Qué ver y hacer Kokand

La construcción del palacio de Khudaiar Khan, el último kan de Kokand, duró once años, de 1863 a 1873. Movilizó a no menos de 16 000 trabajadores y 80 artesanos de Rishtan, Samarcanda y otras ciudades del país. Cinco años después, los rusos destruyeron la mayor parte. El edificio tenía un gran recinto con doce puertas que llevaban el nombre de las ciudades a las que conducían.
Hoy en día, se accede al palacio por una carretera asfaltada que conduce a un portal monumental flanqueado por dos finas torres. La larga fachada del edificio está totalmente decorada con ladrillos vidriados, que deben mucho a los restauradores. La mayólica del ala izquierda fue hecha por artesanos de Namangán y Andiyán, los de la derecha, por artesanos de Kokand.
Todos los patios interiores han sido renovados después de 2010, y en su interior hay un pequeño e interesante museo sobre la historia de la región.
Originariamente, el palacio tenía siete patios y 114 habitaciones, que es el número de suras que tiene el Corán. Actualmente solo hay cuatro patios y 19 salas, la mayoría de las cuales han sido transformadas en salas de exposición.
La visita suele comenzar en el ala izquierda del palacio, donde se encontraba el antiguo salón de recepciones del kan. Está decorado desde el suelo hasta el techo en el estilo tradicional uzbeko. Una maqueta del palacio muestra el harén (el kan tenía 43 mujeres), que fue destruido durante la toma soviética de la ciudad. Admire la calidad de la decoración. En la parte superior derecha verá una zona más oscura: estos son los colores originales, no renovados. Los invitados accedían a la sala de recepción a través de una pequeña habitación situada al norte, donde se encontraba la secretaria del kan. El conjunto domina un suntuoso patio interior bordeado por un magnífico iwán del siglo XV que proviene de una mezquita construida por Tamerlán en Chakhimardan. En el lado este, las columnas de madera que sostienen el iwán son nuevas. Las columnas originales están expuestas bajo el iwán sur, que a su vez está sostenido por columnas de madera originales.
Se dice que el kan apreciaba que las cabezas de sus enemigos le fueran traídas y apiladas al pie de uno de los pilares de este iwán. De estas costumbres guerreras solo quedan dos cañones: el primero, corto y artísticamente retorcido, es una producción local del siglo XVIII; el segundo, largo y fino, procede de China y fue tomado al enemigo durante la guerra de 1840 contra el kanato de Kashgar.
En la esquina suroeste del patio, una pequeña sala de recepción albergaba las entrevistas secretas de Khudaiar Khan. Está decorada con 114 motivos diferentes, tantos como habitaciones tenía el palacio original.
Las otras alas del palacio, en particular aquellas en las que se recibía a los diplomáticos y dignatarios europeos, se han transformado en un museo. Se exhiben varios descubrimientos arqueológicos del valle, así como interesantes fotografías de la construcción del canal de Ferganá y de las excavaciones de las 47 tumbas en el pueblo de Pap. Otras áreas están dedicadas al armamento de la época timúrida, pero también se exhiben algunos rifles y dos escudos inusuales, francés e italiano, del siglo XV, que fueron donados al museo con motivo de una exposición en 1924.
Un segundo y tercer patio interior dan acceso a la antigua mezquita y a otras salas con techos decorados en estilo tradicional. Todas han sido habilitadas como salas de exposición. En la última habitación podrá echar un vistazo al diario personal de Khudaiar Khan.

El antiguo cementerio de Kokand es un lugar mágico, especialmente para perderse en él hacia el final del día. El ruido de los martillos es entonces lo único que perturba la calma absoluta que reina aquí. Las tumbas, la mayoría de ellas simples monumentos encalados, parecen estar dispuestas al azar. Se puede caminar tranquilamente por aquí, pasando de vez en cuando bajo un árbol. Las tumbas de color pastel, a veces azul claro o rosa, indican una muerte prematura. En este cementerio se encuentran los magníficos mausoleos que se enumeran a continuación.

En el cementerio, el mausoleo Modari Khan, construido en 1825, alberga los restos de la madre de Omar Khan. El monumento está coronado por una cúpula azul y su pórtico es una imitación en miniatura del de la mezquita Bibi Khanum de Samarcanda. Son sobre todo las mujeres quienes peregrinan a esta tumba y, como en otros lugares, dan tres vueltas alrededor de ella para obtener salud, felicidad y fertilidad.

El mausoleo Dakhma-i-Chakhan (o tumba de los reyes) es más imponente y colorido que los otros monumentos funerarios del cementerio. Construido en la década de 1820, alberga las tumbas de Omar Khan, sus hijos y su hermano. Restaurado en 1970, combina estilos que ilustran el talento de los tres kanatos de Uzbekistán: la carpintería de Jiva, las pinturas de Ferganá y los ornamentos de Bujará. Un viejo árbol a la entrada, plantado en la época de su construcción, ofrece un poco de sombra a los peregrinos que pasan para presentar sus respetos.

La mezquita de los viernes de Kokand, uno de los monumentos más bellos de la ciudad, y del valle, está abierta a los visitantes. Fue construida por Omar Khan entre 1809 y 1812. Su aspecto es monumental, al estilo de las mezquitas de iwán. 99 pilares de madera, un verdadero bosque, sostienen un techo de carpintería pintado con motivos tradicionales. Se dice que cien elefantes que salieron de la India trajeron esta madera preciosa de los pilares, pero un elefante murió en el camino, y por ello solo hay 99 pilares para sostener la cubierta. La longitud total del iwán es de cien metros. En el centro del patio se encuentra el alminar, que se eleva a 22 metros. Hasta 2001, la mezquita de los viernes estaba prohibida a los no musulmanes. Después de los atentados del 11 de septiembre, tres estudiantes sospechosos de alimentar y difundir tesis wahabíes fueron arrestados y luego encarcelados, y la mezquita cerró. El mulá y sus seguidores rezan ahora los viernes en la madrasa de Narbutabay, mientras que la mezquita Jami es actualmente un pequeño museo dedicado a la artesanía del valle.

Detrás de la tumba de los reyes, esta lápida funeraria blanca recuerda a Nadira, la esposa de Omar Khan. Esta es una oportunidad para descubrir a esta poetisa que vivió de 1792 a 1842 (fue asesinada por el emir de Bujará cuando se apoderó de la ciudad). Cuando, en 1822, el soberano, su marido, murió, ella gobernó el kanato de Kokand. Es conocida por sus poemas escritos en uzbeko y persa, y son muchas las mujeres que la visitan.

En la más pura tradición soviética, esta casa, donde nació y creció el poeta Khamza, fue transformada en un museo en 1959. Casa tradicional de la antigua Kokand, ofrece una oportunidad para descubrir los callejones del casco antiguo y el hábitat de principios del siglo XX. El patio alberga una morera centenaria, mientras que las salas de estar están divididas en un espacio para hombres y otro para mujeres. Descubrirá la casa que vio nacer al poeta más emblemático del realismo social uzbeko. Partidario de los bolcheviques, a los que apoyó desde el principio, fue convertido en héroe nacional por el poder soviético. Sin embargo, muchos todavía lo consideran un traidor a la nación uzbeka y al islam. Fue apedreado hasta la muerte por hombres religiosos durante su visita a Chakhimardan, una trágica muerte que ocurrió en 1929, el año de su 40 aniversario. Y el mismo año que Nourkhon Youlacheva, otra bailarina que se quitó el velo y también murió lapidada. La ciudad de Chakhimardan, un pequeño enclave uzbeko en territorio kirguís, alberga una de las pocas estatuas del país dedicadas a la memoria del poeta, erigida en el lugar donde fue ejecutado por la turba.

Al salir del cementerio, tome la calle que entra en la ciudad, al otro lado de la carretera. Dé la vuelta a la primera manzana girando dos veces a la derecha: verá la madrasa a la izquierda, después de la segunda esquina. Esta madrasa, de 1833, fue parcialmente restaurada en 1992. A la izquierda de la entrada, un magnífico iwán decorado con madera y pinturas tradicionales merece por sí solo la visita. Desgraciadamente, el resto del edificio está muy deteriorado y carece de interés hasta que sea restaurado en su totalidad.

De nuevo hacia el norte, la calle Akbar Islam lleva hasta la calle Nabiev y la madrasa Narbutabay. Esta madrasa, que data de 1799, fue una de las pocas, junto con la madrasa Mir-i-Arab de Bujará, que acogió a estudiantes durante el periodo soviético. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como refugio para niños y ancianos de toda la URSS. Actualmente está cerrado por falta de recursos y por decisión del presidente. El Gobierno le ha negado la licencia necesaria durante varios años. Está abierta a los visitantes uzbekos y extranjeros que lo soliciten. Podrá hacerse una idea de la vida que reinaba aquí: la planta baja se utilizaba para estudiar y preparar las comidas, mientras que el piso superior se reservaba para el descanso. La madrasa vuelve a la vida durante las fiestas del Ramadán: los habitantes de Kokand vienen a romper el ayuno todas las noches a su patio.