El mejor crecimiento económico
Privado de recursos naturales, Yibuti apuesta por su excepcional situación geoestratégica. Según un informe del Banco Mundial, a pesar de un entorno internacional difícil debido a la crisis sanitaria en 2020, con tasas de crecimiento cercanas al mínimo, Yibuti experimentará un fuerte repunte del crecimiento en 2023 (7%). El país tiene la ventaja de estar situado en uno de los corredores marítimos más densos del mundo, que controla el acceso al Mar Rojo. Por ello, el país ha invertido en ambiciosos proyectos de infraestructuras portuarias. El nuevo puerto de aguas profundas de Doraleh es ahora uno de los más eficaces de la región. A pesar de la interrupción del transporte marítimo en el Mar Rojo, la actividad de transbordo en el puerto de Yibuti aumentó en marzo de 2024, con un incremento del 39% en el volumen de contenedores manipulados. El enlace ferroviario entre Yibuti y Addis Abeba, fuera de servicio desde 2010 y reabierto en enero de 2018, contribuye en gran medida a este crecimiento. Yibuti sueña con convertirse en un hub mundial para el transporte aéreo-marítimo de mercancías, un centro neurálgico para el transporte de mercancías en África. En enero de 2021, la firma de un acuerdo tripartito entre Ethiopian Airlines, Air Djibouti y el puerto de Yibuti apuntalará esta ambición. La entrada en servicio de la Zona Franca Internacional de Yibuti (2018), así como el puerto mineral de Goubet (2017) y el puerto de Tadjourah (2017), ampliados por el corredor vial que une Balho, puesto fronterizo con Etiopía, refuerzan el conjunto. Con cerca del 30% de los buques mercantes del mundo pasando por las aguas de Yibuti, el país no tiene problemas para atraer a inversores extranjeros en los sectores del transporte y la logística.
Un quinto mandato
en palabras de Ismaïl Omar Guelleh, presidente de la República de Yibuti desde 1999, "la paz interna y la buena gobernanza" son los requisitos previos para la acción política. Reelegido en 2016 con el 86,68% de los votos en la primera vuelta, Ismaïl Omar Guelleh no ha cejado en su empeño. Su balance económico y diplomático parece satisfactorio, pero aún queda mucho por hacer en el frente social (sobre todo en materia de vivienda y empleo, con una tasa de paro que sigue sin bajar del 50% y del 70% entre los menores de 30 años). En el seno de la oposición se multiplican los llamamientos al boicot, y los atentados perpetrados por el grupo armado FRUD en varios lugares de Tadjourah, en el noreste del país, en enero de 2021, no han hecho más que caldear los ánimos. No se presentará ningún candidato de la oposición. Ismail Omar Guelleh fue reelegido en abril de 2021 con el 98,58% de los votos.
Una región inestable
Somalia, Sudán, Yemen, Etiopía, Eritrea... Yibuti se encuentra en el centro de un arco de crisis que se extiende desde el Sahel hasta Oriente Próximo. El país juega la carta de la estabilidad, en un peligroso juego diplomático con sus vecinos directos. En el conflicto que asola Yemen desde 2015, Yibuti ha prestado su apoyo político a la coalición liderada por Arabia Saudí. El país acoge a más de 70.000 refugiados y solicitantes de asilo procedentes del Cuerno de África (ACNUR 2023), entre ellos miles de etíopes que atraviesan Yibuti cada año a pie en un intento de llegar a Arabia Saudí a través de un Yemen devastado por la guerra. El estrecho de Bab el-Mandeb, que separa Yibuti de Yemen, es transitado por migrantes y refugiados en ambas direcciones. Los lazos de Yibuti con Etiopía se basan en intereses económicos y de desarrollo mutuos, pero la paz entre Etiopía y Eritrea podría suponer una amenaza para la prosperidad económica de Yibuti y el uso de sus infraestructuras portuarias. En este contexto, Yibuti también intenta desde hace años normalizar sus relaciones con Eritrea. Pero la región volvió a desestabilizarse en 2024, con el anuncio del acuerdo marítimo entre Etiopía y la autoproclamada república de Somalilandia el1 de enero de 2024. La batalla de Addis Abeba por obtener un acceso directo al Mar Rojo causó considerables turbulencias. Al no ser reconocida Somalilandia como Estado independiente por la comunidad internacional, Somalia vio pisoteada su soberanía. Se produjo una peligrosa escalada militar entre Etiopía y Somalia. Comenzó una guerra fría.
En el centro, Yibuti, un pequeño país de gran valor estratégico, es como el ojo del huracán, una tierra de paz y mediación en el corazón de una región atormentada.
El desafío eléctrico
La puesta en servicio de la línea de interconexión eléctrica con Etiopía en mayo de 2011 -¡la idea del proyecto nació en 1985! - ha cambiado radicalmente la situación, reduciendo considerablemente la factura. Pero Etiopía, que obtiene el 95% de su electricidad de presas hidroeléctricas, atraviesa también una crisis energética que repercute en el suministro eléctrico de sus vecinos. Las graves sequías que afectan a los niveles de agua han provocado déficits de producción y fases de racionamiento, llevando incluso a Etiopía a suspender las exportaciones. Dada la creciente demanda interna de Yibuti, el país desea asegurarse una fuente de producción nacional. La energía geotérmica y eólica podrían verse favorecidas, ya que una de las ambiciones de Yibuti es funcionar con energía "100% verde". Como mínimo, sería una buena forma de compensar el déficit energético. Yibuti tiene previsto inaugurar su primer parque eólico en 2023 (387 hectáreas, el equivalente a 700 campos de fútbol), en la región de Ghoubet. Sin embargo, en lo que respecta a la producción de energía geotérmica, todo está por hacer. El proyecto de construcción de una central solar fotovoltaica de 30 MW en el desierto de Grand Bara, apoyado inicialmente por el grupo francés Engie y después por la empresa emiratí Amea Power a partir de 2023, debería contribuir a aumentar la independencia energética del país.
El agua, una prioridad nacional
Yibuti posee algunos de los recursos hídricos más bajos del mundo, la mayoría de los cuales proceden de acuíferos volcánicos. La creciente demanda de agua ha provocado una explotación intensiva de estos recursos subterráneos, que están sobreexplotados y ahora amenazados por la intrusión salina. Su nivel y calidad han disminuido en general. Las repetidas sequías, el crecimiento demográfico y el desarrollo de infraestructuras que consumen mucha agua han agravado la situación. El Ministerio de Hidráulica y la Office National de l'Eau et de l'Assainissement de Djibouti (ONEAD) han hecho del desarrollo del sector del agua una prioridad nacional. Se han puesto en marcha varios proyectos de gran envergadura, como la construcción de una tubería de agua potable entre Etiopía y Yibuti y la construcción de una planta desalinizadora en Doraleh, que debería llegar a cubrir el 60% de las necesidades de la capital yibutiense. Sin embargo, el acceso al saneamiento sigue siendo inferior al 30% fuera de la capital y, a pesar de los esfuerzos realizados para proteger a su población de la sed, el agua sigue siendo un problema clave para Yibuti. El país figura ya en la lista de los veinte países más afectados por la escasez de agua en un mundo donde los recursos hídricos son cada vez más escasos. En este contexto, la Unión Europea y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) han comprometido 40 millones de euros, junto con el Ministerio de Economía y Finanzas de Yibuti, encargado de Industria, para mejorar el acceso al agua y el saneamiento en Yibuti. Este acuerdo forma parte de la iniciativa del Equipo Europa "Un Yibuti limpio y próspero para 2027".