y, en 622, se refugió con sus primeros seguidores (los primeros musulmanes) en Medina (todavía en Arabia Saudí). Esta migración, lahiyra o hégira, marcó el inicio del calendario musulmán. Se convirtió así en político y luego en jefe militar. Tratando de ganarse la confianza de los judíos de la ciudad, les garantizó la libertad de culto e introdujo algunos de sus ritos en el Islam. Judíos y musulmanes acudían por igual a Jerusalén para rezar. Pero la revelación gradual del Corán rompió con ellos y definió mejor los principios de la nueva religión. A partir de entonces, los fieles tuvieron que dirigirse a la santísima Kaaba de La Meca, templo cúbico dedicado a Ibrahim (Abraham), a quien el Profeta vinculó su religión, para darle un origen monoteísta y continuidad después del judaísmo y el cristianismo. Mahoma murió el 8 de junio de 632 en Medina, tras haber ejercido un considerable poder político en toda la península arábiga. Su fama se extendió por todo el mundo, especialmente tras su muerte. En la actualidad, hay más de 2.600 millones de musulmanes en el mundo (2024).

El Corán, base de la educación musulmana

Publicado en árabe en 634, dos años después de la muerte de Mahoma, elCorán es el único libro sagrado para los musulmanes. El Corán se limita a repetir las palabras de Dios, transmitidas a Mahoma por el arcángel Gabriel (Jibraîl). La lectura correcta y el conocimiento del Corán son la base de la educación musulmana tradicional (escuelas coránicas). Escrito en un alfabeto arcaico sobre hombreras de camello en vida del Profeta, su estructura ha evolucionado desde entonces. Sólo el contenido de los textos ha permanecido inalterado. La obra presenta numerosas dificultades de interpretación, que sólo pueden debatir los más grandes eruditos. El Corán consta de 114 suras, o capítulos, y se divide, a efectos prácticos de lectura, en 30 partes (juz'i). Cada sura se divide a su vez en versículos (aya), 6.211 en total.

El Islam impone a sus creyentes un código de buena conducta que comprende cinco reglas fundamentales: la profesión de fe, la oración, la limosna a los pobres, el ayuno del Ramadán y la peregrinación a la ciudad santa de La Meca.

El Islam en Yibuti

El país es mayoritariamente suní, shafií (religión mayoritaria en Egipto, Sudán y Somalia). Yibuti ha adoptado la semana musulmana. Los días de descanso son el jueves por la tarde y el viernes. Las fiestas del calendario musulmán (el nacimiento del profeta Mohamed, la Ascensión del Profeta, Eid al-Fitr, Eid al-Adha y el Año Nuevo musulmán) son días festivos. Cada ciudad, pueblo y grupo de casas tiene una o más mezquitas. Se caracterizan por su pequeño tamaño y sus minaretes más bien bajos. Pero en una ciudad tan llana como la capital, los minaretes son claramente visibles en el perfil urbano y sirven de puntos de referencia. Los almuédanos llaman a la oración cinco veces al día, marcando el ritmo de la jornada yibutiana. Aunque el Islam nunca ha estado tan extendido en Yibuti como hoy, la religión no es tan omnipresente visualmente como en otros países musulmanes. Por ejemplo, rara vez se ve gente rezando en la calle. La religión nunca ha sido aquí fuente de conflictos entre las distintas corrientes.

Dentro de los 57 miembros de la Organización de la Conferencia Islámica, Yibuti es uno de los Estados que aplica la ley islámica al estatuto personal (como en el Magreb, por ejemplo). Desde la creación de un Ministerio de Asuntos Musulmanes en 1999, el Estado tiene autoridad sobre todos los asuntos islámicos, incluidas las mezquitas, las escuelas confesionales privadas y las actividades religiosas. Controla la educación religiosa y la formación de los imanes, así como las actividades de las fundaciones benéficas, y coordina todas las organizaciones no gubernamentales musulmanas del país. El Presidente y los altos funcionarios, incluidos los magistrados, están obligados a prestar juramento religioso.
El Islam es la religión oficial. La sharia, ley islámica, no es ley oficial. La sharia no implica normas rígidas; se concilia con la modernidad. Para cuestiones como el matrimonio, el divorcio y la herencia, por ejemplo, el Código de Familia incluye elementos tanto del derecho civil como de la sharia. Los tribunales civiles se ocupan de las mismas cuestiones para los no musulmanes. No hay penas para quienes deciden no seguir los preceptos del Islam o practicar otras religiones. La gente no bebe alcohol, pero los extranjeros pueden hacerlo. Además, la sharia nunca ha suplantado del todo al xeer y la fima, las leyes consuetudinarias de las tribus nacidas de la vida nómada y sus exigencias. Las tradiciones ancestrales, las leyes consuetudinarias y la religión van de la mano. Por ello, el islam que se practica aquí se califica de moderado y tolerante.

Aunque el Islam está más presente que nunca en Yibuti, se superpone y se mezcla con las costumbres de los nómadas. Existe una fuerte creencia en los espíritus, tanto buenos como malos. Todos los males tienen un origen concreto y pueden conjurarse mediante sacrificios, signos y fórmulas mágicas.