Enclavado en el valle de Fecht, Munster es famoso por su queso del mismo nombre. Se dice que el queso fue fabricado por monjes irlandeses que fundaron aquí una abadía hacia el año 660, dedicada a San Gregorio. Su valle, o "Val Saint-Grégoire", está formado por 16 municipios. Munster es el centro administrativo del cantón. En 1308, la ciudad se rodeó de murallas para proteger a sus habitantes. En el siglo XIX, la ciudad emprendió un amplio programa de modernización, con la industrialización, la ampliación de la red ferroviaria y el aumento del número de enlaces de transporte. Durante la Primera Guerra Mundial, Munster quedó casi completamente destruida antes de ser reconstruida en 1918. Desde entonces, Munster se ha convertido en un destino turístico imprescindible, reforzado por la presencia de un balneario. La ciudad debe mucho a André Hartmann, que fundó en el siglo XVIII una de las primeras fábricas textiles de la región. En la plaza del Mercado, corazón histórico de la ciudad, se encuentra el ayuntamiento, cuya fachada data de 1550. En la puerta figura el escudo de la época: un águila bicéfala, símbolo de la pertenencia de Munster al Sacro Imperio Romano Germánico. Frente al ayuntamiento, parte del antiguo palacio abacial de 1789, algunas arcadas y ruinas de la abadía dan testimonio del rico pasado de la ciudad. La Oficina de Turismo de Munster está justo al lado. En la otra orilla del Fecht, encontrará el recinto de las cigüeñas. Criadas in situ y en una pajarera durante tres años, las cigüeñas pierden su instinto migratorio, por lo que, tanto en verano como en invierno, se puede ver a estas majestuosas zancudas sobrevolando el centro de la ciudad. Prefieren anidar en los tejados de la antigua abadía. La Fuente de los Leones también es testigo de la historia: se construyó en 1576 para celebrar el Tratado de Kientzheim, que autorizaba la libre elección de religión. Cuenta la leyenda que, cada vez que la ciudad tenía una disputa con el abad, los habitantes giraban el león de tal manera que le enseñaba el trasero, ¡lo que provocaba la ira del abad! La imponente iglesia protestante de Munster también merece una visita. Construida entre 1867 y 1873 en arenisca rosa de los Vosgos en estilo neorrománico, alberga un baptisterio del escultor suizo Henri Vallette y un órgano mecánico de la fábrica Muhleisen de Estrasburgo. Para los golosos, la ciudad también cuenta con numerosos restaurantes bonitos y deliciosos para todos los gustos.

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Cigogne nichant sur les toits de Munster Irène ALASTRUEY - Author's Image

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