Guía de viaje Parque Nacional Volcán Turrialba

Vecino y hermano gemelo del Irazú, el volcán Turrialba (3.328 m) está activo desde 2014 y su actividad ha aumentado desde 2015. Es uno de los volcanes más vigilados de América Central. Una erupción volcánica sumió al país en el caos en mayo de 2015. El 22 de septiembre de 2016, el volcán registró su erupción más potente de los últimos 20 años. Los científicos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico del país observaron una fuerte emisión de ceniza, que se elevó hasta una altura de casi 50 kilómetros, formando una gigantesca nube que fue retransmitida por televisión a todo el mundo. Rocas de hasta 4 kilogramos de peso salieron despedidas del cráter en un radio de un kilómetro. La población del suroeste del país tembló, de modo que el aeropuerto se cerró varias veces por falta de visibilidad. Las cenizas llegaron a San José, a unos 60 km de distancia. Turistas y residentes fueron evacuados del lugar y sólo unos pocos incondicionales siguen viviendo cerca. Los tres cráteres del volcán Turrialba, rodeados por un parque con pocos visitantes, parecían sumidos en un profundo letargo desde su última erupción en 1884. De ellas emanaban constantemente fumarolas y aire caliente cargado de azufre. En 2017, 2018 y 2019, el volcán volvió a mostrar actividad eruptiva. El parque permaneció cerrado, por supuesto, y se prohibieron los paseos por sus laderas. Desde diciembre de 2020, y en el momento de escribir esta guía, ¡las autoridades costarricenses han reabierto el parque al público! Acompañado por un guía, tendrá que recorrer unos 5 km para llegar a su cima. Destacan tres cráteres principales. La primera es la más antigua y la segunda está cubierta en el fondo por una capa blanquecina y ligeramente azulada de sedimentos y sal. Emite aire caliente. El tercero, el cráter principal, emite una gran cantidad de fumarolas que pueden verse desde los senderos. Si el tiempo está despejado, desde la cima se puede disfrutar de una vista espectacular de la costa caribeña y el océano Pacífico. A menudo olvidado en los itinerarios de viaje, el volcán es, sin embargo, un paraíso para los aventureros Por último, no dude en subir a los flancos opuestos de los volcanes, al otro lado del pueblo de Turrialba, para observar este mastodonte en su luz más bella.