Qué ver y hacer Ouest

Sitio salvaje por excelencia (¡fuera de temporada!), Capo Pecora es una de las joyas de la Costa Verde, de la que representa el extremo sur. Su promontorio de granito destaca en una costa dominada por la piedra caliza: el rosa del granito contrasta con el turquesa del agua y el verde del maquis mediterráneo. Empinados acantilados azotados por el viento marcan los límites y enmarcan pequeñas playas de guijarros pulidos por el constante trabajo del mar. En las calas, las rocas han adquirido aspectos particulares: una de ellas se llama "playa de huevos de dinosaurio"

La playa de Piscinas podría ser un rincón de África venturado por el mistral en la Costa Verde de Cerdeña. Las dunas de arena en la playa alcanzan más de 50 m de altura y están rodeadas de una vegetación exuberante. Hasta los años 1950, la playa era el lugar de carga de la minería de Montevecchio (Cagliari). Cerca del encantador hotel Le Dune, construido en el antiguo depósito minero, hoy monumento nacional, se pueden ver todavía vías con carros oxidados. La playa está a unos 25 km de Arbus. Muy extensa, nunca está demasiado poblada, incluso en agosto.

Según la leyenda, Nora es la ciudad más antigua de Cerdeña y fue fundada por el héroe fenicio Norax, hijo de Hermes y la ninfa Erithya. Es más probable que esta ciudad fuera fundada alrededor del año 700 a.C. por mercaderes fenicios que cruzaban el Mediterráneo para comerciar. Eligieron la península del cabo de Pula y su promontorio rocoso para echar los cimientos de su ciudad. Fue en Nora donde se descubrió la famosa estela, de principios del siglo VIII a.C., que se considera el documento escrito más antiguo de la historia occidental. También en esta estela aparece la palabra Shrdn, de la que se dice que deriva el nombre actual de Cerdeña. Aparte de esta estela, sólo quedan pocos vestigios de la ocupación fenicia. La ciudad portuaria fue tomada por los cartagineses a principios del siglo VI a.C. Bajo su ocupación, la ciudad prosperó y creció. Pasó de 300 habitantes a 3.000. Las construcciones se realizan entonces con piedras secas.

Los romanos se apoderaron de la isla en el 238 a.C. y continuaron desarrollando Nora. Construyeron un anfiteatro y un foro que todavía se pueden ver hoy en día y, alrededor del año 150 d.C., un balneario y un mercado(macellum). También construyeron una red de carreteras y un eficaz sistema de alcantarillado. Algunas de estas estructuras aún conservan la decoración de mosaicos, uno de los rasgos distintivos de la antigua ciudad de Nora. Se cree que hacia finales del siglo II d.C. se abrió una escuela de mosaicos en Nora, lo que explicaría el florecimiento de este arte en la ciudad romana en los siglos III y IV. Su principal característica es el uso casi constante de los colores blanco, ocre y negro, cuyas bellas armonías se encuentran, por ejemplo, en los pavimentos del frigidarium de los baños centrales. Los romanos mejoraron las construcciones, utilizaron ladrillos, cortaron las piedras y las sellaron con mortero. No podemos dejar de recomendar que se opte por una visita guiada al yacimiento arqueológico para sacarle todo el partido. Algunas áreas del sitio sólo revelan su interés con las luces de una persona culta.

En verano, el anfiteatro romano de Nora acoge el festival de la Noche de los Poetas (en italiano). Desde la zona arqueológica de Pula se puede admirar la cercana Torre del Coltellazzo. La torre española, encaramada en un promontorio de roca volcánica que domina la playa de Nora, fue construida entre 1580 y 1610 para defender la costa de los invasores árabes.