Parques nacionales y conservación de la biodiversidad

Los parques nacionales de Benín (cerrados por motivos de seguridad en 2024) forman parte de la mayor zona protegida de África Occidental, el complejo W-Arly - Pendjari (WAP), clasificado como Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2018. Incluye la mayor parte de los bosques del país, reliquias de antiguos bosques y tesoros de biodiversidad. El Parque Nacional de W, que debe su nombre a una de las formas que adopta el serpenteante Níger en su territorio, es un área protegida transfronteriza compartida con Níger y Burkina Faso. Es famoso por su megafauna (leones, elefantes, leopardos, búfalos). Sin embargo, no es inmune a la presión humana, y la caza furtiva sigue estando muy extendida. En las afueras del parque también se producen conflictos entre humanos y elefantes, en diversos grados. Existen programas para gestionar estos conflictos, en los que pueden participar los ecovoluntarios(www.ecobenin.org). El Parque Nacional de Pendjari también alberga una rica biodiversidad de flora y fauna. Los ecosistemas de sabana albergan guepardos, el símbolo del parque. También se están desarrollando proyectos de ecoturismo en estas zonas, con el objetivo de conciliar la protección del medio ambiente con el número de visitantes.

El jardín botánico de la Universidad de Abomey-Calavi alberga una gran colección de plantas medicinales, base de la medicina tradicional. También contribuye al desarrollo de la investigación y la sensibilización medioambiental.

También se están llevando a cabo proyectos con múltiples socios en toda la región. Un ejemplo es el proyecto BIODEV2030, lanzado en verano de 2021. Elaborado a raíz de un estudio de evaluación del estado de la biodiversidad, este programa de acción a escala nacional reúne a agentes de los sectores público y privado, universitarios, representantes de la sociedad civil y socios técnicos y financieros. El objetivo es desplegar acciones en sectores de gran impacto identificados durante la fase de estudio (agricultura, pesca, silvicultura, urbanización). Este programa también se está probando en otros 15 países. Para más información, visite www.biodev2030.org

Frente a la deforestación

La deforestación es un grave problema en Benín. Los bosques proporcionan energía, alimentos y recursos medicinales. También son fuente de ingresos y empleo, gracias a la exportación de maderas preciosas (teca, melina), manteca de karité y otros productos de los ecosistemas forestales. El país cuenta también con 3.000 bosques sagrados, que tienen una dimensión religiosa para ciertas comunidades y están protegidos por la ley.

La tasa de deforestación del país sigue siendo alta, del 2,2%. Se calcula que entre 2005 y 2015 la selva ha perdido el 20% de su superficie. La deforestación está vinculada principalmente a la agricultura (tala y quema), a la explotación de recursos (madera, madera energética, madera para cocinar), pero también a la tala ilegal, en un contexto de crecimiento demográfico.

Los manglares no son inmunes a la deforestación. Estos notables humedales han sufrido un preocupante declive. Se calcula que han perdido el 30% de su superficie en veinte años. La destrucción de estos entornos, que actúan como reservorios de biodiversidad, sumideros de carbono y protección contra la erosión costera, se debe principalmente a actividades costeras como la pesca y el cultivo de sal. Las fábricas de sal al aire libre requieren un abundante suministro de leña.

Ante esta situación, se están tomando medidas concretas. El país ha modificado su código forestal y su sistema fiscal en este ámbito. En 2016 se prohibió la tala de manglares y cocoteros, pero la alarmante deforestación continúa. Asociaciones e instituciones, en colaboración con la universidad, están poniendo en marcha proyectos de restauración de manglares. Se han puesto en marcha programas de plantación sostenible (teca). Una empresa de nueva creación, "Eco-Sika charcoal", produce carbón vegetal a partir de residuos vegetales, lo que tiene la virtud tanto de crear puestos de trabajo como de evitar la tala. Otra de las muchas iniciativas puestas en marcha en el país es un grupo de mujeres que procesan mandioca, utilizando un biodigestor en lugar de una estufa de leña para preservar el recurso y la salud de las mujeres.

Cuestiones relacionadas con la urbanización

El cambio de uso del suelo, y más concretamente la urbanización, llevada a cabo a menudo de forma incontrolada, está minando la biodiversidad. La presión antropogénica es especialmente fuerte en el litoral del país, donde se concentra la mayor parte de la población. La urbanización conduce a la fragmentación y degradación de los entornos naturales (incluidos los manglares), sobre todo allí donde la gestión de las aguas residuales y los residuos es inadecuada o inexistente. Para contrarrestarlo, se han establecido normativas (código del suelo y ordenanzas municipales) para proteger determinadas zonas costeras. Por ejemplo, una ordenanza municipal prohíbe determinadas actividades y ocupaciones humanas en torno al lago Nokoué, aunque en la práctica rara vez se respeta.

Prevención de la contaminación

El país ha puesto en marcha medidas concretas para reducir la contaminación, cuyas consecuencias no son sólo medioambientales, sino también sanitarias. Para luchar contra la contaminación atmosférica en Cotonú, el ministerio responsable del medio ambiente ha tomado toda una serie de medidas, entre ellas una operación "quien contamina paga", el despliegue de transportes públicos, la formación de conductores y mecánicos y la vigilancia de la calidad del aire, todas las cuales habrían tenido efectos beneficiosos (reducción de ciertos contaminantes). En cuanto a la gestión de residuos, también se están produciendo cambios. La falta de un sistema de gestión de residuos ha dado lugar a vertederos abiertos que se queman regularmente. En 2019 se ha puesto en marcha un proyecto para implantar un sistema de gestión de residuos sólidos (recogida previa, recogida y vertido) combinado con operaciones de limpieza viaria. El objetivo es recoger el 90% de los residuos en 5 ciudades del Gran Nokoué (Cotonú, Porto-Novo, Ouidah, Abomey-Calavi y Sèmè-Kpodji).